GAIAK
Entrevue
Guillem Solé
Buhos

«La música solo es la excusa para contar una historia»

La banda catalana llega a Euskal Herria (viernes 27, Santana27) para presentar su último disco, ‘La nit està que crema’, un trabajo con el que confirman definitivamente su viraje hacia la electrónica, manteniendo sin embargo inalterables los postulados principales de Buhos: fiesta y reivindicación.

Componentes de Buhos. (MERTIN)

¿Qué supone para la banda llenar una sala como Santana 27?

Para nosotros siempre es muy especial tocar en Euskal Herria; ya de chavalillos íbamos, y tanto musical como políticamente, allí siempre hemos tenido unas referencias muy importantes. Pero, aunque sí nos podíamos imaginar tocar en alguna fiesta popular ante mucha gente, nunca podríamos ni haber soñado meter más de mil personas, pagando, en una sala como Santana, y además, cantando en catalán. Estamos inmensamente felices de poder tocar allí y ante tantísimos fans.

¿Han sido importantes para llegar a conseguirlo las amistades que han ido haciendo a lo largo del camino con bandas de Euskal Herria, como ETS, y que han hecho que crezca su popularidad aquí?

Totalmente. Tengo una relación buenísima con todos los ETS, especialmente con Iñigo que, para mí, es una persona muy especial desde que le conocí; son gente muy cercana y humilde. Además, creo que somos bandas muy parecidas, que no nos hemos hecho famosos de la noche a la mañana con un pelotazo, sino que hemos estado muchos años picando piedra, lo que hace que valoremos muchísimo cada pequeño detalle de lo que estamos consiguiendo. Hay muy buen rollo con ellos y con su agencia, que siempre nos tratan muy bien. Nos encanta ir allí, porque con ellos estamos como en casa, y nos sentimos muy a gusto hablando de música, de política... de todo, menos de fútbol (risas). 

Aparte de ETS, en el concierto también estarán otros artistas como Xabi Solano, Dupla o DJ Bull. ¿Cuál es su relación con estos músicos?

Son los músicos de Euskal Herria con los que hemos tenido más relación. A Xabi le dijimos hace años para tocar con nosotros en su pueblo, Hernani, cuando tocamos en Kontrakantxa. Luego vino con Esne Beltza a Catalunya muchas veces y colaboraron con nosotros en una canción, y hemos ido haciendo una buena amistad. Con Dupla ha sido más reciente, ya que hemos tenido la suerte de coincidir con ellos varias veces cuando hemos estado tocando este año por Euskal Herria, y también se ha dado desde el primer día ese buen rollo; y DJ Bull nos pinchaba antes que nadie en Euskal Herria, es un fenómeno, que ya estuvo con nosotros cuando tocamos hace tiempo en el Antzoki.

Al igual que aquí ustedes han sido conocidos sobre todo por ‘Sumendiak’, la versión de ‘Vulcans’ que hicieron ETS, ¿sucede lo mismo en Catalunya con ellos?

Pues es curioso, porque igual que ellos han hecho esa versión, nosotros hicimos una de ‘Zurekin batera’, que es ‘T'he trobat a faltar’; la gente en Euskal Herria pensaba que ‘Sumendiak’ era una canción de ETS y en Catalunya pensaban que ‘T'he trobat a faltar’ era nuestra, así que, cuando ellos han venido a tocar a Catalunya o nosotros hemos ido a Euskal Herria, y nos han visto cantar los temas originales, la gente ata cabos y ven que lo importante no es el idioma, sino las canciones.

«Ahora se reivindica menos con la música y parece que todo va estupendamente, todos son famosos, felices y ricos, pero luego resulta que todos tienen que ir al psicólogo»

Es cuando te das cuenta de lo absurdo que es cuando te dicen que no vas a poder salir de Catalunya por cantar en catalán; te lo dicen los mismos que luego se gastan 90 pavos para ver a Rammstein, y no entienden una puta mierda de lo que están escuchando. Pero cuando pierdes ese miedo, sales y empiezas a dar bolos, te das cuenta de que hay mucha gente a la que le gusta escuchar canciones en euskara o en catalán. Cuando vas fuera y estás cantando en tu idioma, vuelves a casa pensando, más que nunca, que vale la pena lo que estás haciendo.

¿Son esas amistades lo mejor que le han dado estos más de 15 años de trayectoria?

Sí, esas amistades son de lo más bonito, junto a esa segunda familia que formamos la banda, y con la que nos tiramos tres meses en verano juntos todos los días; y también la gente que te sigues encontrando después de los años, que te vinieron a ver cuando empezabas y que ahora vienen con los niños... eso es la hostia.

Llegan para presentar su último trabajo, ‘La nit està que crema’, con el que han confirmado, definitivamente, su viraje hacia la electrónica. ¿Ha sido una evolución intencionada o ha sido así, simplemente, como se han ido dando las cosas?

Cuando tú haces un disco, ya lo has hecho, y en el siguiente no te apetece repetirte. A nivel musical, al principio hacíamos más punk o ska, que es lo que escuchábamos de chicos, luego fuimos evolucionando y metiendo electrónica, y luego era como un juego porque nos gusta sorprender a la gente con cada trabajo. Así es como nos hemos ido cada vez más a lo electrónico, pero manteniendo el denominador común de nuestra música, que es la fiesta y la reivindicación; nos hemos ido hacia allí, porque hemos ido descubriendo juguetes nuevos y somos como niños que disfrutan de esa diversión… y ahora ya no sé qué coño haremos en el próximo disco, pero seguro que encontraremos algún juguetito nuevo para enredar (risas). Al final, la música solo es la excusa para contar una historia… el problema será cuando no tengamos nada qué contar.

(MERTIN)

¿Habéis tenido que aguantar muchas críticas de los puristas por este cambio de estilo?

Cuando llevas tanto tiempo, acabas acostumbrándote a las críticas. Al principio, siempre nos decían ‘con lo bien que lo hacéis, si cantarais en español triunfaríais en todas partes’, luego venía un catalán y nos decía que éramos unos vendidos por hacer una canción en español… desde el primer día hemos convivido con todo eso y ya nos reímos de ello, porque nos hemos dado cuenta de que hay fachas por todas partes. Pero como te digo, ya nos da igual, yo la mayoría del tiempo voy con mi Nokia y todavía juego al ‘juego de la serpiente’, y el móvil con internet solo lo uso para trabajar. Si escuchas a todo el mundo, dejas de ser tú mismo, siempre habrá puristas, y si se quedan por el camino, ya llegará otra gente a la que le guste lo que hacemos.

Antes me hablaba de un concepto que se mantiene inalterable en Buhos: fiesta y reivindicación. ¿Cree que siempre hay que lanzar un mensaje en las canciones? 

Tal y como está el mundo, si tienes la suerte de estar en un escenario, es una lástima no intentar aportar algo. Quedar bien cada vez cuesta un poco más, porque estamos peor que nunca, y ahora es la época en que se reivindica menos con la música y parece que todo va estupendamente, todos son famosos, felices y ricos, pero luego resulta que todos tienen que ir al psicólogo.

Pues mira, si tengo la suerte de poder subir a un escenario y cagarme en todo, pues lo hago, porque me quedo a gusto, y porque también nos parece importante influir o reivindicar cosas… aunque para nosotros, ya solo cantar en catalán es un acto reivindicativo; un catalán, cuando respira, ya se está reivindicando, porque si por muchos fuera, ya estaríamos fuera del mapa. Pero como te digo, lo que hacemos es, sin ir en contra de nadie, contar lo nuestro, lo que nos hace vivir y nos da la felicidad… nuestra realidad, que es la de mucha otra gente. Lo que tenemos claro es que, para nosotros, hacer música es un privilegio que ponemos siempre en valor, porque sabemos que somos unos afortunados por haber tenido esta vida que hemos tenido.

«Esto sigue siendo duro para los que empiezan. Antes colgábamos carteles en las paredes y ahora colgamos historias en el Instagram, pero no deja de ser lo mismo: buscarse la vida»

¿Y cree que, en ese contexto festivo, es más fácil que calen esos mensajes?

Nosotros empezamos quedando en un local, bebiendo cubatas, fumando canutos y bailando, así que la banda, desde el inicio, o era algo festivo o no era; teníamos otros curros y ese rato era nuestro momento de diversión, así que nunca hemos sido un grupo de hacer canciones tristonas o ‘cortavenas’ porque no nos salen. No entenderíamos el grupo o la música de otra manera, y para mí que sea festiva también tiene un punto, porque si la gente con esto puede desconectar un rato de toda la mierda del día a día, es un regalo para ellos y para nosotros.

¿Qué influencia ha tenido el trabajo de David Rosell y Genis Trani en la producción del disco?

David lleva toda la vida con nosotros, es el que se encarga de la parte más orgánica: las baterías, las voces... mientras que Genis es el último en llegar y es el que lleva toda la parte de la electrónica, así que lo que hacemos es montar las canciones con David y Genis les da el último toque; lo que no nos da uno, nos lo da el otro, y son dos cracks que aportan muchísimo.

Después de más de 15 años en esto, ¿cuáles cree que son los cambios más importantes que se han dado en la música?

No creo que haya cambiado tanto la cosa, más allá de las herramientas tecnológicas. Esto sigue siendo duro para los que empiezan, antes colgábamos carteles en las paredes y ahora colgamos historias en el Instagram, pero no deja de ser lo mismo: buscarse la vida. Ha cambiado la técnica, pero no la filosofía de hacer las cosas. Antes te juntabas con otros cuatro, ibas al bar de abajo y te dejaban tocar… y encima se llenaba el garito, porque no había tanta oferta de ocio. También se hacían muchos más conciertos y había muchísimas bandas, y ahora los chavales siguen haciendo canciones, pero son productores y lo hacen todo con el ordenador, no se ve tanto el fenómeno banda, pero no se para de producir música todos los días.

¿Pero no le parece que hoy en día se le da más importancia a los ‘likes’ y a la imagen que a la música?

Pues sí, pero todo eso es mentira. Antes, la gente iba a los bolos a descubrir cosas nuevas y eso se ha ido perdiendo, como tantas otras cosas que supongan socializar de alguna forma. Parece que ahora todo tiene que pasar por la pantallita del móvil y nos tienen agilipollados. Lo importante sigue siendo la canción, pero a los niños los tienen engañados. Y lo que tienen que hacer es pasarlo de puta madre tocando. Cuando se juntan cuatro colegas y tienen el gusanillo, ahí seguro que van a pasar cosas… y si esa magia surge y lo quieres subir a las redes, perfecto, pero hacerlo al revés es empezar la casa por el tejado.