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Manhattan, un trago entre rascacielos

El cóctel manhattan es uno de esos combinados que ya sólo escuchar su nombre genera evocaciones irresistibles; un trago sofisticado y cosmopolita para, se esté donde se esté, creerse en el corazón de la selva urbana neoyorquina rodeado de rascacielos.

Manhattan, un trago cosmopolita. (Getty)

Si hay algo claro e indubitado en relación al cóctel manhattan es en qué distrito de Nueva York fue donde se mezcló por primera vez whiskey de centeno y vermú. Todo lo que exceda a la ubicación geográfica de su natalicio son historias difíciles de comprobar, e incluso con descuadres cronológicos.

Y es que la madre de Winston Churchill, Jenny Jerome, quien hoy en día sería algo así como una influencer, no podía estar en Nueva York en noviembre de 1874 porque en esas mismas fechas, pero en Gran Bretaña, estaba dando a luz a quien más tarde sería primer ministro.

Una de las versiones más inverosímiles atribuye el origen a la madre de Churchill, que hoy sería una especie de influencer

Aun así, una de las versiones más difundidas sobre la creación del cóctel manhattan se lo atribuye precisamente a ella; dice que habría organizado una fiesta en el marco de la campaña electoral de Samuel Jones Tilden para gobernador. El evento en cuestión tuvo lugar en el Manhattan Club de Nueva York, situado frente a donde en la actualidad se levanta el Empire State Building. En ese contexto, Lady Churchill (en el retrato inferior) habría solicitado al barman del local que preparara una bebida especial para la ocasión, lo que hizo y, además, con gran éxito de crítica y público.

Al margen del pequeño detalle de que en noviembre de 1874 la señora estaba en Inglaterra trayendo al mundo a su hijo Winston Leonard Spencer, la fiesta electoral del Manhattan Club parece ser que tuvo lugar cuatro años antes. Así las cosas, es difícil saber si la madre de Winston Churchill, conocido apologeta del gin tonic, lo fue también del cóctel manhattan.

Lo que sí es constatable es que la historia más antigua sobre el primer combinado manhattan apareció en 1923 en el libro “Valentine´s Manual of New York”. En esas páginas se recogía el testimonio del barman del New York´s Hoffman House en 1880, William F. Mulhall, que aseguraba que el combinado manhattan había sido inventado en 1860 por un barman de apellido Black en un pequeño local en Broadway.

Manhattan Club, ¿empezó allí esta historia?


Tan solo hay una versión que localiza el nacimiento del combinado fuera de Manhattan, aunque respeta su denominación. Se publicó en 1899 en un diario de Wisconsin y atribuía el invento al coronel Walker, que regentaba el entonces famoso Crescent Hall Saloon de Nueva Orleans. Según esa historia, el coronel estaba en un barco con unos amigos de Manhattan y le dieron tanto a la bebida que pronto únicamente les habría quedado whiskey y vermú, por lo que se le habría ocurrido mezclar ambas bebidas y llamarlo manhattan, en honor a sus colegas.

Sea cual fuera el origen, el manhattan es un clásico que la época dorada de Hollywodd puso aún más de moda

Sea cual fuere la realidad de su origen, el cóctel manhattan es un clásico que la época dorada de Hollywood puso aún más de moda y colaboró a construir un imaginario colectivo a su alrededor entre sofisticado, cosmopolita y canalla al vincularlo a ejecutivos, millonarios, vividores, robacorazones y mafiosos. Quienes sabían sacarle partido a la vida, pedían un manhattan.  

Fuera del universo de Hollywood, el manhattan es un trago que destila modernidad urbana, elegancia y buen gusto. Es, en sí, un aperitivo; pero es válido para cualquier momento, especialmente para poner un brillante y placentero colofón a un largo día.

Eso sí, Yon Pavón, del Patricio Bar, en Lasarte, nos previene de que el cóctel manhattan tiene un alto contenido alcohólico, por lo que hay que andarse con cuidado para que no nos haga perder la elegancia de la que hicimos gala al pedirlo. Y es que la base alcohólica del combinado es el whiskey de centeno, que no tiene por qué tener más peligro que el scotch whisky pero no se puede pasar por alto que va mezclado con vermú.

Por lo que cuentan, el manhattan se ensambló con whiskey de centeno porque era el que más había en aquel tiempo en Nueva York. Se trata de un güisqui genuinamente americano -whiskey-, como el bourbon, y se elabora con una proporción mínima de centeno del 51%.

Durante los años de la Ley seca, entre 1920 y 1933, la prohibición del alcohol en los Estados Unidos de Norteamérica propició la creación de toda una industria dedicada a la destilación clandestina de whiskey y también a su introducción ilegal desde el territorio de Canadá. El escenario perfecto para la proliferación de las mafias, tal y como hemos visto tantas veces en el cine.  

Sobra decir que la calidad de aquel destilado ilegal no pasaba ni la prueba más amañada y que, a excepción del whiskey canadiense importado de manera ilegal, lo que se consumía era difícilmente bebible. En cualquier caso, ello no parece que fuera impedimento para que el cóctel manhattan se siguiera preparando con profusión en los tugurios clandestinos de los años 20 norteamericanos.

Preparación

Aunque el manhattan sea un cóctel elegante y sofisticado, Yon Pavón dice que su preparación es muy sencilla, pues se trata, únicamente, de combinar whiskey de centeno y vermú en un vaso mezclador, verter en una copa martini y decorar con una rodaja de naranja. Más fácil, imposible.

Así que, siguiendo su fórmula, ponemos hielos gordos en un vaso mezclador y echamos 8 cl de whiskey de centeno. Seguidamente, 10 cl de vermú rojo. Mezclamos bien todo y vertemos en una de las clásicas copas en forma de V, ayudados por un colador para que no caiga el hielo. Y es que este cóctel se toma sin hielo, por lo que es recomendable enfriar previamente la copa martini para que no esté caliente al servir.

Con una rodaja de naranja bordamos la decoración y está listo para disfrutar.
 
Como sucede con otros tantos cócteles, el manhattan tiene una receta clásica que no es estrictamente canónica, pues las proporciones de whiskey y vermú – o el toque de angostura- varían según momento y coctelero; esto es, hay quien aumenta la cantidad de whiskey sobre el vermú mientras otros lo preparan a la inversa o incluso las igualan. Al manhattan equilibrado, 1/1, lo llaman manhattan perfect.

En proporciones, como en tamaños, todo queda al gusto de cada cual.

Variantes para todos los gustos

Al margen de porcentajes, el manhattan también tiene versiones diversas elaboradas con otros ingredientes. Así, si en lugar de vermú rojo utilizamos vermú blanco, que es más seco y amargo, tendríamos un dry manhattan, un trago con una textura más fuerte y un sabor único.
Sustituyendo el whiskey por el scotch whisky obtendríamos la versión más famosa del manhattan clásico. Estaríamos hablando de un Rob Roy, cuyo sabor tiene más cuerpo que el original.

Con ron blanco tendríamos un latin manhattan; con ron añejo, cuban manhattan. Con brandy, brandy manhattan; con tequila, Tijuana manhattan. No parece haber constancia documental del Russian manhattan, pero todo es cosa de probarlo mezclando vodka con vermú; blanco o rojo, libertad de elección.   

Pero si vamos a lo clásico y no estamos para experimento,; si nos sentimos elegantes y sofisticados y nos apetece relajarnos con un trago cosmopolita que nos hará sentir en la Quinta Avenida neoyorquina aunque nos encontremos en el rincón más bucólico de Euskal Herria, desde luego que nuestro cóctel es el manhattan.-