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ARQUITECTURAS PARA EL CINE EN BILBO

Un Botxo de cine que ya es historia y nunca volverá

Los tiempos han cambiado y el cine ha dejado de ser un espectáculo de masas que necesita de amplias salas para el visionado de películas. La exposición “Arquitecturas para el cine en Bilbao” muestra la pujanza de una actividad que ha quedado para la historia y la añoranza de quienes la vivieron.

Cine Trueba (1913-1986), en la calle Colón de Larreategi. Archivo Municipal de Bilbo

Arquitecturas para el cine en Bilbao” es el título de una exposición producida por la delegación en Bizkaia del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro y comisariada por el arquitecto Bernardo García de la Torre en la que, a través de medio centenar de paneles informativos y documentación, acompañados de diez maquetas, se ofrece una panorámica completa de edificios dedicados al cine y desaparecidos en la actualidad.

Quien se acerque a la Sala Ondare, tendrá la ocasión de conocer detalles históricos y técnicos de los locales de proyección de la incipiente ciudad industrial de comienzos del siglo XX que era la capital vizcaina, en la que las clases populares tenían en el cinematógrafo una nueva forma de entretenimiento que les cautivaba. Se ha llegado a documentar la existencia de un centenar de locales de proyección, lo que muestra su importancia en aquel tiempo que no volverá, dados los usos y costumbres actuales.

Cine Filarmónica (1940-1982), en la calle Marqués del Puerto. Archivo Municipal de Bilbo

En palabras de García de la Torre, la exposición no pretende cerrar un capítulo tan importante en la evolución de Bilbo como ha sido el de los locales de proyección, sino que trata de abrir las puertas a futuras investigaciones que, con las bases que se presentan, puedan profundizar aún más en la historia reciente. Se pretende reconstruir, al menos de forma documental, la historia de las «arquitecturas para el cine» en el Botxo, planteada como parte indisoluble de los acontecimientos y la actividad urbana de la villa.

También descubrirá el visitante a la exposición, que está abierta hasta el 27 de enero, la evolución del «contenedor» arquitectónico de la mágica sala oscura, que pasa de la barraca de feria y entoldados al considerado el primer cine estable, el Salón Olimpia, que se inauguró en 1905 en el primer tramo de Gran Vía. Las dimensiones ya sirven para percibir la entidad del fenómeno, ya que contaba con 600 localidades en bancos corridos para las clases populares y 180 de preferencia en sillas para mayor comodidad de la clase media.

Salón Vizcaya (1910-1981), en la calle San Francisco. Archivo Municipal de Bilbo

El invento de los hermanos Lumière era para entonces conocido en el Botxo, puesto que la primera proyección, no exenta de problemas técnicos y deficiencias, tuvo lugar el 6 de agosto de 1896 en un local que ocupaba la sociedad El Sitio de la calle Jardines n.º 1, y dos días después en el Salón Mercantil del Teatro Arriaga. Salón Recreativo (1896) en Iturribide, Cinematógrafo Quo Vadis?-Novelty (1902) en Bidebarrieta, Salón Murillo (1898-1902) en Hurtado Amezaga, Salón Varietés (1902) en Berastegi o Salón Cinematográfico (1902) de San Francisco fueron algunos de los espacios que acogieron en aquellos tiempos un proyector y una pantalla.

El atractivo de la actividad era evidente y se prodigó en locales comerciales como la Zapatería Madrid (1905) en la calle Fueros, barracas de feria como el Cinematógrafo Farrusini (1897-1906) y sociedades como el Kurding Club hasta la apertura del Salón Olimpia, diseñado por el arquitecto Ricardo Bastida, que mantuvo su actividad hasta 1947. Este local formaba parte de un complejo edificatorio de tres cuerpos que incluía, además del propio cine, un pabellón de exposiciones en su lado izquierdo construido un año después. Fue pionero también en las proyecciones de cine al aire libre, a través de una gran pantalla colocada en su cubierta.

Salón Gayarre (1916-1989), en la confluencia de Prim con Iturribide. Archivo Municipal de Bilbo

Fuera del centro histórico y del Ensanche, en 1907, inició su actividad el Cinematógrafo La Casilla. En 1910, el Teatro Circo del Ensanche, levantado en 1895 y que se incendió en 1912 provocando la muerte de 46 personas, en su mayoría niños, incorporó el cine a su programación y cinco años después el Teatro Campos Elíseos (1902-1978), al igual que el Teatro Trueba (1913-1986), Coliseo Albia (1917-1985) o Teatro Buenos Aires (1925-1989).

Cinema Bilbao (1923-1966), en la calle Esperanza, en el Casco Viejo. Archivo Municipal de Bilbo

DUELO CON LAS MONJAS

En Iturribide, abrió el Salón Gayarre (1916-1989), obra de Mario Camiña, donde se combinaban los espectáculos de variedades con las proyecciones, como sucedió en el Pabellón Vega (1923-1936), en la calle Laguna, que se definía en la publicidad como «el más cómodo, ventilado y económico». La cercanía del convento de las Siervas de Jesús ocasionó el enfrentamiento «sonoro», ya que las monjas se quejaron al gobernador de la sirena que anunciaba los pases en horas nocturnas, a lo que el empresario, un popular político republicano con varios locales de variedades en los Barrios Altos, respondió protestando por el tañido de las campañas a primera hora de la mañana.

En el caso del Salón Vizcaya (1910-1981), ubicado en la calle San Francisco, cerca del puente de Cantalojas, pasó de ser escenario de espectáculos de variedades antes de la guerra a cine. En sus locales desarrollaron su actividad el Club Vizcaya, con cabaret, restaurante y salas de juego, así como la peña taurina, Club Cocherito de Bilbao.

Cine Actualidades (1935-1976), en la calle Buenos Aires. Archivo Municipal de Bilbo

Locales frecuentados por las clases populares fueron el Cinema Bilbao (1923-1966) en la calle Esperanza y Cine Pax (1924-1925) en la zona de Cantarranas. En el Frontón Kursaal, en Hurtado Amezaga, se combinó la pelota con el cine.

Otro hito fue la inauguración del Ideal Cinema (1926-2005), proyectado por Pedro Ispizua, que se convirtió, junto al Coliseo Albia, en el local de espectáculos con mayor capacidad de la villa con sus más de 2.500 localidades. Muchos de estos negocios superaban el millar de butacas.

Teatro Campos Eliseos (1905-1978), en la calle Bertendona. Archivo Municipal de Bilbo

«EL ACORAZADO POTEMKIN» EN EL MICKEY

A mediados de los años 30 se inauguró Cine Actualidades (1935-1976), un local pequeño en la calle Buenos Aires que se convirtió en uno de los más atractivos de la ciudad, con una programación que se diferenciaba del resto, precursor de las salas de arte y ensayo. De pequeñas dimensiones, en Cortes, estuvo Cine Mickey (1935-1955), que añadió las proyecciones a los espectáculos de variedades con estrenos de los grandes títulos de la filmografía rusa como “El acorazado Potemkin”, o de cine de terror como “La parada de los monstruos”.

Una década después, también la sala de conciertos de la Sociedad Filarmónica, en Marqués del Puerto, mantuvo actividad cinematográfica (1940-1982) dada la afluencia de público y el buen rendimiento económico. El Teatro Ayala (1943-2009) fue otro lugar de interés en Indautxu, aunque sucumbió como el resto de grandes cines para albergar en su patio de butacas una piscina.

Salón Olimpia (1905-1947), en Gran Vía. Archivo Municipal de Bilbo

En los años 50 y 60 fue la época de eclosión de la construcción de cines en el entorno del Ensanche: Abando (1951-1987), que pasó a ser sala de arte y ensayo para concluir proyectando películas “S”, Izaro (1943-2006) reconvertido en las multi-salas Mikeldi, Consulado (1950-1999), donde se estrenó en 1951 la mítica “Lo que el viento se llevó”, casi quince años después de su estreno mundial: Gran Vía, ahora transformada en la Sala BBK (1951); Olimpia (1951-1985), ahora una residencia; Carlton (1953-1985); Capitol (1958-2011), Urrutia (1964-1990)…

Teatro Circo del Ensanche (1910-1917), en la confluencia de Licenciado Poza con General Concha. Archivo Municipal de Bilbo

En 1965, en el momento de mayor apogeo de la actividad, el ratio era de una localidad por cada 5,36 habitantes y un cine por cada 2.788 habitantes. Etapa que finalizaría con la inauguración de Astorias 2-3 (1976-1990), Multicines en 1977, el último recurso de las salas múltiples en plena decadencia de la actividad y los Abra (1977-1995). De aquella época son Astoria (1969-1999), Albéniz (1970-1985) y Vistarama (1970-1995), reconvertido en un gimnasio.

Pabellón Vega (1910-1936), en la calle Laguna. Archivo Municipal de Bilbo

LOS BARRIOS

A partir de 1953, en el último tramo de la «edad de oro», destacó la apertura de cines de barrio con locales como el Deusto (1953-1977), Colón (1954-1968), Banderas (1955-1973), Zurbaran (1955-1984), Recalde (1956-1983), Artagan (1957-1984), Santuchu (1957-1983), Zorroza (1958-1974), Goya (1961-1968), Arraiz (1961-1970), Bolueta (1961-1976) Matico (1962-1968), Canciller -reconvertido luego en las multi-salas Avenida- y luego Renoir (1963-2011), Irala (1964-1965), Ocharcoaga (1964-1982)… que terminaron reconvertidos en locales comerciales, mercados o garajes.

También tuvieron su pujanza los salones vinculados a centros docentes y parroquias con nombres como el Salón San Vicente (1954-1995), actual Kafe Antzokia; La Aneja (1961-1973), en Uribarri; Carmelo (1958-1983), Patronato (1962-1976), San Francisquito (1967-1976), Santiago Apóstol (1962-1976); El Carmen (1969), que desde 1995 se convirtió en la sede del Cine-Club Fas tras su traslado desde San Vicente; Escolapios (1965-1977) y Salesianos en Deustu (1956), entre otros.

En la nómina de arquitectos, profesionales que han pasado a la historia de la villa como Ricardo Bastida, Raimundo Beraza, Pedro Ispizua, Mario Camiña, Anastasio Telleria, Secundino Zuazo, Ignacio María de Smith, Pedro de Asúa, Manuel I. Galíndez, Germán Aguirre, Luis María Gana o Eugenio María Aguinaga, entre otros.