7K - zazpika astekaria
IRUDITAN

En el exterior debe ser otoño


Tan aventurado sería decir que al ciervo de la imagen le han brotado ramas de árbol como que es un árbol surgido de un tronco animal. En esta instalación del artista Kim Myeongbeom (Corea del Sur, 1976), hay una frontera difusa entre lo cotidiano y lo incoherente, entre el orden natural y el espacio, que nos conduce a pensar algo, no sé muy bien qué, sobre el equilibrio de la naturaleza.

Si se centra la mirada en el ciervo y su cornamenta, suspendida por finos hilos invisibles, el resultado es una visión tan poética como inverosímil. Tanto que podría ser cualquier escena salida de un cuento de las mil maravillas.

Sin embargo, si ampliamos la mirada al conjunto de la instalación, pasamos del cuento a un tiempo de incertidumbre. Observen esas dos farolas colocadas a ambos lados del techo, convertidas en inquietantes ojos que controlan toda la situación. Sí, también a nosotros mismos. El artista ha colocado su ciervo arbóreo en lo que era el pabellón de municiones de Camp Greaves, un antiguo campamento del ejército estadounidense dentro de la zona ya desmilitarizada de separación entre las dos Coreas. Debe ser cierto que en algunos espacios siguen habitando sus fantasmas. Y, si de certezas se trata, solo diré que la imagen demuestra que lo inverosímil siempre es más poético que lo verosímil. Y que ahí fuera, en el exterior de este recinto mágico y extraño, debe ser otoño.