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Cocinar en microondas


Solo leyendo el título, parece que me estoy tirando a la piscina de la vanguardia culinaria, a las espumas, aires, crujientes, esencias y esferificaciones varias en tamaño, todo, mini. Pues nada más lejos de la realidad familia, el “micro” título hace referencia ni más ni menos que a su majestad el microondas. Si, amigos, si de apuros nos ha sacado un instrumento en la cocina, es este. No me digáis que nunca habéis llegado a casa, sin tiempo, agobiados, sin saber qué comer y teniendo solo sobras en la nevera de días anteriores. ¿Y quién estaba ahí? Ni la amatxo, ni la amona, ahí estaba con la puerta abierta, oh señor, mi señor, el microondas. Que mientras uno se cambia, va al baño, y se prepara para seguir con el día, el microondas hace de las suyas, para en 3-4 minutos, calentarnos esas sobras que nos saben, en ese momento de estrés, mejor que un rodaballo a la parrilla, un domingo soleado, en una terraza de Getaria.

Hablemos, pues, de esta gran herramienta de la cocina. No, no es ironía. Dícese por ahí que los cocineros no utilizamos el microondas. Dícese también que es un invento del diablo y que todo buen cocinero no precisa de semejante invento, traído a la tierra, pensado para que vagos culinarios atajen por los caminos gastronómicos. Chorradas. Torrijas, chuletas, bacalaos, brócolis y todo tipo de alimentos varios he visto pasar por la habitación de las ondas mágicas. Esas que calientan los alimentos como por arte de magia. Si se utiliza bien, se trata de un instrumento como cualquier otro, con un potencial terrible. Además, todo quede dicho, a día de hoy será de los instrumentos de cocina más baratos que existen.

¿Y cómo se hace la magia? Pues dentro del microondas hay un elemento que se llama magnetrón. Es el primo bueno del malo de los X-men. La función de esta pieza es generar unas ondas muy pequeñas de alta densidad que se conducen a un ventilador. Este ventilador reparte a su vez las ondas por la superficie del cubículo, donde las paredes de este son metálicas y eso hace que las ondas reboten y lleguen a la comida. Al llegar a la comida, calientan los alimentos porque hacen vibrar a las moléculas de agua que estos contienen. Esto hace que los alimentos se calienten y, si prolongamos la exposición a estas ondas o el producto contiene mucha agua, podría llegar a cocinarse. Luego os dejo algún que otro pequeño truco para que os aprovechéis de esto.

Un dato importante para calentar bien lo que se introduzca dentro del microondas es no colocar esto que se introduzca en el centro. Para que el calor se reparta de manera uniforme, es importante que el producto gire y se mueva. Por lo tanto, lo mejor es colocarlo en un lado y no en el centro.

El nacimiento del microondas. Seguimos con un poquito de historia, porque el cacharro se las trae. Se dice, que no se sabe si es del todo cierto, que un tal Percy Spencer estaba estudiando cómo mejorar unos radares en el 1945. Para ello, tenía instalados unos magnetrones en una habitación en la que estaba realizando diferentes testeos y pruebas. Pues resulta que se dio cuenta, él, que era muy goloso, que las chocolatinas que solía llevar en los pantalones se le calentaban y derretían cada vez que se acercaba a ellos. Aquí nace el microondas, familia. De una casualidad y un científico goloso a más no poder. Ahora, cada vez que derritáis una chocolatina en el micro o fundáis chocolate en él, pensad que estáis homenajeando al inventor de este. ¡Oh, Percy, Percy, fundiré chocolate por ti!

Ahora, bromas aparte, quiero volver a dejar claro que, si se utiliza bien, el microondas puede llegar a ser un gran aliado. Lo que empezó pareciendo una nevera, congeladora, heladera u horno gigante, hoy se limita a algo un poquito más grande que una caja de zapatos. Empezaron midiendo metro ochenta y pesaban alrededor de 80 kg. ¿Os imagináis uno de estos en una de las casas que se fabrican ahora? Uno de estos en una casa que solo mide 25 metros cuadrados sería de todo menos práctico.

Y hablando de practicidades, toca ponerse el delantal y calentar los dedos para pulsar los botones o girar la rueda del micro. Voy a dejaros algunas recetas y trucos prácticos con los que terminar de convenceros.

Cocer patatas en el microondas: Probablemente sea uno de los trucos más prácticos que os llevéis hoy. Se puede cocer una patata partida a cachos, o unas patatas minis con piel y todo. Se coloca la patata cruda en un plato con una pizca de aceite y sal. Se filma dándole 3 o 4 vueltas al plato y se introduce en el microondas a máxima potencia durante 5 minutos. El resultado es una patata cocida, perfecta para saltear o dorar en la sartén y hacer un picoteo sin mayor esfuerzo. También se pueden cocer otro tipo de verduras en el microondas de la misma manera. Por ejemplo, el brócoli también se puede cocer de esta manera en tan solo 2-3 minutos. Queda perfecto de punto y con un sabor increíble. El brócoli, cocido así, con una gota de aceite y sal, ya es un manjar en sí mismo, pero si le añadimos una pizca de jamón picadito y unas gotitas de limón, un bocado de microondas de 3 minutos escasos se convierte en un platazo, digno de las mejores mesas.

Atemperar carnes y pescados: No es lo más recomendable, pero también hay una manera de atemperar o terminar de calentar una carne o un pescado cuando se sirve y está un poquito frio. Colocando el microondas en posición de descongelado, se puede terminar de calentar un plato al que le faltan 4-5 grados de temperatura y asegurar que no se cocina. Podemos hacerlo en posición normal, la de calentado, pero con el riesgo de que se pase o se “cueza”.

Postres de microondas: Aquí es donde el microondas despliega su gran potencial. La repostería es sin duda uno de los grandes aliados que ha tenido el microondas en términos de marketing. Fundir chocolate, calentar lácteos o cuajar bizcochos son solo algunas de las acciones en las que el micro se ha convertido en una herramienta indispensable para los mortales, no profesionales, del mundo del dulce. Termino regalándoos una receta de “mug cake” (bizcocho de microondas). Solo tenéis que mezclar en un vaso los siguientes ingredientes: 4 cucharadas de aceite de girasol, 4 cucharadas de leche, 1 huevo, 1 yema, 2 cucharadas de harina, 2 cucharadas de azúcar, 2 cucharadas de cacao en polvo y una pizca de sal. Es importante respetar el siguiente orden para hacer la mezcla: primero lo seco, harina, cacao, azúcar y sal. A esto se le añade el huevo y la yema y se mezcla. Seguido la leche y el aceite y se termina de hacer la masa. Para terminar, solo hay que introducir el vaso en el microondas a media potencia (600W aprox) como unos 3 minutos. Si os gusta más cuajado, lo dejamos más tiempo y si lo queremos menos hecho, pues lo dejamos menos tiempo.

Ala familia, ya estamos como para montar un restaurante solo con microondas. Miedo me daría, pero os confieso que es una realidad cada vez más extendida… la de cocinar poco y calentar mucho. Miedo a eso, no al microondas en sí mismo. Él no tiene la culpa.

Cocinemos más, con o sin microondas, ¡cocinemos más!

On egin!