27 DéC. 2020 2020: Ahaztu NAHITIK GOGORATZEKO URTEA La maquinaria del fútbol sobrevive con la esperanza de rellenar el vacío Manex Altuna El uruguayo Eduardo Galeano dejó escrito que «no hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie». El fútbol se quedó sin ese espíritu ni alma, pero pronto se reorganizó para mantener el negocio. Todos los clubes han pagado la factura y la disminución de los ingresos ha dejado mucho más tocados a los grandes, como demuestra el ejemplo de un Barcelona que vislumbra atemorizado un futuro sin Messi. Han surgido voces que suspiran por una Superliga europea y habrá que ver en qué modo afecta el Brexit a la Premier, la liga más poderosa en la actualidad. Asimismo, este verano debería celebrarse la Eurocopa, con San Mamés como una de las sedes, y habrá que ver si prospera la solicitud de la Federación Vasca para ser miembro de FIFA y UEFA. En el fútbol vasco la situación es de bonanza. Cinco equipos masculinos en Primera y tres femeninos, con entrenadores de élite y jugadores en grandes clubes de Europa. El nivel deportivo sigue siendo muy alto, pese a la retirada de Aduriz, Ainhoa Tirapu o Zurutuza, con una Real que está gozando de una época brillante con Imanol. La Supercopa que disputarán en enero Athletic y Real y la final de Copa vasca que se debería jugar en abril marcarán la temporada, junto con el recorrido txuri-urdin en competiciones europeas. En cuanto a la situación económica, el Athletic es el único que presenta pérdidas, aunque dispone de una hucha para poder salir adelante. Alavés, Eibar y Osasuna, al igual que el conjunto rojiblanco, son conscientes de que todo pasa por no perder la categoría. En la Liga Iberdrola, Athletic y Real aspiran a dar la sorpresa asumiendo las dificultades que ha traído la mayor profesionalización, mientras el Eibar está demostrando que tiene potencial para mantenerse. Otra cosa es el complicado panorama en el fútbol modesto o el modo en el que influirá este paréntesis en las canteras, tanto a nivel emocional como por la pérdida de horas de entrenamiento y el valor que tiene para el aprendizaje competir en grupo.