10 MAI 2021 - 11:35h El nacedero del Urederra: una joya azul turquesa en la Sierra de Urbasa La sierra de Urbasa, estratégicamente ubicada entre Nafarroa y Gipuzkoa, acoge muchos rincones con un encanto especial. Uno de ellos es, sin duda, el nacedero del Urederra –«agua hermosa»–, que ofrece un auténtico espectáculo de color y sonido. Urederra. Eguzki Agirrezabalaga Bakedano es el lugar de partida adecuado para acercarse hasta el nacedero del Urederra, que recorre 19 kilómetros antes de desembocar en el río Ega. Quienes avancen por la senda que transcurre paralela al cauce del río disfrutarán entre centenarios robles y hayas salpicados de rápidos, cascadas y pozas de color turquesa. Y todo ello con privilegiadas vistas a las laderas de la Sierra de Lokiz Una vez realizada la reserva previa –porque desde hace algunos años el aforo en esta reserva natural es limitado–, hay quienes, antes de iniciar la ruta, se acercan a la parte superior del nacedero, concretamente al mirador de Urbaba o Balcón de Pilatos, una impresionante pared de piedra caliza con forma de anfiteatro desde donde se puede contemplar la silueta serpenteante del río a vista de pájaro y admirar el valle por donde transcurre encajonado el Urederra. El mirador, desde el inicio Desde su privilegiada altura, es fácil observar buitres, alimoches, milanos y otras aves rapaces que se refugian en los huecos creados en las balconadas y pliegues de las rocas. E incuso los más afortunados podrán disfrutar del vuelo majestuoso del quebrantahuesos. En realidad, el mirador es el punto final del itinerario, porque desde sus entrañas, desde su rocoso acantilado, surge la gran cascada de más de cien metros de altura con la que nace el Urederra. Lo que ocurre es que desde este estratégico punto la fotografía se obtiene desde las alturas, no desde la orilla del río. La perspectiva del nacedero, evidentemente, es muy diferente. Desde Bakedano En cualquier caso, a pesar de haber disfrutado de la cascada del nacedero antes incluso de empezar la ruta, es aconsejable arrancar la excursión desde Bakedano. Algunos se acercan a la caseta de información turística, donde se puede adquirir un pequeño mapa descriptivo de la ruta, pero otros muchos no lo consideran necesario, porque el camino está perfectamente señalizado y acondicionado con pasarelas de madera y escaleras. Probablemente, quien visite por primera vez el nacedero –salida natural del importante acuífero formado en el macizo kárstico de Urbasa y reserva natural desde 1987– quedará fascinado con el color del agua, un verde-azul turquesa muy especial que se debe, según los expertos, al fenómeno kárstico, por el que el agua se filtra a través de las grietas de las rocas y brota continuamente del interior de la tierra. Además, ese turquesa contrasta con una vegetación que en otoño se tiñe de verdes, marrones, rojizos, amarillos y ocres. En otoño, especial Precisamente, esa paleta de colores ocres es el motivo por el que muchos eligen el otoño para visitar este paraíso natural de gran riqueza ecológica. Otros, sin embargo, optan por la época de deshielo, porque el río lleva mucha agua. De todos modos, hay que tener en cuenta que los sedimentos que arrastra el caudal impiden disfrutar de su peculiar tonalidad turquesa. A medida que avanza el sendero y va tomando altura entre pasarelas, escalinatas, pequeños miradores al río y puentes de madera, se van sucediendo las pozas, los rápidos y las cascadas, cada vez más caudalosas y, en consecuencia, más ruidosas. El camino transcurre paralelo al río, flanqueado por grandes rocas cubiertas de musgos, hiedras y líquenes y por árboles de elegante aspecto como hayas centenarias, robles, olmos, tejos, abedules, avellanos y arces. Al final, el nacedero Y, al final del recorrido, cuando un estruendoso ruido y el abundante caudal del río advierten de la proximidad de la cola de caballo del Urederra, que cae con fuerza del gran circo, será inevitable alzar la vista para admirar –esta vez, desde abajo– la enorme pared que culmina en el Balcón de Pilatos y el impresionante salto del Urederra, su primer salto. Dólmenes y el Hayedo Encantado Tras disfrutar del paseo hasta el nacedero hay quien opta por prolongar su visita a Urbasa-Andia con alguna otra de las numerosas rutas que ofrece el parque, entre ellas la del Hayedo Encantado y la de los Dólmenes de Urbasa. Este último, precisamente, arranca en lo alto del Balcón de Pilatos, el circo rocoso de cuyas entrañas surge el nacedero del Urederra. Quien opte por este itinerario, de aproximadamente doce kilómetros de longitud, descubrirá algunos de los mejores vestigios prehistóricos de la zona.