05 AOûT 2022 - 10:47h Descubriendo Mancini Intérpretes: La Ritirata. Director: Josetxu Obregón. Obras: ‘Festeggiando Mancini’, de F. Mancini. Lugar y fecha: Donostia, Museo San Telmo. 04/08/2022. La Ritirata. (Andoni CANELLADA | FOKU) Nora Franco Kazetaria / Periodista Este jueves dio comienzo el ciclo de Música Antigua de la Quincena Musical con el concierto de La Ritirata, conjunto instrumental liderado por el bilbaino Josetxu Obregón y una de las más reconocidas en cuanto a interpretación historicista en el Estado español. Este concierto, enmarcado en una gira que recorrerá Asturias, Segovia, Euskal Herria, Madrid y Andalucía entre julio y noviembre de este año, presentó un proyecto creado alrededor de la figura del compositor napolitano Francesco Mancini en el 350º aniversario de su nacimiento. Mancini, pese a ser un autor que ha pasado casi desapercibido hasta ahora, es uno de los más destacados representantes de la música –y, sobre todo, de la ópera– napolitana de los primeros años del siglo XVIII. Asistente y posteriormente sustituto de Alessandro Scarlatti, su música tiene esa heterogeneidad característica de quienes se encuentran a caballo entre dos épocas y el carácter apasionado de la música napolitana.Festeggiando Mancini, premio FestClásica 2021, se presentó ayer en Quincena con una formación de dos violines –Vadym Makarenko y Miriam Hontana–, viola –Lola Fernández– y clave –Daniel Oyarzábal–, además del violoncello de su director Josetxu Obregón y la participación casi protagonista de Tamar Lalo con la flauta de pico, instrumento fetiche de Mancini para el que escribió doce sonatas y otros tantos conciertos.Tras una fresca y juguetona obertura –de la ópera Hydaspes– y una breve presentación por parte de Obregón, uno de sus conciertos para flauta y cuerda –el primero de los tres que se interpretaron– estableció las bases para lo que se iba a escuchar a lo largo de la velada: unas piezas llenas de efecto que alternaban virtuosos números contrapuntísticos con otros de melancólico lirismo donde las cuerdas secundaban las melodías de la flauta, insistiendo en ellas o haciéndose eco, de forma magistral, con una discretísima pero férrea dirección de Josetxu Obregón. Elogiable la limpieza del sonido de la flauta de Tamar Lalo que, aunque obviamente presentaba ese timbre hueco tan característico de la flauta de pico, no quedó áfono en ningún momento –ni siquiera en las notas más graves, como sucede a menudo–. De la misma forma, las notas agudas sonaron dulces y redondas, haciendo que todo el registro se presentase homogeneo y muy melódico. Exquisita la ‘Toccata 2ª di cembalo per studio’ en las prodigiosas manos de Daniel Oyarzabal, que tocó –una vez más– con asombrosa sutileza, elegancia y sencillez, sin menoscabo de una pulsación enérgica y brillante. Memorables también las dos piezas de la ópera ‘Trajano’, solo para cuerdas, cuya vibrante obertura de cuidada articulación despertó varios bravos entre los asistentes, y cuya aria ‘Spera si’, mio caro bene permitió al director de la formación lucir el expresivo canto de su violoncello. Es necesario destacar también el minucioso trabajo de recuperación histórica realizado con la obertura de la cantata ‘Care mura beate’ para dos violines, cello y clave.Terminó el concierto con una propina compuesta ex profeso por Jorge Magaz, en la que desarrolla una fuga al estilo de Francesco Mancini sobre el archiconocido tema del moderno Mancini –Henry–: ‘La pantera rosa’; un guiño divertido, oportuno y de impecable hechura.