13 NOV. 2023 - 18:55h Los rostros generados por Inteligencia Artificial parecen más reales que los humanos Los resultados de un estudio de la Universidad Nacional Australiana han demostrado que los rostros de personas blancas generados por IA eran tomados como reales, más incluso que auténticos rostros humanos. No ocurría lo mismo, en cambio, con persona que no eran blancas. Rostros ficticios generados por inteligencia artificial. (AI ANONYMIZER | EUROPA PRESS) NAIZ Las caras blancas generadas por Inteligencia Artificial (IA) parecen ahora más reales que los rostros humanos, según una nueva investigación dirigida por expertos de la Universidad Nacional Australiana (ANU) publicada en la revista ‘Psychological Science’, una revista de la Asociación de Ciencias Psicológicas. En el estudio, más personas pensaban que las caras blancas generadas por IA eran más humanas que las caras de personas reales, si bien no ocurría lo mismo con las imágenes de personas que no son blancas. La razón de esta discrepancia es que los algoritmos de IA se entrenan de forma desproporcionada con rostros blancos, explica la doctora Amy Dawel, autora principal del trabajo. «Si los rostros blancos de la IA se perciben sistemáticamente como más realistas, esta tecnología podría tener graves consecuencias para las personas que no lo son, al reforzar en última instancia los prejuicios raciales en Internet. Este problema ya es evidente en las actuales tecnologías de IA que se utilizan para crear retratos de aspecto profesional. Cuando se utiliza para personas que no son blancas, la IA está alterando su color de piel y ojos a los de las personas blancas», afirma Dawel. Según los investigadores, uno de los problemas del «hiperrealismo» de la IA es que la gente no suele darse cuenta de que la están engañando. «Resulta preocupante que, paradójicamente, las personas que más a menudo pensaban que las caras de la IA eran reales eran las que más seguras estaban de que sus juicios eran correctos. Esto significa que las personas que confunden a los impostores de IA con personas reales no saben que están siendo engañadas», señala Elizabeth Miller, coautora del estudio y candidata al doctorado en la ANU. «La tecnología de la IA avanza tan deprisa que las diferencias probablemente desaparecerán pronto» Los investigadores también pudieron descubrir por qué las caras de IA engañan a la gente. «Resulta que sigue habiendo diferencias físicas entre los rostros de la IA y los humanos, pero la gente tiende a malinterpretarlas. Por ejemplo, los rostros blancos de la IA tienden a ser más desproporcionados y la gente lo confunde con un signo de humanidad», explica Dawel. «Sin embargo, no podemos confiar en estas señales físicas durante mucho tiempo. La tecnología de la IA avanza tan deprisa que las diferencias entre los rostros humanos y los de la IA probablemente desaparecerán pronto», añade la autora. Los investigadores sostienen que esta tendencia podría tener graves consecuencias para la proliferación de la desinformación y la usurpación de identidad, y que es necesario tomar medidas. «La tecnología de IA no puede seccionarse para que solo las empresas tecnológicas sepan lo que ocurre entre bastidores. Es necesaria una mayor transparencia en torno a la IA para que los investigadores y la sociedad civil puedan detectar los problemas antes de que se conviertan en un problema grave», recomienda. Según los investigadores, sensibilizar a la opinión pública también puede contribuir a reducir los riesgos que plantea esta tecnología. «Dado que los humanos ya no pueden detectar los rostros de la IA, la sociedad necesita herramientas que puedan identificar con precisión a los impostores de la IA. Educar a la gente sobre el realismo percibido de los rostros de IA podría ayudar a que el público sea adecuadamente escéptico sobre las imágenes que están viendo en línea», subraya Dawel.