24 DéC. 2023 PANORAMIKA Nada es espontáneo Isabel Herguera posa ante sus obras en la exposición de Tabakalera, que puede visitarse hasta el próximo 7 de enero. (Jon Urbe | FOKU) Iker Fidalgo La “generación espontánea” es una teoría, ya desechada, que defendía que algunas formas de vida emergían de manera espontánea bajo ciertas circunstancias. Desde la Antigüedad al siglo XVIII, esta explicación era defendida para demostrar la existencia de insectos, plantas e incluso algunos anfibios. Hoy en día esta idea está totalmente superada, pues se acabó estableciendo que todo ser vivo surge de otro y que nada nace sin un origen previo. En la cultura tampoco existe nada que no provenga de algún lado. Las herencias recibidas por generaciones anteriores o los procesos de trabajo previos a los resultados, constituyen caminos transitados que confluyen en un punto de llegada. La exposición que hoy reseñamos nos habla, entre otras cosas, de todo lo que hay detrás hasta llegar a una meta concreta. En definitiva, de todo lo que sucede desde que nace una idea hasta que se convierte en realidad. “El sueño de la sultana” se inauguró a mediados de septiembre en una de las salas del Tabakalera de Donostia y podrá visitarse hasta el próximo día 7 de enero. Tras este título se presenta el trabajo llevado a cabo para la realización de la película que lleva el mismo nombre y que ha sido dirigida por Isabel Herguera (Donostia, 1961). La autora es una de las pioneras de la animación en Euskal Herria y con este filme, su primer largometraje, alza la voz para demostrar la vigencia de una de las disciplinas más complejas de la industria. “El sueño de la sultana” fue estrenada en la Sección Oficial de Zinemaldia y cuenta con una nominación para la próxima edición de los premios Goya de la Academia de Cine. El desarrollo del proyecto llevado a cabo por Herguera y su equipo ha tenido una profunda relación con Tabakalera, pues desde el 2016, gran parte de la fase final de la elaboración ha sucedido dentro del espacio de residencias. El cuento feminista escrito por Royeka Hussain en 1905 y que da título a la obra, es el punto de partida para el guion de la película. A lo largo de la misma encontramos diferentes técnicas como la acuarela, la henna y los recortables, dando imagen y relato a las historias que se entrecruzan y componen las fases de la pieza. Una de las riquezas de la propuesta es que no se trata de una muestra de resultados, sino de procesos. En ella encontramos bocetos, maquinaria, planteamientos compositivos y storyboards que luego se transforman en realidad en la pantalla de cine. Podemos asomarnos a la tramoya de un complejo engranaje en el que confluyen la técnica, la tecnología, la creatividad y el esfuerzo hasta encontrar un lugar en el que todo cobra sentido y vida propia.