08 DéC. 2020 - 16:07h La CAV ocultó la presión real de los hospitales en el pico de la segunda onda El informe epidemiológico de este martes de Osakidetza corrige los ingresos hospitalarios durante la segunda onda. La presión hospitalaria ha sido más de un 20% superior a la reconocida, al menos, desde hace más de dos semanas, porque no informaban de los positivos por test de antígenos. Reunión del LABI del 30 de noviembre. (IREKIA) Aritz Intxusta Después de la revelación del informe sobre la evolución diaria de casos en la CAV no se puede saber a ciencia cierta cuál fue el pico de la epidemia en cuanto a presión hospitalaria se refiere. Una nota al pie dentro del parte diario explica que se han corregido los datos de las dos últimas semanas para incluir también a las personas hospitalizadas en planta a los que se diagnosticó mediante un test de antígenos y no con una prueba PCR. La diferencia máxima entre los datos reales de enfermos en planta y los que se ofrecían en el parte oficial llegó a ser de 127 casos. Ocurrió el día 25 de noviembre, cuando se notificó que había 403 camas en planta ocupadas por enfermos covid y la cifra real era de 530. Ese día únicamente se informó del 76% de la presión hospitalaria que soportaba la CAV. Dicho de otra forma, uno de cada cuatro enfermos en planta no aparecían en el informe. Desde ese día, en consonancia con la caída de las curvas de incidencia, el número de personas enfermas no reconocidas ha ido reduciéndose. El último día del que se tienen números (debido a que la CAV no ofreció datos el fin de semana) es el 3 de diciembre, cuando la cifra oficial era de 335 y la real, 390. Por tanto, se dejó de informar como mínimo del 20% de los ingresos en planta de forma continuada. Además, la corrección de este boletín se queda corta, pues no aclara desde cuándo las cifras oficiales empezaron a distanciarse de lo que de verdad estaban sucediendo en los hospitales. Los informes diarios siempre recogen los datos de los 14 últimos días, pues este es el periodo que entra a computar para medir la incidencia. Por tanto, el boletín solo estaba obligado a corregir desde el día 24 de noviembre y aclarar que ese día no había 412 enfermos en planta, sino 532. (Extracto de la corrección aparecida en el informe de este martes). Sin embargo, si se acude a boletines anteriores se comprueba con facilidad que el desfase viene de más atrás. El día 23 de noviembre, la cifra ofrecida fue de 417 muy similar a la primera que tuvo que corregirse (412) y, desde luego, muy alejada de esas 532 camas ocupadas en planta que e reconocen al día siguiente. No puede dejarse de lado tampoco que la corrección al alza de los casos se produce cuando la presión hospitalaria estaba cayendo. El pico de presión hospitalaria reconocido hasta el momento en esta segunda onda tuvo lugar nueve días antes, el 15 de noviembre, cuando el total de ingresos en UCI y planta ascendió a 661. (Extracto del informe previo, que recoge la similtud de las cifras de los días 23 y 24). Con las cifras corregidas este martes, el pico de presión hospitalaria habría que trasladarlo al mismo 24 de noviembre, cuando la suma de UCI y planta alcanza los 674. Sin embargo, dado que la corrección ha sido la mínima imprescindible y no llega hasta el pico de la tensión hospitalaria, con toda probabilidad, la cifra del 15 de noviembre deberá de ser recalculada y, cuando afloren los enfermos covid no declarados esos días, Osakidetza con seguridad se verá obligada a reconocer que el estrés que sufrió el sistema sanitario fue mayor que el que trasladó a la ciudadanía. Esta falta de transparencia sobre la situación sanitaria en unos momentos en los que la prioridad era –sigue siendo– trasladar a la ciudadanía la gravedad de la situación para buscar el máximo nivel de cooperación y corresponsabilidad resulta, a todas luces, incomprensible. Interpretar lo sucedido como un error choca con el corto alcance que se ha querido dar a la corrección, cortándola el día 24 y notificándola a través de una escueta nota en festivo. Cuesta mucho de creer, además, que en las últimas semanas los expertos del LABI manejaran estos datos donde no aparecían uno de cada cinco enfermos ingresados en las plantas del hospital. El error se antoja demasiado abultado. Más parece que ellos manejaban unos datos y ofrecían a los ciudadanos otros distintos