GAIAK

La «enfermedad del ciervo zombi» podría propagarse a los humanos

Los científicos califican la enfermedad como un «desastre de avance lento» y piden prepararse. La caquexia crónica, que deja a los animales babeando, demacrados y con la «mirada en blanco», se detectó en Yellowstone en noviembre y se ha encontrado en 800 muestras de ciervos, wapitíes y alces.

Ciervo en Yellowstone. (Diane Renkin | Yellowstone National Park )

La propagación de la caquexia crónica, enfermedad popularmente conocida como «del ciervo zombi», mantiene en máxima alerta a EEUU. Afecta a la familia de los cérvidos (ciervos, wapitíes, alces, caribúes y renos), es altamente contagiosa y no se conoce una forma efectiva de erradicarla. Según el Servicio Geológico estadounidense, en los últimos años se reportaron casos de caquexia crónica en animales en más de 31 estados, y también en dos provincias de Canadá. Uno de los últimos, hace un mes, cuando unos cazadores se encontraron con un ciervo enfermo en el Parque Nacional de Yellowstone.

La enfermedad, contagiosa y mortal, forma parte de un grupo de trastornos que incluye la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), conocida como «enfermedad de las vacas locas». Es causada por una proteína malformada (prión) que se acumula en el cerebro y  en el sistema nervioso de los huéspedes, dejando a los animales babeando, letárgicos, tropezando y con una reveladora «mirada en blanco», provocando cambios fisiológicos y de comportamiento, y, en última instancia, la muerte.

Se transmite por contacto directo de animal a animal o indirectamente por contacto con partículas infecciosas que persisten en el medio ambiente, como heces, suelo o vegetación. Los animales también pueden infectarse si su alimento o sus pastos están contaminados con priones que los transportan. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU, los síntomas en los ciervos pueden tardar más de un año en desarrollarse. Por lo general, comienza cuando el ciervo pierde peso drásticamente y toda su energía.

Enfermedad mortal e incurable

Su descubrimiento en Yellowstone, que alberga la mayor y más diversa variedad de grandes mamíferos salvajes en EEUU, representa una «importante llamada de atención pública», ha declarado Thomas Roffe, veterinario y exjefe de salud animal de la agencia federal Fish & Wildlife Service de EEUU, al diario ‘The Guardian’. «Este caso pone a la caquexia crónica en el radar como no lo estaba antes, es una enfermedad que tiene enormes implicaciones ecológicas». Yellowstone constituye un vasto laboratorio para observar lo que pasa cuando la enfermedad entra en un ecosistema con su diversidad biológica originaria completa, con cientos de miles de cérvidos que sustentan poblaciones de osos pardos, lobos, pumas, coyotes y otros carroñeros.

Según dijo al mismo diario Michael Osterholm, epidemiólogo que estudió el brote de EEB –una enfermedad priónica relacionada–, «es un desastre que avanza lentamente, estamos ante una enfermedad que es invariablemente mortal, incurable y altamente contagiosa. A esa preocupación se suma el hecho de que no tenemos una manera fácil y eficaz de erradicarla».

Y es que, una vez que un entorno está infectado, el patógeno es muy difícil de erradicar, puede persistir durante años, es resistente a los desinfectantes, la radiación y la incineración a 600 °C.

Saltar la barrera de las especies

La enfermedad ha hecho saltar las alarmas no solo porque afecta a los animales de caza mayor sino también por la posibilidad de que pueda saltar la barrera de las especies, infectando al ganado, a otros mamíferos, a las aves o incluso a los humanos. Para los epidemiólogos, la ausencia de un «caso de derrame» no significa que no sucederá.

«El brote de EEB (vacas locas) proporcionó un ejemplo de cómo, de la noche a la mañana, las cosas pueden descontrolarse cuando un evento de contagio ocurre», declaran los científicos. «Hablamos de la posibilidad de que ocurra algo similar. Nadie dice que va a pasar sí o sí, pero es importante estar preparados, hay que considerarla en el contexto de peligrosos patógenos zoonóticos emergentes que se mueven de un lado a otro a través de las barreras de especies».  

Las autoridades de Yellowstone revisan ya su estrategia de vigilancia, conscientes de que la virulencia de la caquexia crónica depende de la densidad. En este sentido, es muy problemática la controvertida alimentación artificial de los cérvidos, y no reconocer que los depredadores salvajes, como los lobos, pumas y osos, detectan animales enfermos mucho antes que los humanos y se aprovechan de ellos, eliminándolos. Y, hasta ahora, han mantenido inmunidad contra las enfermedades.