7K - zazpika astekaria
world press photo 2018

La realidad que no nos gusta mirar

Adolescentes convertidas en bombas andantes, mujeres sin otra opción que prostituirse, niños refugiados heridos o agotados son los protagonistas de las historias retratadas por los ganadores del apartado “Gente” del World Press Photo. Fotografías que testimonian una realidad incómoda pero muy real para gran parte de los habitantes del planeta. Por cierto, un reportaje publicado en 7K, titulado “Sicarios” y de Javier Arcenillas, también ha sido premiado.


 Buscando la libertad en el agua

Estas estudiantes del archipiélago de Zanzíbar, de mayoría musulmana, aprenden a flotar en el Océano Índico. En pequeño, su profesora, de 17 años, chasquea los dedos mientras se sumerge. Es parte del programa de la ONG Panje para enseñar a nadar a las niñas y mujeres sin comprometer sus creencias religiosas. Segundo premio en reportajes en el apartado «Gente».

Fotografía: Anna Boyiazis

 

Permítanos, antes que nada, un poco de autobombo: el reportaje sobre el crimen organizado en Centroamérica del fotógrafo freelance madrileño Javier Arcenillas y que publicamos en portada bajo el título de “Sicarios” en nuestro número del pasado 8 de abril, ha obtenido el tercer premio en el apartado Proyectos a Largo Plazo de World Press Photo, el certamen de fotoperiodismo más prestigioso del mundo y cuyo palmarés se dio a conocer el pasado 12 de abril en Amsterdam. Un trabajo en el que Arcenillas –del que 7K ha publicado otros reportajes, como, por ejemplo, uno reciente sobre la feria de armas Knob Creek (EEUU)– ha trabajado durante siete años documentando a las bandas de delincuentes en países como Colombia, México y Guatemala. Haciendo un símil fácil, que el jurado seleccione el trabajo de un fotógrafo entre los más de 50.000 presentados es como ganar una estatuilla en los Oscar de Hollywood; el reconocimiento mediático e internacional en el sector es el mismo.

Son, la mayoría, trabajos realizados por fotógrafos freelance, como es el caso del sueco Magnum Wennman (Estocolmo, 1979), primer premio individual en el apartado “Gente”. World Press Photo, además de elegir la mejor fotografía del año –en esta edición ha recaído en el venezolano Ronaldo Schemidt, de la agencia France Press–, selecciona ganadores en diversas categorías. “Gente” engloba retratos de personas, que pueden ser retratos únicos o reportajes. Wennman, elegido Fotógrafo del Año sueco en varias ocasiones, centra su trabajo en denunciar la situación de vulnerabilidad de los niños que han sido desplazados a consecuencia de la guerra. Lo hace documentando el extraño síndrome que deja inmóviles a los hijos de los inmigrantes a los que se les niega el derecho de asilo –el síndrome de resignación lleva dos décadas siendo estudiado en su país– o rodando delicados y crudos cortometrajes como “Fatima’s drawings”, premiado en el también prestigioso Visa pour l’Image francés en 2016 y que se puede ver en Vmeo.

Niñas y adolescentes son también las protagonistas del trabajo del australiano Adam Ferguson para “The New York Times”, ganador del premio en reportajes en este apartado. Son 18 retratos y entrevistas con niñas secuestradas por Boko Haram en Nigeria, a las que se les ataron explosivos al cuerpo para convertirlas en armas de guerra. Los ataques suicidas por niños y mujeres están siendo una lacra en el país; lo terrible también, como denunció el mismo medio con fotos de Ferguson, es que el terror y la explotación de esas niñas no acaba si consiguen escapar, porque en los campamentos de refugiados el ejército nigeriano abusa igualmente de ellas. El terror, en bucle.

 

Síndrome de resignación

Djeneta (derecha) está postrada en cama desde hace dos años y medio. A su hermana  Ibadeta, al lado, el síndrome de resignación (RS) le afectó hace seis meses. Ambas son refugiadas de Kosovo y a sus padres les han negado el asilo. El fotógrafo sueco las retrató en Horndal (Suecia). Este síndrome, diagnosticado únicamente en Suecia, afecta a refugiados de 7 a 19 años y vuelve a los pacientes pasivos. Los deja inmóviles y mudos, incapaces de comer y beber.  

Fotografía: Magnus Wennman



 

Manal, retratos de guerra

Manal (11 años) fue víctima de un ataque con misiles en Kirkuk (Iraq) y sufrió graves quemaduras en cara y brazos. Varias horas al día, la niña lleva una máscara para proteger su rostro de la luz después de varias operaciones de cirugía plástica. El «freelance» siciliano Alessio Mamo (tercer premio en «Gente», en fotografía individual) la retrató en el hospital de Médicos Sin Fronteras de Amman.

Fotografía: Alessio Mamo

 

 

 

Yaodong

Esto dos hermanos viven en un yaodong (una casa- cueva), excavado en una ladera de la meseta de Loess, en el centro de China. Ambos son solteros y han pasado toda su vida en este lugar. Las paredes revestidas de tierra de su yaodong, una vivienda tradicional cuyos orígenes se remontan a hace más de 2.000 años, tienen buenas propiedades aislantes, lo que les permite sobrevivir a los inviernos fríos y disfrutar en verano de temperaturas frescas. La meseta de Loess, situada en los tramos alto y medio del río Amarillo, es aproximadamente del tamaño del Estado francés. La fotografía obtuvo el tercer premio de «Gente» en retrato individual.

Fotografía: Li Huaifeng

 

 


Chicas

Alice es una madre soltera de 27 años, de San Petersburgo. Es también trabajadora sexual desde hace diez años y, con frecuencia, ha sufrido redadas policiales, agresiones de la delincuencia organizada y violencia por parte de sus clientes. Aunque oficialmente hay un millón de trabajadoras sexuales en Rusia, la ONG Silver Rose baraja cifras mucho más altas: solo en San Petersburgo hay más de 50.000 mujeres trabajando en este sector. La «freelance» rusa Tatiana Vinogradova ha ganado el tercer premio en reportajes en el apartado «Gente» por este trabajo.

Fotografía: Tatiana Vinogradova

 

 

 

Las niñas de Boko Haram

Arriba, Aisha, de 14 años. Abajo, Falmata, de 15, se tapa el rostro con unas flores. Forman parte de un reportaje con 18 retratos de niñas secuestradas por miembros de Boko Haram tomadas en Maiduguri, estado de Borno (Nigeria). A estas niñas les ataron explosivos al cuerpo y se les ordenó inmolarse en zonas atestadas de gente, pero lograron escapar y buscar ayuda antes de hacerlo. El reportaje, ganador del primer premio de reportajes en «Gente», estaba nominado también en el apartado a la mejor fotografía del año por el retrato de Falmata. Lo terrible es que Falmata tuvo que huir de sus supuestos salvadores. Los abusos sexuales en los campamentos están a la orden del día.

Fotografía: Adam Ferguson