29 NOV. 2020 PANORAMIKA El fin de la inocencia IKER FIDALGO ALDAY La captura de una imagen nunca es inocente. Cualquier dispositivo que nos permita captar una instantánea, siempre revelará una serie de decisiones. Desde el encuadre, el enfoque o la posición elegida para el disparo, hasta la selección de colores, texturas o tamaños. Hace tiempo que la fotografía abandonó la cuestión de la mera representación y hace mucho también que nuestras miradas dejaron de creer en la veracidad de aquello que refleja una imagen. La revolución digital nos permitió desvelar los trucos del mago y en cada teléfono tenemos a nuestra disposición un pequeño laboratorio instantáneo que nos permite retocar formas y fondos a golpe de yema de dedo. Este gesto tan inserto en nuestra cotidianidad es una revolución en nuestra manera de consumir lo visual basado en una capacidad instantánea de crear y compartir material, pero también de desecharlo. Al periodo actual el fotógrafo y ensayista Joan Fontcuberta se refiere como era postfotográfica tal y como nos explicó en 7K en una entrevista realizada en 2017. Un momento en el que la acumulación ha tomado el mando para reconvertir nuestra manera de registrar, almacenar y, en consecuencia, de recordar. Con todo esto, la fotografía como disciplina busca caminos desde los que reivindicar un protagonismo propio. En un tiempo en el que la capacidad de captar, editar y compartir está en la palma de la mano, es su posición en los lenguajes del arte contemporáneo la que le garantiza su vigencia. Si la imagen es el eje de la sociedad contemporánea, la fotografía tiene aún mucho que decir. Los talleres impartidos por Héctor Mediavilla (Barcelona, 1970) en Dakar (Senegal), Niamey (Níger) y Bamako (Mali) a finales del año 2017 en el contexto de la bienal fotográfica de la capital de Mali, han propiciado la colaboración con 35 jóvenes fotógrafos y fotógrafas que constituyen el elenco de la exposición colectiva “Afrotopía”. La exposición fue inaugurada el 3 de noviembre bajo el comisariado del propio Mediavilla en el Pabellón de Mixtos de la Ciudadela de Iruñea. La muestra, que podrá visitarse hasta el 10 de enero del 2021, reúne una serie de trabajos que reivindican una perspectiva vinculada a su propio origen. La intención es renunciar a las narrativas occidentales que habitualmente se vierten desde las maneras actuales de colonialismo y reivindicar un relato propio que ponga en primera plana los intereses y escenarios desde la subjetividad de cada una de las miradas. El retrato, la fotografía documental o el paisaje comparten espacio con el fotomontaje, el collage fotográfico o un registro mucho más cercano a lo periodístico. El papel de la mujer, la composición del entorno o la importancia del producto local son algunos de los temas que salpican la colección. Sin duda, el elemento comisarial trasciende más allá de la organización espacial o conceptual. El trabajo de Mediavilla realizado en cada ciudad y dinamizando el trabajo grupal en torno a las temáticas y la reflexión crítica es el armazón que provoca los resultados que ahora podemos visitar. El Museo San Telmo de Donostia inauguró en octubre “Al abrigo de Urgull”. Una compilación de grabados y piezas, hasta un total de 80, cuya autoría está comprendida entre el siglo XVI y el siglo XIX. El grabado es hasta el surgimiento de la fotografía una de las técnicas más utilizadas en la representación. Una tecnología que permitía crear una imagen sobre una superficie que luego era estampada en un soporte. Esto posibilitaba la producción mecánica de las copias para distribuciones masivas. Como su propio nombre indica, la pieza central es la representación de la ciudad en torno a la montaña entendida como fortaleza defensiva y elemento paisajístico que define el desarrollo urbanístico de la capital guipuzcoana.