16 JUIL. 2022 - 07:05h Adicción al ejercicio durante el covid-19 Xandra Romero Ya han pasado dos años desde que se iniciase la pandemia del covid-19 y cada vez tenemos a nuestra disposición más y más artículos científicos que enumeran las consecuencias. Durante el confinamiento se nos bombardeó con la idea de que había que hacer ejercicio y comer sano y, en este sentido, específicamente, se ha encontrado que las limitaciones en las reuniones sociales y el movimiento se han asociado con niveles reducidos de actividad física, comportamientos más sedentarios y mayor uso de pantallas. Curiosamente, algunos estudios han destacado los cambios en la promoción de la salud durante el confinamiento, como una mejora del ejercicio autodirigido y que este se interpretó como una estrategia de afrontamiento positiva para el 40% de los jóvenes con un estado de peso estable y que ayudó, además, a incrementar el consumo de alimentos saludables. Sin embargo, desde el otro lado de la barrera, los sanitarios estamos constatando algo distinto; y es que los efectos adversos del ejercicio, no relacionados con problemas alimentarios previos, no se habían descrito hasta la fecha. El incremento exponencial de los TCA, especialmente alarmantes los nuevos casos atípicos en niños y preadolescentes, mayoritariamente iniciados durante el confinamiento y a raíz de la práctica inadecuada de ejercicio físico, son un hecho más que tangible. Para entender qué es lo que ha podido pasar, repasamos a continuación algunas razones. Una posible explicación es que, al parecer, la exclusión social debida al confinamiento condujo a un mayor uso de las plataformas de redes sociales para que las personas nos sintiésemos más conectadas, pero también para mantener la actividad física mientras debíamos mantenernos aislados. Las preocupaciones sobre la apariencia física y el deseo de mantener o alcanzar un cuerpo ideal podrían haber reforzado aún más la participación en actividades de redes sociales relacionadas con el fitness, como compartir los avances en los logros de entrenamiento o seguir más contenidos de fitness en perfiles populares. Se ha identificado que mayores niveles de ansiedad por la apariencia se asociaron con la exposición a contenidos relacionados con el fitness en las redes sociales. Asimismo, para compensar las restricciones en la actividad deportiva inducidas por el covid-19, muchos niños y preadolescentes siguieron un horario diario autoimpuesto de ejercicio, sin aumentar su ingesta nutricional. Esto que pudo haber comenzado como una estrategia de afrontamiento en respuesta a las restricciones de la pandemia, posteriormente y en muchos casos, se volvió excesivo y de naturaleza perjudicial. En cierto modo, también en gran cantidad de individuos adultos se ha encontrado que el miedo a contagiarse combinado con cambios radicales en los estilos de vida inducidos por el confinamiento y las características individuales favorecieron el desarrollo de una conducta adictiva hacia el ejercicio físico. De hecho, en un estudio multicéntrico se encontró que la mayoría de los participantes realizaba ejercicio excesivo o problemático con picos registrados en Gran Bretaña (11,0%) y el Estado español (5,4%). Los principales resultados indicaron que un mayor nivel de adicción se asoció con un mayor número de días y tiempo de ejercicio por semana, y que los grupos de población más vulnerables fueron las personas que ya eran ‘adictas’ al ejercicio, las orientadas a la salud y las que hacían ejercicio en equipo. Así, los daños colaterales de las restricciones impuestas por el covid-19, destinadas a contener la propagación del virus, son evidentes en este sentido. Y esta práctica inadecuada de actividad física ha supuesto la mecha de la grandísima cantidad de nuevos casos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) post-pandémicos. Todos los sanitarios, los profesores, los padres, los entrenadores debemos estar alerta a las estrategias de afrontamiento potencialmente desadaptativas y a las vías de presentación inusuales o alteradas de los TCA, especialmente en los niños más pequeños y preadolescentes, así como adultos mayores durante estos tiempos difíciles.