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PANORAMIKA

La mirada no es inocente

“Informes de campo”, de Marine Hugonnier, es la pieza que da nombre a la muestra audiovisual de esta cineasta, artista y antropóloga que se puede ver en el Museo Guggenheim hasta el 11 de febrero. (Oskar Matxin Edesa | FOKU)

La vida nos ha enseñado que la neutralidad es imposible. Cualquier decisión es siempre emitida desde una posición que automáticamente sitúa a quien la toma. El arte, por su parte, nos ha demostrado que la imagen nunca es imparcial. Desde la fotografía más narrativa de una portada de periódico, una postal de un paisaje cualquiera o un vídeo de una cámara de seguridad de un supermercado, todas estas opciones han pasado por un proceso de decisión que encuadra, dirige y captura con uno o varios objetivos concretos. El ojo decide aquello que quiere ver y señala lo que quiere mostrar. Entendemos entonces que el mero registro no existe y que todo parte de la interpretación de quien está detrás de la cámara. La composición, el formato, la orientación, el enfoque e incluso la textura o los contrastes de luz o de color, entran en juego para acabar por construir algo que cobra sentido para proponer un significado o, al menos, albergar una intención.

En este sentido, el proyecto Film & Video del Museo Guggenheim de Bilbo lleva desde el año 2014 ofreciendo un programa en torno a obras y artistas que abrazan el audiovisual, la producción cinematográfica y el arte. La sala 103 del museo es el escenario para múltiples propuestas que se acercan al mundo de la imagen desde ámbitos tan diversos como la instalación o la proyección multicanal. A finales del pasado octubre, se inauguró la muestra “Informes de campo”, que podrá visitarse hasta el día once del próximo febrero. La exposición corre a cargo de Marine Hugonnier (París, 1969), cineasta, artista y antropóloga afincada en Londres, cuya trayectoria desde el inicio del año 2000 le ha permitido exponer en lugares como París, Florencia, Nueva York o Madrid.

La artista expone varias piezas, de las que destaca la pieza principal que da título a la muestra. Una película en la que Hugonnier sitúa la cámara en los jardines de Giverny, famosos por las pinturas de nenúfares del impresionista francés Claude Monet. La pantalla revela un punto de vista diferente al del ojo humano mientras nos invita a la contemplación del atardecer. En un momento, la lente es retirada y el registro al que nos enfrentamos es el de la propia película de celuloide en contacto con el entorno y afectado por las reacciones del material al mismo. En un mismo vistazo entendemos la película como un soporte cultural y, a su vez, como un proceso mecánico, óptico y químico que posibilita la captura de imagen. Junto a esta obra, la artista presenta una fotografía a gran escala, “Hacia el mañana” del año 2001, que nos muestra un paisaje del estrecho de Bering captado desde el lado estadounidense. Lugares separados por menos de cien kilómetros y en los que, sin embargo, la diferencia horaria es de veinticuatro horas. Frente a ella, encontramos “El deseo no es gran cosa, y sin embargo” (2015). Una película que estudia la escultura clásica “Hermafrodito durmiente” del Museo del Louvre de París.