25 JUIN 2019 - 00:00h Por las crestas de Lizarraga, grandes espacios en la sierra de Andia Crestas de Lizarraga. NAIZ Andia, o Andiamendi, significa macizo grande (Handia). Este escenario natural de inmensas proporciones forma parte del Parque Natural de Urbasa-Andia. En el extremo oriental se desarrolla la conocida sierra de Andia, formada por un cordal en forma de U, que lo diseña el valle de Ergoiena. A su izquierda, al N se ubica la imponente sierra de San Donato, con su cima Beriain de 1.463 m, y al sur, cerrando la otra vertiente, se desarrollan las crestas de Lizarraga, que toman el nombre del puerto. Situado ya el lector, confieso que, a pesar de haber caminado en múltiples ocasiones por sus sendas, cordales y crestas, la zona que paso a describir no la dominaba del todo por lo que he completado una gran excursión. Una circular relativamente sencilla, fácil de orientación, con poco desnivel en terreno despejado, que ofrece dilatadas e incomparables vistas, de disfrute y contemplación, un encanto en la orografía navarra, donde destacan y dominan los rasos pastoriles. Una travesía de ésas que quedan en el recuerdo como una jornada inolvidable. Un cómodo diente de sierra Se trata de caminar sobre el perfil del sector sur, progresando por las afiladas crestas de Lizarraga, sobre terreno kárstico, pero fácil de andar por los pasillos herbosos existentes. Todo el itinerario (muy atractivo, además, para coleccionistas de montes) es un cómodo diente de sierra, pisando cimas catalogadas y otras cotas anónimas, hasta cuando se alcanza la cercanía de «la vueltona», cuando el cordal cimero inicia su aproximación a San Donato, dirigir los pasos hasta la redondeada cima de Peña Blanca, final de la primera parte. El regreso es magnífico, una caminata de grandes espacios, dominando los horizontes, siguiendo la cuerda sur, pisando cimas para terminar nuevamente en el puerto de Lizarraga (tunelgaña). No es una propuesta muy habitual, porque normalmente para las aproximaciones a los grandes, se utiliza una rápida pero fea pista (senda del pastoreo), que discurre entre el recorrido que vamos a sugerir, siempre por encima de los mil metros, y que en esta ocasion el montañero va a evitar. Una vez en las ventas del puerto de Lizarraga, la ruta se inicia a la izda, donde parte una pista que va a una cercana y gran cantera que el caminante dejará a la izda. Una vez superado el primer repecho, el montañero se acercará hasta la cresta norte para llegar a una primera cota cimera (Tunelgaña) y, a partir de aquí, dominando San Donato, progresará en un continuo sube y baja hacia el este. Hacia la cima de Aitzorrotz Enseguida queda a la dcha la Balsa de Saratsa, que da nombre a la 2ª cima con buzón, Saratsa o Usabide, que se pisa a continuación. La siguiente cita es la cima de Aitzorrotz, para tras un ligero descenso crestear paralelo a la alambrada para alcanzar la montaña más espectacular, el alargado Eskalaborro con su majestuosa proa rocosa y una cueva horadada al valle. El mal andar por el terreno calizo que domina marca la tendencia de la progresión, para continuar salvando los diferentes espolones, hasta llegar a la última atalaya catalogada, Pagomotxeta. Peña Blanca (buzón), alargada, herbosa e inconfundible en el horizonte está ya cerca y sin camino definido, el deportista alcanzará su parte mas alta. Ahora el montañero iniciará el regreso. Cambiará de dirección hacia el S, en busca del inicio del cordal mediodía de este sector, hacia el claro collado de Elorria, con balsa y valla de ganado. Continuando a la dcha sobre los rasos cimeros se alcanza la modesta cumbre de ese nombre con mojón de piedra. El paisaje asombra y tendrá continuidad hasta el final de la excursión en un recorrido incomparable de alto valor paisajístico, dominando todos los horizontes. Si por un lado el montañón de San Donato y su espolón vertical dominan el panorama, por el otro es la sierra de Urbasa la que marca la atención del caminante. El diseño es de recibo. Ahora sobre la alargada loma caliza, pero con un excepcional y sabio pasillo herboso, el montañero podrá avanzar cómodamente camino del lejano puerto de Lizarraga, salvando las diferentes cotas cimeras. A su dcha se dibujan los rasos de Lizarraga con sus diferentes colinas y a la izda tras la depresión de los altos de Goñi, nacen las primeras estribaciones del macizo de Urbasa. Con una desbordante alegría los senderistas caminarán, sin sendero definido, salvando las diferentes cotas cimeras, marcadas por voluminosos «hitos de piedra» hasta llegar a la más alta, en la parte final. Es el catalogado Dorrokateka, última cima del día, sobre la cercana Balsa Saratsa. No queda más que llegar a ella en las cercanías del puerto o bien continuar un poco más por la herbosa cresta para salir directamente a Lizarraga, final de un encuentro tremendamente mágico e inolvidable con la montaña vasca.