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PANORAMIKA

Despacio


El urbanista Paul Virilio hablaba en aquella entrevista publicada en 1997, bajo el título “El Cibermundo, la política de lo peor”, de cómo la velocidad, concepto que domina el avance de las comunicaciones actuales, influiría en una pérdida de referencia capaz de forzar una deslocalización de nuestros cuerpos. Esto se traduce en como nuestras formas de vidas estarán, y de hecho están, gobernadas por la necesidad de la inmediatez. Las redes sociales y las constantes posibilidades de la conexión total rompen las limitaciones de la distancia y del tiempo, proporcionándonos una realidad social con gran peligro de alienación y dependencia. Todo esto acaba reduciendo nuestras opciones de resistir ante unos ritmos vitales cada vez más secuestrados por una obligatoriedad de producción y consumo que nunca cesa. Por tanto, la reivindicación de los procesos lentos, de la presencia artesanal y manual frente a la celeridad de la digitalización, irrumpen como una revolución pausada que, sin embargo, demuestra una firmeza capaz de erigirse como protagonista en las dos reseñas que presentamos a continuación. El cuidado de lo plástico recoge la gestualidad heredera de investigaciones y experimentaciones que han ido conformando nuestras habilidades creativas, cuya herencia recogemos haciéndola medio y objetivo del trabajo artístico.

“Producción, NO reproducción” es el título que el centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo Artium de Gasteiz propone para una muestra orientada a la exposición de sus fondos de obra gráfica en distintas localidades de Araba. Comenzando en el espacio ZabalArte de Agurain, desde el pasado 17 de febrero hasta el 18 de marzo, y acabando en La Casona de Amurrio, desde el 23 de marzo hasta el 22 de abril, un elenco de 31 autores de diferentes procedencias, técnicas y líneas conceptuales se unen bajo la colaboración del estudio y galería La Taller. Este último aporta toda la calidad de su bien cuidado oficio para la realización de las piezas gráficas propuestas por sus creadores. La confluencia de sus obras cuyo punto de partida se desglosa en disciplinas tan aparentemente dispares como el vídeo, la instalación o la acción gana sin duda alguna un grado de interés inapelable a través de procesos de impresión tradicional como xilografía, litografía o aguafuerte. Con todo, el título remarca entonces el estatus de la técnica no solo como un mero vehículo sino como un modo de hacer que nos ayuda a encontrar un reducto desde el que desafiar a las imposiciones de una vida regida por la lógica de la mayor explotación en el menor tiempo posible.

El gabinete abstracto de la bilbaína sala Rekalde expone hasta el 18 de marzo el proyecto “Sokatira 2014-2017” de la artista Marta Zelaia (Urduliz, 1962). Un tapiz con una escala casi 1:1 que la creadora vizcaína ha ido tejiendo entre 2014 y 2017 en su familia y con la colaboración de sus padres. Una conjunción arte/vida en la que la tarea de costura, tan inserta en la rutina del cuidado tradicionalmente a cargo de las mujeres, se revela como una pieza artística que la disposición de la sala nos permite intuir desde el exterior del edificio. Una puesta en escena de apariencia diáfana nos facilita valorar el conjunto y el detalle de la imagen representada, así como una pintura de Carlos Fernández Gasulla que, bajo el título “Performance”, representa el proceso de confección.