GAIAK
Entrevue
Chico Ocaña
Fundador y cantante de Mártires del Compás

«Todo lo que hay ahora son cantes aprendidos, no vividos»

Mártires del Compás se despide de los escenarios en una gira denominada ‘Adiós pa siempre’, dejando para el recuerdo una larga colección de grandes éxitos, todos ellos con una característica común: las ganas de evolucionar, siempre fusionando el flamenco con diferentes sonidos.

Mártires del Compás. (Caye Osbourne)

‘Adiós pa siempre’, gira que llega después de ‘Hola y adiós’… ¿De verdad que esta es la despedida definitiva, o todavía tienen alguna duda?

Es una decisión muy meditada, sobre todo porque el panorama actual no es muy ilusionante; yo soy una persona que se mueve por impulsos emocionales y cuando no lo veo, no lo veo. Además, después de tres años de covid, la situación ha sido bastante jodida, y tras seis discos y un montón de años haciendo cosas interesantes, toca decir adiós, pero bueno, todo se acaba… como los buenos amores.

¿Ha sido esa situación provocada por el covid la puntilla definitiva para la banda?

No, lo del covid lo único que hizo fue retratar toda la basura que hay en esta España neocateta, y la manera de gestionar la cultura entre los fachas y los ‘socialistos’.

¿Cree, por lo tanto, que, el problema de la cultura es, en gran parte, político?

Nosotros empezamos en una ciudad muy obtusa a la hora de hacer cosas, sobre todo con la intención de contrarrestar esos mensajes que tanto me repateaban de ‘Desde Sevilla y desde Andalucía al cielo’… estamos acostumbrados al caciquismo y a los terratenientes, y al final, la cultura también se contagia de todo eso, y de esa influencia de una región maltratada que solo sirve para hacer camareros y parque temáticos. De hecho, a nosotros, cuando salimos, nos querían crucificar y donde empezaron a hacernos caso fue en Francia, antes que aquí.

¿Cómo recuerda aquellos inicios en el mundo de la música?

Yo me he dedicado toda la vida al flamenco, que creo que es de lo que entiendo. Al vivir en San Roque, por la cercanía a Gibraltar, pude entablar una relación especial con la música anglosajona, que añadía al bagaje flamenco que ya estaba en mi forma de ser, y pude abrirme a otros mundos. Eso hizo que se enriqueciera mucho mi discurso, y en vez de hablar del señorito, del caballo y de las rejas, empecé a hablar de otras cosas que pensaba que también eran interesantes; tenía un lenguaje propio, y creo que abrimos un camino diferente que, con el tiempo creo que se ha entendido, porque vas al Rocío y cantan mis sevillanas… eso que ellos decían que era ‘un atentado a nuestra cultura’.

«La revolución del flamenco es la evolución de los sentimientos, y creo en la fusión porque no somos puros ni arios, somos una mezcla de miles de años y culturas»

¿Es complicado lidiar con gente tan obtusa?

Lo malo es que ya no es la gente obtusa, no hay un lugar donde poder compartir datos, sentimientos y poesía, lo que hay es una anestesia generalizada. Ahora es la juventud la que está en un proceso de regresión mental y cultural, son como borregos y la cultura para ellos es feria, Rocío y semana santa… punto y pelota.

¿Y eso, trasladado a la música en general, explicaría el auge de los grandes festivales y los macroeventos?

No lo sé, yo te puedo hablar de lo que sé, que es el flamenco, desde la comprensión y sin ninguna acritud. Desde mi ámbito, siempre he intentado cambiar lo que había en mi entorno, y cambiar el flamenco, que hoy en día, es un arte desaparecido. No existe el flamenco, lo que hay es un marketing que han creado los políticos, que ahora se plantean dar clases de flamenco en los colegios, y vemos incluso que hay una escuela dirigida por una americana, financiada por la junta de Andalucía… todo eso ha hecho que el cante se haya perdido, el baile va por un lado, la guitarra por otro… pero no hay esa conexión entre los elementos cante- toque-baile.

(Xabi Morón)

¿Tuvo muchos problemas con los puristas, cuando empezó a fusionar el flamenco con otros sonidos?

Siempre digo que el purismo es un hombre que fuma puros, porque la pureza es un concepto muy cristiano y peligroso que no tiene nada que ver con el flamenco, y con el sentimiento; el compás es una medida emocional del corazón que no se transcribe en la partitura, y ese es el legado… pero si no lees, ¿cómo vas a escribir? Así que, al final, siempre acaban hablando de lo mismo: el amor, el desamor… es muy cansino.

De todas formas, a mí no me afectó lo que dijeran de mí, e incluso ahora soy una persona muy reconocida. Con todas las voces que he tenido en contra, soy un personaje querido y respetado, porque creo que ya me lo he ganado… date cuenta de que yo tengo 65 años, y la gente que yo conocía en el flamenco, la mayoría están muertos.

¿Pero se ve usted comoun revolucionario del género, como en su momento, y de otra forma, lo fueron Camarón o Enrique Morente?

Yo llamo revolución del flamenco a la evolución de los sentimientos, y creo en la fusión porque no somos puros ni arios, somos una mezcla de miles de años, miles de historias y miles de culturas, que es de donde sale eso que se llama flamenco, que por otra parte, en cierto modo también es fruto del analfabetismo ya que, al no saber escribir, las historias se transmitían de manera oral… La fonética flamenca es la búsqueda del camino corto para transmitir, nosotros no vamos ‘a casa de madre’, vamos ‘a ca mare’.

Sin embargo, hoy en día no hay más que recitantes, con muy buena voz pero sin sentimiento ni compás. Tampoco hay una evolución literaria y, en ese aspecto, sí que me considero un buen evolucionador de textos, porque en mis canciones puedo hablar de cualquier cosa; eso es algo que en el flamenco actual no se da y el que intenta decir algo termina retirándose. Todo lo que hay ahora son cantes aprendidos, no vividos. El flamenco se vive y son sentimientos que luego se cuentan: fiesta, diversidad, política… cualquier cosa que se viva. Lo malo es que, al final, la gente solo quiere cantar por Camarón porque es lo que vende. Así que en este momento, lo que me gusta es colaborar con chavales que hacen música electrónica o rap, y ahí ando descubriendo otras formas de hacer que, por la generación en la que me había tocado estar, no conocía; me divierto mucho y descubro otros caminos dentro del mío.

¿Cuáles cree que son los cambios más sustanciales que ha habido en la música desde que empezaron con Mártires del Compás?

Lo que más ha cambiado es el trabajo, la honradez en el discurso, y la transparencia. Ahora todo es marketing y no hay una forma bonita de hacer las cosas, sino una forma sistemática, y bastante estructurada. Eso hace que las cosas vayan de un lado a otro, pero no tienen un discurso como el que teníamos nosotros, o Camarón o Morente, que se metieron en sitios muy delicados.

«Lo que más ha cambiado es la honradez en el discurso y la transparencia. Ahora todo es marketing y no hay una forma bonita de hacer las cosas, sino una forma sistemática»

¿Y se consideran un grupo de culto que ha influido en otras bandas y artistas?

Desde el punto de vista de lo que yo he vivido, creo que sí abrimos un camino que después siguieron otros, un camino nuevo con un aspecto fresco y una forma muy espiritual, pero irónica para hablar de lo que nos gustaba, pero sin ofender, y con esa clase de estructura poética en la que yo evolucioné dentro de los cantes tradicionales del sur, el flamenco.

¿Cuesta elegir el setlist de estos últimos conciertos?

Qué va. Yo me subo arriba y la canción con la que hago la prueba de sonido es la primera que canto y a partir de ahí, la gente es la que te marca el camino; viendo sus reacciones, toco unas u otras, pero nunca en mi vida he llevado un orden a la hora de tocar. Date cuenta que hay unas 80 canciones de Mártires, y que de esas, prácticamente la mitad son imprescindibles en nuestros conciertos y en nuestra memoria… tenemos un taco de hits, no somos como Massiel, con el ‘La la la’ (risas).

¿Qué es lo mejor que le ha dado la música y esta banda?

Sin duda, los viajes. ¿Cómo iba yo a conocer, si no, Egipto, Washington, La Habana, Montreal, Moscú, México, Argentina…? Lo curioso es que, además, cada vez que vamos a un sitio nos pasa algo: Vamos a Argentina… corralito, vamos a Estados Unidos… y se caen las torres gemelas… yo creo que alguien quería que fuéramos conscientes de que han sucedido todas esas cosas con nosotros ahí cerca (risas). Al final, todos esos viajes son los que inspiran las canciones, y eso hace que haya una evolución, y que lo que haya en un disco no se repita en el siguiente.

Para terminar, el 19 de mayo estarán tocando en la Sala Totem y el 20 en Santana 27. ¿Es especial para Mártires del Compás venir a Euskal Herria?

La verdad es que sí, porque siempre hemos tenido un gran reconocimiento y siempre nos han tratado muy bien por allí. A lo largo de los años hemos tocado en un montón de sitios: en Oiartzun, Irun, Iruñea, Donostia, Bilbao… pero ahora llevamos demasiado tiempo sin ir, porque la última vez creo que fue en La Plaza Nueva de Bilbao en Aste Nagusia, así que ya tenemos ganas de volver porque, como te digo, siempre me lo he pasado muy bien y tengo muy buenos amigos y amigas por allí arriba.