19 JAN. 2020 ARQUITECTURA Un silo residencial IñIGO GARCÍA ODIAGA Hace aproximadamente una década, París decidió dotarse de un nuevo Palacio de Justicia, una obra monumental construida por el emblemático autor del Centro Pompidou, Renzo Piano, edificio que llegó a ser un referente mundial en los años 70 y buque insignia de la Francia de Mitterrand. Tal vez para intentar emular los éxitos del pasado, el nuevo proyecto se ligó a una operación urbanística más ambiciosa, la creación de un nuevo distrito residencial agrupado en torno a un gran parque urbano y presidido por la nueva ciudad judicial de la capital gala. Este nuevo distrito de Clichy-Batignolles se encuentra en la actualidad prácticamente finalizado y los primeros residentes están ocupando ya los apartamentos de vivienda protegida que se han levantado rodeando el parque Martin Luther King. Uno de esos bloques es el construido mediante la colaboración de los estudios de arquitectura de Vincent Parreira y Aires Mateus e Associados, gracias al concurso que se planteó y que ha permitido a los estudios francés y portugués construir 170 viviendas en este lugar. El edificio se proyectó como dos construcciones diferentes, alternando llenos y vacíos, y ofreciendo entre los dos bloques un jardín privado como continuación del parque público. Ambos edificios son similares, si bien uno remata la medianera de un bloque colindante y su escala es menor, mientras que el otro se levanta independiente y a una escala mucho mayor. La elección del color negro para el pequeño y el blanco para el grande le otorga un gran protagonismo al segundo, haciendo que prácticamente el primero pase desapercibido y parezca parte de los inmuebles colindantes. Esta solución hizo posible su construcción a mayor escala, con el fin de tener el deseo de vivir en el cielo y ofrecer vistas notables de la ciudad. Una grieta de escala monumental divide el edificio grande, multiplicando las perspectivas sobre el paisaje urbano y creando nuevas relaciones entre los vecinos. En ese sentido, a través de un juego de llenos y vacíos entre las piezas que rellenan la estructura, la construcción surge de acuerdo con las vistas, como una ciudad vertical que se abre sobre París. El edificio se eleva hasta los 50 metros y, gracias a su ubicación junto a la entrada del parque, contribuye a crear una escala suburbana y de referencia en el nuevo barrio. El jardín privado se convierte en una pieza de transición para los edificios y en un paisaje de transición entre el parque y la calle, lo que mejora la distinción de los otros edificios, que proyectan una imagen de ligereza y fragilidad. El resultado es un bloque muy expresivo, en el que una estructura de pilares y losas que evoca fragilidad envuelve un conjunto de gran densidad, generando, a pesar de esa masividad del apilamiento de pisos y viviendas, una imagen de cierta ligereza. Vincent Parreira y Aires Mateus llevaron a cabo el proyecto envolviendo el conjunto residencial en una especie de exoesqueleto de hormigón blanco, que es además soporte del conjunto. Esas terrazas perimetrales proporcionarán a los futuros ocupantes un espacio habitable al aire libre. Un espacio que condiciona la imagen exterior del inmueble y que, al menos por el momento, es elegante. Luego la realidad de la vida cotidiana y la ocupación aleatoria por parte de los vecinos transformará el aspecto final del edificio, al llenarse esas terrazas con plantas, mobiliarios, almacenajes improvisados, bicicletas y toda suerte de objetos de la vida diaria de cada usuario; la imagen de silo blanco se transformará hacia un andamio habitado. Sitios funcionales. Desde un punto de vista más teórico, esa estructura tiene como objetivo reinventar las formas de vida en un edificio residencial colectivo. Además de proponer una gama flexible de apartamentos, desde estudios hasta viviendas de dos y tres dormitorios que permiten satisfacer las necesidades familiares cada vez más diversificadas, las terrazas ofrecen relaciones vecinales y expansiones de la vivienda hacia el exterior. Esa especial atención a los estándares de calidad de los apartamentos reinterpreta los balcones estrechos y continuos inspirados en el esquema tradicional del Haussmann del París clásico. Al ampliar el arquetipo de la casa tradicional se logra un espacio funcional, útil, no simplemente decorativo, y al mismo tiempo se ofrece a ese silo de viviendas monumental una imagen de gran domesticidad.