19 MAI 2022 - 01:00h Eltzarruze, en la agenda Marko Sierra Si extrapoláramos los 800 millones de años de la historia geológica de Euskal Herria a nuestra agenda actual, veríamos marcadas las hojas correspondientes a las siguientes fechas: 1 de Enero: Las rocas del monte Urtsuia surgen junto al Polo Sur y embarcadas en «Armorica», ponen rumbo N. 28 de Marzo: Las rocas del Garralda aparecen sumergidas en un mar, junto al Trópico de Capricornio y siguen su estela. 12 de Mayo: Las del Baigura no pierden el norte y se acercan al Ecuador. 26 de Agosto: Se elevan estas paleomontañas y se juntan los continentes. 14 de Septiembre: Se separan de nuevo los continentes y, en torno a las paleomontañas, surgen rocas como las del Artzamendi, y se acercan al Trópico de Cáncer. 30 de Octubre: Los sedimentos de dos islas, una que desde Hazparne llega hasta Berastegi y otra que desde Garazi alcanza hasta Belate, son depositados bajo un mar poco profundo y cálido, al estilo del actual Mar Rojo, que darán lugar a las rocas de Eltzarruze. 9 de Diciembre: Se elevan de nuevo esas paleomontañas y los sedimentos del Eltzarruze y el conjunto de los Pirineos salen a la luz. 28 de Diciembre: El chimpancé y el ser humano se separan. Nieve en las alturas y bajos helechos y matorrales son ingredientes apropiados para conocer este día esta olvidada montaña, si nos adaptamos a su inocente y presente karst. Una montaña que debe ser sumada a las 594 del Catálogo de Euskal Herria y que no debe faltar en nuestra agenda. Las siete colinas de Eltzarruze Junto al coche aguarda una señal amarilla y punto de apoyo de nuestro vector director. En sentido «Eltzarruze», el camino ancho, e inicialmente empedrado, se adentra en los bosquetes y, ante la menor duda, toma dirección sur y ascendente. A los veinte minutos y trazada una revuelta llegamos al fondo de un pequeño valle, donde el camino se encrespa y buscando el S deja a izda una rocosa ladera y a dcha otra sin apenas rocas. Unos minutos más tarde junto a una ligera curva giramos bruscamente a la izda y, enfilando a la cima principal, buscamos un sendero que traza zigzag, primero sin señales y después con señalítica amarilla, hasta alcanzar el cordal cimero. Aquí se presenta la opción de hacer la antecima N (403m), con mejores vistas hacia Paris, y regresando por su cresta poder alcanzar la cúspide (421m, 0.50h). El espectáculo está garantizado. Al N, las llanuras de Lapurdi, Behe Nafarroa y Las Landas. Al E, la cercana comarca de Donapaleu, y al fondo, el blanco del Midi de Bigorre, invita a girar la cabeza poco a poco hacia el S, no sin antes detener nuestra mirada en el Auñamendi más piramidal, que marca un antes y un después en el «espinazo» pirenaico. Entre el SW y el W cuatro montes destacan, Baigura y Artzamendi a izquierda, y Urtsuia y Garralda a derecha. Cuatro momentos geológicos se funden hoy y ayer, delante nuestro, en tierra vasca. Tras la fotos de rigor, y con el propósito de visitar las lomas de este pequeño macizo calcáreo, (excepto su meridional más irrelevante), descendemos al collado nororiental entre confusos senderos (1.05h). Una vez ahí, uno más evidente en dirección SW alcanza en pocos minutos la empedrada cota de Atxapuru norte (395m) y en dirección S en terreno más incómodo, Atxapuru central (409m). Sólo un jabalí conoce su posición (1.20h). Continuar hacia el S buscando Atxapuru sur es andar con cuidado y paciencia entre lapiaces y matorrales hasta que un pequeño roble y un cairn nos dicen «Ongi etorri» (364m, 1.10h). De aquí bajamos sin perder rumbo a Herauzeko lepoa (334m, 1.45h) y por su occidente ascendemos a Lerdatze (390m, 1.55h), si ha pasado el jabalí. Volviendo a Herauzeko lepoa, y flanqueando por el SE de Atxapuru, llegamos a un pequeño falso collado, junto a una loma accesible con buenas vistas a Atxapuru y Eltzarruze, desde la cual se ve muy bien el camino a seguir. Desde este falso collado descendemos en dirección N hasta encontrarnos junto al bosquete un camino que asciende al ya visitado collado nororiental, tras pasar una fuente de agua no potable (2.30h). Bajando ahora sí hacia el W, y siguiendo las marcas amarillas en evidente herboso camino, visitando un fresno y cruce de caminos a Eltzarruze, con señales amarillas tras varias curvas, llegamos al camino del fondo del valle. Seguimos en dirección Belekarre, 1.50´ hasta que un estupendo roble a la izda y un magnifico castaño nos detienen. Ultima loma: Ithurburu La búsqueda de castañas marca nuestra dirección para después afrontar una pendiente que se agudiza paso a paso y donde el matorral es antesala a una valla. Junto a ella, la lógica te lleva a la última loma, Ithurburua (339m, 3.00h). Para salir de allí no hay como ir hacia el W unos 20m y buscar poco a poco el cordal norte, ya que al poco pisaremos territorio cómodo. Sobre prados y entre helechos, el camino con vistas a Eltzarruze visita dos solitarios castaños, el segundo junto a los restos de una borda, desembocando en otro que viene desde el SE (3.15h). Seguir hacia el NW nos permite adentrar y disfrutar de un bosquete de castaños en el cual dos ejemplares de dos metros de diámetro en la base del tronco son la delicia del montañero. La salida, rápida, pasa al poco junto a un panel interpretativo de la geología del lugar, muy cuidado pero monolingüe en francés, que orienta y enseña. Al poco, bajo otro fabuloso castaño, un nuevo cruce de caminos espera. Elegimos. Las dos opciones son válidas. O bajar directamente a Kolorotze y a su carretera –donde está el coche– u opción elegida, volver hacia el S para encontrar el camino de fondo de valle inicial y deshaciendo el tramo inicial de la excursión, finalizarla (3.40h).