Beneficios del embarazo activo

El embarazo es un estado biológico que dura 40 semanas aproximadamente desde la última regla o 38 desde la última ovulación antes de dar a luz. Este proceso de innumerables cambios que experimenta la mujer, en algunos casos, está lleno de temores, ya sea por falta o exceso de información, miedos… Hoy trataremos de animar a las mujeres a tener un embarazo activo por las ventajas de la actividad física.

El embarazo es un proceso de cambios que se hacen notar desde las 8 semanas, pero que se agudiza a las 20 semanas. Se pueden experimentar distintos cambios: en los sistemas cardiovasculares (aumenta 10-20% la FC, 30-60% el volumen sanguíneo o el consumo de O2 un 16-32%), respiratorio (aumenta la frecuencia respiratoria), digestivo (se desplazan órganos, nauseas, vómitos, caries…), renal-urinario-reproductor (aumenta frecuencia miccional por presiones, aumentan mamas y útero), endocrino (compleja regulación de la tiroides, cambios en progesterona, estrógenos o relaxina), músculo-esquelético (hiperlaxitud, ganancia de peso, disfunciones del suelo pélvico)y psicológico (cambio de la autoimagen, miedos, dudas…).

Siempre que no haya contraindicación médica, se recomienda que la mujer tenga un embarazo activo, ajustando la actividad física (A.F.) a la condición física y experiencia de cada una. Se desaconsejan actividades físicas con riesgo de caídas y golpes, aquellas que aumenten las presiones internas como el submarinismo, A.F. de alta intensidad y/o en las que no se tenga experiencia previa. La A.F. ayuda a la mujer a controlar la ganancia excesiva de peso, regular la hipertensión, disminuir la preeclampsia (ya que disminuye la TA y la FC basal), diabetes gestacional, parto prematuro... Tiene un efecto psicológico positivo y de bienestar emocional. Disminuye el dolor de espalda, náuseas, cansancio, estreñimiento, así como el riesgo de diabetes gestacional. Además, favorece el parto y la recuperación postparto.

El feto también puede experimentar beneficios, ya que disminuye el riesgo de padecer malformaciones, el riesgo de parto prematuro o de bajo peso, mejora la capacidad funcional de la placenta, menor riesgo de pérdida del bienestar fetal, además de tener menores complicaciones en los recién nacidos.