28 MAR. 2022 - 21:30h Los olores del pasado pueden ser «reconstruidos», según indica un estudio del Max Planck Investigadores del Instituto Max Planck de Jena (Alemania) han analizado la importancia del olor en la historia de la humanidad y abordan cómo los expertos podrían investigar los olores del pasado, según publican en la revista ‘Nature Human Behaviour’. Momias de la cultura Chinchorro en el museo arqueológico de San Miguel de Azapa, en Arica, Chile. (Martin BERNETTI | AFP) NAIZ En los últimos años, millones de personas han sufrido la pérdida del olfato a causa del covid en todo el mundo. Incluso quienes han evitado la infección experimentan ahora el mundo de los olores de forma diferente debido a las mascarillas que proporcionan protección contra el virus. Esta pérdida de olfato ha puesto de manifiesto el importante papel que desempeña este sentido en la forma en que percibimos y nos movemos por el mundo, y también ha subrayado las conexiones entre el olfato y la salud mental y física. El olor siempre ha sido un componente integral de la experiencia humana, pero hasta ahora el pasado ha permanecido en gran medida ‘inodoro’, ya que la mayoría de los olores provienen de sustancias orgánicas que se descomponen rápidamente, dejando poco para que los arqueólogos investiguen miles de años después. La dimensión sensorial de la historia humana Ahora, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, ubicado en la ciudad alemana de Jena, está buscando nuevas formas de revivir los paisajes olfativos del pasado y utilizar el olor para estudiar la experiencia, el comportamiento y la sociedad del pasado. «Rastrear el olor en el pasado profundo no es una tarea sencilla –comenta Barbara Huber, autora principal del trabajo publicado en ‘Nature Human Behaviour’–, pero el hecho de que la historia registre expediciones de descubrimiento, guerras e intercambios a larga distancia para adquirir materiales con fuertes propiedades olfativas, como el incienso y las especias, revela lo importante que ha sido el olor para la humanidad». Comprender la dimensión sensorial de la historia de la humanidad y el uso de sustancias olorosas y aromáticas puede aportar conocimientos sobre muchos aspectos del pasado, como los rituales, la perfumería, la higiene, la cocina, el comercio y el intercambio. Además, los olores antiguos también pueden aportar información sobre aspectos más generales de nuestro pasado, desde la jerarquía social y las prácticas sociales hasta la identidad de grupo. «El olor es un aspecto poderoso e infravalorado de la experiencia humana –señala la profesora Nicole Boivin, directora del Departamento de Arqueología del MPI de Jena–. Los olores llegan a nuestro cerebro de forma bastante directa y nos motivan de manera decisiva, ya sea para evitar el peligro, identificar algo que es bueno para nosotros o recordar algo de nuestro pasado, por ejemplo». «Paisajes olfativos» «Utilizando solo rastros de sustancias perfumadas conservadas en artefactos y elementos arqueológicos –añade Huber–, métodos novedosos están revelando los poderosos olores que eran una característica cardinal de las antiguas realidades vividas, y que moldeaban la acción, los pensamientos, las emociones y los recuerdos humanos». Así, al aprovechar los nuevos y potentes enfoques biomoleculares, como las técnicas proteómicas y metabolómicas, y al vincular los nuevos datos con la información de los textos antiguos, las representaciones visuales y los registros arqueológicos y medioambientales más amplios, los investigadores pueden abrir nuevos aspectos del mundo antiguo, de nuestras sociedades y culturas cambiantes, y de nuestra evolución como especie. Los autores de este artículo esperan que una mayor investigación sobre los ricos «paisajes olfativos» del pasado permita conocer los mundos sensoriales de antaño y las diversas formas en que las personas han captado los olores de la naturaleza para dar forma a la experiencia humana.