12 AOûT 2023 - 07:25h Entrevue Noelia Rodiles Pianista «Ligeti mezcla vanguardia, tradición y creatividad, en un lenguaje personal» Llega a la Quincena el segundo concierto del ciclo de Música Contemporánea, esta vez de la mano de la violinista Elena Rey, el trompista Jorge Monte y la pianista Noelia Rodiles. Especialista en autores actuales, Rodiles presenta un programa dedicado a la figura de György Ligeti La pianista Noelia Rodiles. (Michal NOVAK) Nora Franco Habitualmente usted toca a compositores como Janáček, Shostakovich, Ligeti, Jesús Rueda o Magrané, absolutamente contemporáneos, pero también autores como Schubert, Schumann, Mendelssohn… ¿En qué repertorio se siente más cómoda? A mí me gusta mucho el diálogo entre épocas, precisamente. La música contemporánea es un mundo que hay que explorar más, los intérpretes tenemos el deber de tener esa curiosidad, de buscar repertorios y de estar actualizados, pero también tenemos el repertorio de siempre, que por algo ha perdurado, que por algo es el gran repertorio, y creo que es importante encontrar un equilibrio. En las programaciones, el número de obras que se toca es muy pequeño, se toca muy poca música de toda la que tenemos, así que, de alguna manera, yo como intérprete siento la necesidad no de olvidarme de ese gran repertorio, que es maravilloso, pero tengo también que ampliar horizontes. Por ejemplo, Schubert es uno de mis autores predilectos, me siento muy a gusto con todo ese clasicismo vienés, me resulta muy cercano, pero me gusta cómo suena con música nueva, como Ligeti. De hecho, mi primer disco está dedicado a Schubert y Ligeti porque creo que son lenguajes que, a pesar de ser muy diferentes, se complementan muy bien. Son dos momentos muy diferentes de la historia, pero cada uno aporta un extra al otro en la escucha. De la misma manera, la vemos tocando recitales en solitario con grandes orquestas o grupos de cámara, como en este caso. ¿En qué espacio disfruta más del piano? Cada espacio es diferente, cada espacio tiene su encanto y sus fortalezas. Tocar un recital me gusta mucho, como pianista es un campo en el que me encuentro, lógicamente, muy a menudo y tienes mucha libertad creativa, pero la música de cámara también me gusta. Y tocar con orquestas es, de alguna manera, el culmen de la música de cámara. Me gusta muchísimo también, porque es como la música de cámara pero a lo grande. Cuando se puede hacer bien, con una orquesta y con un Maestro con el que disfrutas, es una forma de hacer música de cámara con cien personas. Y el formato trío, como con el que estamos esta semana, al ser un grupo muy reducido da lugar a un trabajo más minucioso, muy detallado, en el que la interacción entre músicos hace que sea un aprendizaje continuo y un intercambio de ideas muy enriquecedor y que disfruto mucho. En esta ocasión van a interpretar música de Ligeti, que es un compositor que ahora con el centenario de su nacimiento está en boca de todo el mundo, pero que pocos conocen realmente. ¿Qué vamos a encontrar? ¿Qué vamos a escuchar? Efectivamente, Ligeti es uno de los pocos compositores del siglo XX, de los compositores más actuales, que ya ha pasado a formar parte de la Historia de la Música. Es un nombre completamente consolidado en las programaciones, sobre todo ahora con el centenario –¡y ojalá perdure!–, y lo que vamos a escuchar en el concierto es un recorrido por dos épocas muy diferentes de su producción musical. ‘Musica ricercata’ es una de sus primeras obras, todavía de influencia muy húngara donde aún se escucha claramente el influjo de Bartók, pero está escrita de una forma muy original, muy personal, pese a que en ese momento Ligeti todavía estaba muy aislado de todas las corrientes de vanguardia. Pero es una música maravillosa, con muy poco material consigue unos recursos alucinantes en los que ya está esa firma Ligeti presente. Después interpretaré tres estudios de una época muy posterior, y ya se ve esa evolución del lenguaje. Además de la exploración de vanguardias, a Ligeti le interesaba la música de otras culturas y, en estos estudios, nos encontramos con numerosas polirritmias, provenientes de influencias de otras culturas, uno no sabe si de la música electrónica, o de la música africana o de dónde, pero él consigue crear un lenguaje muy propio a partir del conocimiento de muchas músicas, no solo de las corrientes europeas. «La música contemporánea es un mundo que hay que explorar más, los intérpretes tenemos el deber de buscar repertorios y de estar actualizados» Y luego está el trío para violín y trompa que entra en la misma línea de los estudios, con un lenguaje mucho más complejo. No es música tan asequible a una primera escucha, pero es fascinante porque introduce todas esas novedades y, sin embargo, a nivel estructural tiene el esquema de un trío clásico romántico. Es un homenaje a Brahms y encontramos muchos dibujos incluso beethovenianos, mezclando vanguardia, tradición y su propia creatividad consiguiendo, como muy pocos, fusionar toda esa sabiduría en un lenguaje tan personal y con la virtud añadida de saber llegar a una profundidad emocional muy alta. Es fascinante. Hablaba usted de ‘Musica ricercata’, que es una obra con una estructura tonal muy concreta y muy buscada. ¿Es una obra puramente intelectual o cualquiera puede acercarse a disfrutarla, sin mayores pretensiones? Totalmente. ‘Musica ricercata’ es, probablemente, la obra de Ligeti más cercana para el oyente. Es verdad que él utiliza una forma compositiva muy sencilla y muy divertida: son once piezas, y en la primera de ellas utiliza solamente dos sonidos, en la segunda utiliza tres sonidos, y así sucesivamente, va añadiendo un sonido más en cada pieza hasta llegar a la última, que es una fuga cuyo tema tiene los doce sonidos de la escala cromática. Noelia Rodiles (Michal NOVAK) Y esto se podría quedar en una curiosidad compositiva, pero lo que consigue en esos primeros números, con tan pocas notas, es una maravilla, porque tiene una riqueza rítmica espectacular. Creo que, incluso para un oyente primerizo, es altamente recomendable. De hecho, Kubrik utilizó alguna de las piezas para su película ‘Eyes Wide Shut’. Es música que conecta muy rápidamente con el oyente. Dedicarse a la música contemporánea, ¿no es un handicap hoy en día? ¿No es limitarse el público objetivo? La música contemporánea tiene que ser un camino más, aunque de momento sea necesario que haya estos ciclos dedicados en exclusiva, o que haya intérpretes dedicados a ella al cien por cien, pero creo que, al final, el objetivo de todos nosotros es que la música contemporánea forme parte del repertorio habitual y que podamos escuchar con igual naturalidad una obra de Jesús Rueda o de Haydn, y que no suponga un esfuerzo extra. «Aún quedan melómanos que escuchan el disco completo. Tenemos que seguir defendiendo el trabajo de escucha tranquilo, casi como una sesión de meditación» Creo que, de momento, hay que dedicarle un poquito más de atención y por eso es muy importante este ciclo que hace la Quincena, pero yo confío en que dentro de unos años no lo sea, que la gente vaya muy feliz a escuchar música contemporánea en cualquier programación. No es su primera vez en Donostia. ¿El público donostiarra es muy clásico? Estuve, precisamente, hace unos años en este mismo ciclo con el Cuarteto Cosmos, y estrenamos una obra de Mikel Urkiza, que es otro de los aspectos destacables de la Quincena: la colaboración con compositores, los estrenos… También estuve hace muy poquito haciendo sonatas de Schubert y anteriormente con sonatas de Beethoven en el teatro Victoria Eugenia. Yo creo que es una ciudad en la que hace años que se lleva una labor musical muy buena y eso acaba por cultivar al público. Pese a ser una ciudad relativamente pequeña, es impresionante la cantidad de público y también la escena de contemporánea. Dentro de lo que yo conozco, es un lugar en el que se cuida todo esto y, en gran parte, es gracias a este tipo de ciclos y festivales, que son tan importantes para acabar educando el gusto musical de una ciudad. ¿Hay algún nuevo proyecto discográfico en camino? En septiembre saldrá mi nuevo disco, en el que pongo a Schubert junto a una obra recuperada del patrimonio español, una sonata de Martín Sánchez Allú, que es un compositor salmantino romántico, del XIX. Y en agosto, dentro de unos pocos días, grabaré la ‘Partita n.4’ de Julián Orbón, una obra para piano y orquesta de finales del siglo XX absolutamente alucinante, que interpretaré junto a la Oviedo Filarmonía y el Maestro Lucas Macías. Resulta curioso que, generalmente, cree trabajos, discos, en los que de alguna forma enfrenta compositores muy actuales con compositores de otra época pero, hoy en día, quien no tiene la oportunidad de ver el concierto o tener un disco y tampoco tiene una versión premium de una plataforma digital, escucha las canciones desordenadas, sin opción a disfrutar plenamente de esa mezcla, sin poder contrastarlas, y perdiéndose gran parte del encanto de este trabajo. ¿Se ha planteado adaptar el concepto a estas nuevas tecnologías? Eso es verdad, toda la razón. Yo pienso el proyecto como algo global y, afortunadamente, aún quedan melómanos que escuchan el disco completo, sin hacer zapping de pistas. Y sí, tenemos que adaptarnos pero, por otro lado, tenemos que seguir defendiendo el trabajo de escucha tranquilo, casi como una sesión de meditación. Cuando preparas un proyecto así, son trabajos muy pensados en los que todas las relaciones entre obras e incluso el espacio entre ellas, esos segundos entre una obra y otra, están milimétricamente pensados, y creo que es bonito seguir ofreciendo eso. Seguramente, el porcentaje de gente que lo escucha ahora es mucho menor, pero hay que seguir cuidándolo y defendiéndolo.