7K - zazpika astekaria
Entrevue
Miguel de Lucas

«La memoria no es por nuestros muertos, sino para los vivos, para asentar la historia que viene»

(Zazpika)

El profesor Miguel de Lucas hace un emotivo homenaje a los brigadistas internacionales que lucharon contra el franquismo en su nuevo libro “Sois historia, sois leyenda”. Advierte de la «memoria amputada» en el Estado español y explica por qué es importante ocuparse de la transmisión.

‘Sois historia, sois leyenda’ (Editorial Ctxt) tiene como autor al periodista, profesor universitario y doctor en Literatura española Miguel de Lucas. Ha sido presentado recientemente y en él se vuelve a poner sobre la mesa la relevancia de hacer «una memoria ampliada» que contrarreste la «memoria amputada y enterrada» por la poderosa «industria del olvido» del Estado español.

Con eje en el proceso histórico, De Lucas recuerda las historias de vida de algunos de los 35.000 brigadistas que llegaron a la Península a luchar contra el franquismo, entre ellos los luego famosos políticos Willy Brandt (Alemania) y Jawaharlal Nehru (India). Y alerta en entrevista con 7K por el ascenso del discurso de la ultraderecha en el Estado español: «Vemos que las historias que están convenciendo ahora son otras porque hemos olvidado o no hemos sabido contar estas historias como la de las Brigadas».

Para la presentación del libro escribió una carta pública a un hijo contando la importancia de conocer esta historia. ¿Es a un hijo metafórico o es realmente a un hijo suyo?

Sí, sí, el hijo es real, de carne y hueso, es Diego, mi hijo de tres años. Todo esto empieza por una crisis que he tenido y que suele ocurrir a quienes escribimos sobre temas históricos y con cierto compromiso, que es pensar ‘¿para quién diablos escribo?’, ‘¿a quién le llega y qué impacto tiene?’. Te gustaría que llegara a la siguiente generación y que causara la misma fascinación.

La génesis de este libro por un lado es una bendición y por otro una maldición, viene de una serie de reportajes que quería hacer sobre las Brigadas Internacionales y la sensación que tuve fue que había un problema: llega un momento en que no sabes poner el punto final. Estamos hablando de mas de 35.000 hombres y mujeres que vinieron y todos tienen vidas interesantísimas. Cada uno de ellos es una novela.

¿Por qué bendición y maldición entonces?

Porque internet es bendición y maldición en eso también. Porque encuentras una cantidad oceánica de información, un caudal inmenso, y pensaba a la vez ‘¿qué puedo contar yo que no se haya contado?’. Y esto coincide con mi hijo, con quien pasaba mucho tiempo hablando sobre samuráis y caballeros de la Edad Media y me sorprendía lo bien que lo pasaba hablando con él de estas historias frente a lo mucho que tenía que luchar para contar la historia de las Brigadas Internacionales. Entonces ocurrió que vi el famoso discurso de La Pasionaria despidiendo a los brigadistas y ella no dijo ‘iros a escribir tesis o estudios académicos’, lo cual está perfecto, sino que pidió a las madres hablar a sus hijos de las Brigadas. Hay dos formas de memoria, la que está en los libros y la que se transmite por vía oral, generacional de padres a hijos. Y yo la conocí por parte de mi padre y ahora se la cuento a mi hijo.

Yendo a los hechos históricos, cuenta que de los 35.000 brigadistas murieron más de 10.000 y que vienen de muchas nacionalidades…

Sí, las cifras no son exactas, es difícil conocerlas. De los primeros que vinieron en 1936 casi todos murieron y quedaban pocos a finales de 1938. Hay que sumar los números de desaparecidos, presos, desertores, mutilados... Por eso el libro comienza con la fotografía del desfile de retirada en Barcelona con la frase ‘en la foto no están todos, los mejores habían muerto’. Las nacionalidades que más presentes estaban eran franceses y belgas. Una frase de una brigadista francesa que leí resume muy bien por qué vinieron tantos; entendieron antes que nadie que la Segunda Guerra no empezó en el 39 sino en España en el 36.

¿Cuál fue el dato que más le sorprendió de todas las historias conocidas al hacer el libro?

Muchas, pero una en particular... que hubo una presencia muy importante de judíos en las Brigadas, de hecho viajaron mas de 100 judíos argentinos para sumarse a las Brigadas, y esto va en contra del discurso que dice que hubo cierta pasividad de la comunidad judía ante el fascismo. Hubo una presencia significativa, no se definían por su fe religiosa, porque en su mayoría eran marxistas o socialistas, pero tenían claro que estaban siendo perseguidos y querían luchar para detener el fascismo.

También hubo israelíes y palestinos, aunque no existía aún Israel, estuvo [el que sería canciller alemán] Willy Brandt, estuvo [el luego primer ministro indio] Jawaharlal Nehru, hubo también chinos, de todo. Y una historia de unos hermanos polacos que vivían en Bélgica me impactó; ambos murieron y le dejaron una carta a su madre explicando por qué fueron a España, y en ella le dicen ‘entiéndelo madre, por favor, no vinimos a luchar por intereses egoístas, en España estaba el polvorín que iba a incendiar el mundo entero’.

Muchas historias de vida emocionantes...

Sí. Otra que he descubierto ya después de terminar el libro es la de la brigadista conocida como la Reina de la Ametralladora, una antifascista holandesa que se llamaba Fanny [Schoonheyt, combatió en el frente de Aragón]. La prensa la apodó así y estuvo en España ya antes de la guerra civil, organizando la Olimpiada Popular de Barcelona en 1936. Hay un germen de las Brigadas en las personas que van a esas Olimpiadas, que son para contraprogramar los Juegos de Hitler. Justo un día antes de la inauguración en Barcelona se produce el levantamiento militar y golpe de Estado. Hay una comunidad de exiliados políticos italianos y alemanes inmensa en Barcelona cuando estalla la guerra.

Lo que me impresionó de Fanny es que ella terminó exiliada en República Dominicana y resulta que una periodista holandesa contactó a la hija de Fanny una vez y la joven no tenía ni remota idea de lo que había hecho su madre. A partir de una biógrafa que viaja a la República Dominicana ella se entera de lo que había hecho su madre y eso habla de la desmemoria que existe, igual que hay una memoria amputada. Con la memoria definimos quiénes somos y construimos la identidad. La memoria también puede ser ampliada, conocer estas historias es una manera de ser quienes somos y en base a eso ver cómo se construye.

Recordemos para quienes no conocen este dato. La Pasionaria, la vizcaina Dolores Ibarruri, ¿por qué hizo ella ese discurso en Barcelona y por qué despedía a los brigadistas?

Fue uno de los intentos desesperados de Juan Negrín por salvar la República. Cuando él llega a la presidencia, ya tiene malas cartas y él tenía el plan de ‘resistir es vencer’. Creía que si se alargaba la guerra civil podía ser que coincidiera con la guerra en Europa y esto implicaba barajar las cartas de nuevo y la República podía tener una posibilidad. Eran tiempos de la política de apaciguamiento cobarde del Reino Unido y Francia, de darle a Hitler lo que quiere. Dentro de esto, Negrín tiene la idea de presionar al Comité de No Intervención para que presionen a Alemania e Italia y estos así retiren todo el apoyo incesante dando material a los franquistas.

Esto ocurre en 1938, cuando Hitler se queda con los Sudetes checos. Negrín pensaba enviar el mensaje a París y Londres de que no había más brigadistas para que haya un movimiento en sentido opuesto en el otro bando. Porque en la Batalla del Ebro habían comprobado que sin apoyo alemán o italiano la República tenía una posibilidad. También es cierto que lo de Negrín era un riesgo calculado, porque las Brigadas ya estaban muy diezmadas e incluidas en el Ejército Republicano. Y por eso es que se los despide en ese acto en Barcelona, y La Pasionaria es la que da el discurso porque básicamente la Internacional Comunista era en ese momento la que tenía capacidad de reclutamiento y la infraestructura y la Pasionaria estaba a la cabeza del PCE.

¿En Euskal Herria hubo muchos brigadistas?

Haciendo el libro no encontré información sobre eso. Los brigadistas llegan a Albacete, a la que llaman la Babel de la Mancha. Se organizan allí llegando desde París, y tienen su batalla más importante en Guadalajara. Allí se produce una suerte de guerra civil italiana dentro de la española porque se enfrentan tropas fascistas de Mussolini con la brigada de Garibaldi y la ganan los antifascistas. Hemingway dijo una vez que esa fue la primera batalla que se libra a escala mundial.

Por otro lado, el gran éxito de los brigadistas es la defensa de Madrid. Cuando Franco está a las puertas de Madrid, el Gobierno de Largo Caballero cambia la capital y abandona la ciudad pensando que iba a caer en cuestión de días. Y el 6 de noviembre de 1936 hay un gran desfile de los brigadistas por la Gran Vía, dando una inyección de moral a las milicias españolas, menos capacitadas. Gracias a ellas, Franco no pudo entrar más allá de la Ciudad Universitaria.

En Madrid la memoria está amputada. La memoria tiene lugares donde se cristaliza y refugia y también hay no-lugares, hay una industria del olvido y ha habido un empeño deliberado de borrarla. En el caso de Madrid es muy evidente. Sabemos más de Auschwitz que de lo que pasó en España.

Para concluir, ¿cómo se siente con lo que está sucediendo con la extrema derecha en el presente tras la experiencia de este libro?

Bueno, la sociedad española no es históricamente anómala. Todas tienen episodios convulsos en su pasado que quieren mantener ocultos. El problema es que hay una memoria democrática en Europa que se construye en base del antifascismo y la española ha sido amputada, enterrada, y no se conserva un recuerdo de las personas que lucharon por nosotros contra el fascismo ni se piensa cómo se transmite esa memoria a las generaciones venideras.

La memoria tiene que ver con los vivos, no con los muertos, tenemos que hacer esto por nuestros abuelos, dicen algunos, pero para quienes no creemos en la vida después de la muerte, la idea es que la memoria a los muertos no les importa nada, no tiene que ver con el pasado sino con el futuro. Por eso la quiero contar, solo para los vivos la historia tiene significado y con ella asentamos la historia del mundo que viene, que será mejor si en él se conserva la memoria de los brigadistas y antifascistas y no de los dictadores. Es importante qué historia nos contamos y con qué historias nos construimos. Ahora en España vemos que las historias que están convenciendo son otras porque hemos olvidado o no hemos sabido contar estas historias.

 

«Un espejismo de unanimidad»

El reconocimiento a quienes lucharon por sostener la Segunda República suele estar lleno de polémicas en el Estado español, sea porque a la derecha españolista le cae mal o porque a algún sector de la izquierda le parece insuficiente. Pero no fue siempre así.

De Lucas recuerda un hecho «sumamente irónico» visto con los ojos del presente. Es que a las Brigadas Internacionales se les concedió la nacionalidad española en 1996, en las postrimerías del gobierno de Felipe González y meses antes de que ganara José María Aznar las elecciones. Fue una declaración de unanimidad en el Congreso de los Diputados.

«Eso fue un espejismo de unanimidad con el que el PP pretendía presentarse como un partido que había roto sus vínculos con la dictadura. Esto muestra que hemos dado pasos atrás. En el 96 había un sentimiento de gratitud a las Brigadas y hoy vemos que el monumento a ellas en la Complutense aparece vandalizado constantemente y, mientras que en toda Europa hay monumentos a ellos, aquí es donde más se desconoce su historia», señala el autor.