06 AOûT 2023 - 07:28h Jorge Jiménez y Tercia Realidad dan inicio al Ciclo de Música Antigua TERCIA REALIDAD. Director: Jorge Jiménez. Obras: El violín de Farinelli, composiciones de J. de Herrando, R. Broschi, N.A. Porpora, G.F. Händel y D. Scarlatti. Lugar y fecha: Donostia, Museo San Telmo. 05/08/2023. Jorge Jiménez y Tercia Realidad han dado inicio al Ciclo de Música Antigua de la Quincena donostiarra. (QUINCENA MUSICAL) Nora Franco Farinelli, el más destacado de los cantantes del siglo XVIII y, seguramente, el más grande de los castrati de la historia, tiene asociada toda una literatura –no exenta de fantasía– construida alrededor de su figura. Pero mucho más allá del mito, lo que sí le confiere total realidad a ese personaje es la música a través de la cual vivió, parte de la cual recogió la formación Tercia Realidad, dirigida por el violinista Jorge Jiménez, para ofrecerla en un concierto ayer en el Museo San Telmo dentro del ciclo de Música Antigua de la Quincena Musical.En palabras del propio Jiménez, el programa en sí mismo era un pequeño experimento en el que se iban a interpretar algunas de las arias más famosas de Farinelli, pero sin una voz que las cantase. Así, la joven formación ofreció versiones instrumentales de conocidas arias como “Or la nube procellosa”, “Nell’attendere mio bene” y “Alto giove” de Nicola Antonio Porpora, profesor y mentor de Farinelli, u “Ombra fedele anch’io”, “Qual guerriero in campo armato” y “Son qual nave” de su hermano Riccardo Broschi.Entre las piezas escogidas, las de carácter amoroso mostraron un amabilísimo legato y un lirismo con las inflexiones melismáticas propias de la voz humana, pero sin las limitaciones o dificultades del fiato o de los cambios de registro. Las de carácter guerrero se mostraron mucho más enérgicas, casi viriles, pero con las mismas hermosas modulaciones del canto.Precioso el sonido de la tiorba de Pablo Zapico, con un delicado punteado, pero donde pudo lucirse verdaderamente fue en el famoso aria de Händel “Lascia ch’io pianga” interpretada con la guitarra barroca. El violoncello barroco de Ruth Verona aportó lirismo al conjunto, así como un color muy orgánico. La comedida y bien administrada percusión de Daniel Garay añadió soporte y carácter al ensemble, aunque también tuvo momentos de lucimiento como en el “Fandango” de Scarlatti, con las castañuelas como grandes protagonistas de esta pieza de marcado carácter español. Los violines de Jorge Jiménez y Daniel Lorenzo llevaron de forma extraordinaria el peso melódico de la velada, con una gran compenetración, a pesar de que la lluviosa tarde causó estragos en la afinación de los delicados instrumentos.Ciclo de Música AntiguaCon este concierto comenzó ayer el ciclo de Música Antigua de la Quincena, el ciclo que presenta un público más fiel, más aficionado y, probablemente, también el más entendido –exceptuando tal vez el de órgano… y haciendo mucho hincapié en el “tal vez” –. Es curioso el fenómeno de la Música Antigua, porque, efectivamente, este especial interés por recuperar la música del Medievo, Renacimiento y Barroco y dotarla de un –como los crímenes– “presunto” carácter historicista no deja de ser un fenómeno relativamente reciente, de finales del siglo XX, pero que enseguida ganó una numerosa y ferviente legión de seguidores.Tal vez las limitaciones físicas de los instrumentos de tripa que les alejan de las estridencias, que confieren al sonido un color ligeramente oscuro y una cualidad levemente llorosa, transmiten al oyente un je-ne-sais-quoi que infunde un sosiego especial, un aire melancólico en los espíritus. Pero también las alegres y enérgicas piezas, saltarinas, llenas de adornos, ritmos endiablados y vitales aires de danza, de una forma muy distinta pero igualmente efectiva, consiguen insuflar una llamada de vida en los oyentes.Amor o guerra, dolor o danza, la música de estos periodos y, más exactamente, la forma de interpretarla de los conjuntos especializados, consiguen enganchar directamente con algo de esa raíz colectiva que tenemos los europeos, convirtiendo a la Música Antigua en objeto de deleite, admiración y casi obsesión de muchos aficionados.Para todos estos incondicionales, Quincena ofrece en este ciclo, además del concierto que se pudo escuchar ayer, otras cuatro veladas con intérpretes y programas de enorme interés.El próximo miércoles 9 el trío Brezza interpretará un peculiar programa sobre el difícil arte de preludiar, una práctica de carácter improvisado hoy en desuso que ofrece gran libertad a los intérpretes. El viernes 11 serán Raquel Andueza y La Galanía quienes visiten el Museo de San Telmo, con un conjunto de canciones amorosas procedentes de un manuscrito francés del XVII; grandes especialistas y viejos conocidos en estos circuitos, como también lo son Carlos Mena y Daniel Zapico, quienes actuarán el día 19 con un repertorio completamente francés que convierte piezas originales en nuevas páginas para tiorba y voz. El trío Vivid Consort cerrará el ciclo el día 27 con un programa en el que predominará la música renacentista británica.