GAIAK

¿Puede alguien con obesidad padecer, además, anorexia?


Pues aunque resulte difícil de comprender, la realidad es que sí, y además es cada vez más y más frecuente entre adolescentes y adultos. Y es que tenemos que quitarnos la idea de que tener anorexia nerviosa (AN) es estar desnutrido o querer estar delgado ‘a toda costa’. Sin embargo, en este caso, hablamos de un tipo de anorexia y Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) más desconocido: la anorexia nerviosa atípica (AAN por sus siglas en inglés) y que se define por los síntomas de la AN, en presencia de una ‘pérdida de peso significativa’ en personas que no tienen un peso inferior al mal llamado normopeso. Por eso, en muchas ocasiones, la AAN está asociada con el sobrepeso.

¿Es, por tanto, la AAN una cuestión de peso? Históricamente, con AN, una persona normalmente necesitaba pesar menos del 85% de su peso corporal ideal para tener tal diagnóstico. Sin embargo, hay una gran población que experimentan los mismos síntomas de la anorexia –como alimentación restrictiva, exceso de ejercicio físico, imagen corporal distorsionada y un miedo intenso a aumentar de peso– pero tienen un peso corporal normal e incluso, sobrepeso. En este sentido, los estudios han observado casos de AAN tanto en adultos y adolescentes con peso saludable como con sobrepeso/obesidad. Así, hemos sabido que las personas con sobrepeso u obesidad tienen la misma probabilidad de experimentar trastornos alimentarios que sus pares con peso normal.

Y es que los adolescentes y adultos etiquetados como ‘obesos’ están siendo estigmatizados y presionados para perder peso sin que se les enseñen formas funcionales, sostenibles y saludables de hacerlo. Como tales, se involucran en conductas peligrosas y restrictivas para evitar más comentarios y burlas por parte de compañeros de clase, profesionales de la salud y familia por igual.

De este modo, las personas que sufren este tipo de TCA, al restringir su peso corporal puede calificarse médicamente como ‘normopeso’ o incluso sobrepeso, pero, sin embargo, la pérdida drástica en un corto período de tiempo tiene, igualmente, graves consecuencias en su salud física. Algunos estudios han encontrado que, incluso una pérdida de peso del 5%, combinada con problemas cognitivos, puede producir un TCA clínicamente significativo con consecuencias sobre el organismo. Entonces, ¿debemos seguir pensando que “menos peso significa más gravedad” en un TCA?

La desnutrición resultante de los trastornos alimentarios restrictivos afecta a muchos sistemas del cuerpo y puede ocurrir incluso frente a la obesidad o el sobrepeso.

En un estudio compararon exhaustivamente la gravedad de la enfermedad en adolescentes diagnosticados con AAN versus AN, se observó que los primeros padecieron una mayor magnitud de pérdida de peso durante un período más largo, bradicardia e hipotensión iguales, y en lo concerniente a la salud mental de la AAN fue comparable o peor que otros TCA.

Como dato, el número de pacientes con AAN que requieren hospitalización ha aumentado considerablemente para comprender aproximadamente un tercio de los programas de urgencias de pacientes hospitalizados y que en estos la pérdida de peso total y la pérdida de peso reciente son mejores predictores que el peso al ingreso para valorar muchas complicaciones físicas. A la luz de estos datos, ¿es tan atípica la AAN? Resulta curioso el nombre de ‘atípica’ cuando la realidad actual describe una prevalencia elevada en la población adolescente y adulta. En estudios epidemiológicos, la AAN es tan común o más que la AN, y los resultados de estudios clínicos respaldan la AAN como un diagnóstico cada vez más relevante.

La evidencia vuelve a poner de relieve que, en general, el dato de la báscula no es un criterio de salud válido. Ni siquiera cuando se tiene que valorar una anorexia; no importa el peso actual, si no que es relevante medir la pérdida de peso en x tiempo para valorar la gravedad de las alteraciones físicas y la malnutrición.

Resulta evidente que los profesionales de la salud tenemos que abandonar la gordofobia para poder evaluar y diagnosticar a cada persona por igual para poder detectar los TCA restrictivos en todos los pesos. Y es que, ¿se imaginan cómo debe ser tener obesidad y, además, un diagnóstico de anorexia? Esto cambiaría si todos fuésemos conscientes de que ninguno estamos exentos de sufrir un TCA, independientemente del peso que tengamos.