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PANORAMIKA

Reconquistar la arquitectura


La arquitectura, junto a la pintura y a la escultura, fue considerada una de las grandes artes. La disciplina que permite proyectar estructuras habitables o que albergan determinados usos que aplicamos en nuestro día a día. Un arte que no solo construye el objeto sino que además, es capaz de organizar nuestra vida, bien dándonos cobijo, espacios de esparcimiento o diseñando nuestras ciudades. La arquitectura, como toda representación, puede ser una herramienta para el ejercicio de poder y también para la disidencia. Recordamos aquel relato de ficción que Albert Meister nos contaba en su “Utopía subterránea”. El punto de partida de la historia es la construcción del Centro Pompidou de París y su labor transformadora en el barrio donde se edificó. Cuando es inaugurado se descubre que mientras en sus paredes tienen lugar los eventos de alta cultura, existen 84 pisos subterráneos en los que grupos ciudadanos y barriales, curiosos, vecinas y vagabundos se están organizando de manera asamblearia como un espacio autogestionado planificado para que responda a sus necesidades. Además de las cuestiones que suceden en este proceso, la novela es interesante pues cuestiona el uso de la arquitectura y propone, desde otros puntos de partida, una reconquista de los espacios y una enunciación contrahegemónica de sus formas de vivirlos.

En esta línea podríamos entender la muestra que Azkuna Zentroa Alhóndiga de Bilbo inauguró el pasado 10 de mayo. “Arquitecturas prematuras” es una exposición a cargo de Isidoro Valcárcel Medina (Murcia, 1937) que puede visitarse hasta el 18 de este mes. Valcárcel Medina es posiblemente uno de los artistas vivos más importantes de su generación. Premio Nacional de Bellas Artes en el año 2007 y Premio Velázquez en el año 2015, es uno de los máximos exponentes del arte conceptual. Su trabajo ha sido siempre una manera de cuestionar los sistemas establecidos y ha huido siempre de los focos, los homenajes y grandes instituciones. Valcárcel Medina comenzó estudiando arquitectura, y desde los años 60 comienza su dedicación al arte participando incluso en los famosos Encuentros de Pamplona del año 1972.

“Arquitecturas prematuras” es un compilado de propuestas de urbanización y edificación que el artista realizó entre los años 1984 y 1992. Para el creador, era una manera de evidenciar la distancia que existe entre las estructuras que conforman el paisaje urbano y la realidad que sucede en él. La exposición, que necesita su tiempo de visita, muestra la totalidad de estos trabajos que a simple vista se entienden como proyectos arquitectónicos, dibujos a mano de plantas y alzados, cotas, escalas y soluciones técnicas que se plantean para llevar a la realidad su construcción.

La precisión de los estudios denota una labor escrupulosamente profesional con cada una de las 30 piezas que componen la muestra y que están dispuestas sobre las paredes de la sala de una manera sobria y sencilla. Según vamos fijándonos en los detalles comenzamos a entender de qué tratan los proyectos que Valcárcel Medina diseñó. Nos encontramos títulos como “Edificio para parados”, “Torre para suicidas”, “Plan para la ocupación, camuflaje, uso y resistencia de un edificio abandonado”, “Museo de la Ruina” o una propuesta para convertir una discoteca en un bar para perros donde sus dueños descansan en jaulas. Una serie de ideas que son irrealizables no por cuestiones técnicas sino por el cuestionamiento moral o cultural que supondría llevarlas a cabo, de ahí que sean prematuras. El artista se pone en la piel de un arquitecto para llevarnos ante una provocación. El objetivo no es pretender escandalizarnos, las Arquitecturas Prematuras nos llevan a una reflexión sobre cómo se constituye el paisaje urbano que habitamos, las ciudades que dirigen nuestros comportamientos y las relaciones sociales que se dan en el espacio público.