12 JUIL. 2020 CONSUMO Kilómetro 0 BERTA GARCIA Aprovechando que seguimos impregnados de espíritu solidario, van aflorando campañas destinadas a sensibilizarnos como personas consumidoras sobre la importancia de consumir productos de “cadena corta”. Son los llamados productos de kilómetro cero, o de proximidad que, para llegar al o la consumidora, han recorrido menos de 100 kilómetros y, por lo tanto, su huella ecológica se ha reducido. Las campañas no resultan novedosas si se trata de propiciar una mayor conciencia a la hora de consumir, ya que desde diversos grupos sociales se lleva trabajando la tira de años, potenciando una nueva forma de entender la alimentación, cimentada en el desarrollo sostenible, la defensa de la biodiversidad y el compromiso ético con los productores. La novedad ahora es que se han unido otras voces reivindicativas al calor de los estragos económicos que la pandemia ha provocado y que van más allá de los productos alimentarios. Necesidad de remontar. Empresas y comercios locales (y no tan locales) necesitan remontar el bache, porque es indudable que el confinamiento ha dejado huella, y desde las instituciones públicas se está incentivando el consumo local con campañas publicitarias y ayudas económicas. Hasta aquí todo bien, es justo y necesario, amén. No comparto, sin embargo, que se haga un totum revolutum en los efectos llamada, ya que se acaba distorsionando la verdadera filosofía de compromiso ético y social en nuestros modos de consumir. Y el ejemplo que pongo siempre es el de la ropa que ha hecho un viaje cómodo de 15.000 kms hasta llegar al consumidor final. Vaya por delante que sigo defendiendo el consumo local como también, y ante todo, los productos de cercanía en su origen y producción. Pero son dos cosas que, si bien suenan parecido, no hablamos de lo mismo. Con ambas se trata de ejercer un consumo responsable social y económicamente, pero la segunda opción va más allá, pues se trata de productos locales, que estén vinculados a un territorio, sin perder de vista los procesos ecológicos y el respeto a la naturaleza. Y es este pequeño matiz el que me hace puntualizar que en campaña no todo vale.