05 MAI 2024 MÚSICA Congo Funk! Gotzon Uribe Para realizar “Congo Funk”, el esperado viaje al corazón musical del continente africano, el equipo de Analog Africa realizó dos viajes a Kinshasa y uno a Brazzaville. Esta recopilación, seleccionada meticulosamente entre unas 2.000 canciones y reducida a 14, pretende mostrar las múltiples facetas de las melodías funky e hipnóticas que emanan de las dos capitales congoleñas enclavadas a orillas del río Congo. En su orilla sur, Kinshasa -capital de la República Democrática del Congo- suele considerarse la meca musical de África, la ciudad que engendró bandas inmortales como African Jazz, O.K. Jazz y African Fiesta, y el lugar al que acudían los aspirantes a músicos de todo el continente para hacerse un nombre. Pero Brazzaville, en la orilla norte, capital de la República del Congo, desempeñó un papel igualmente importante en la difusión de sus sonidos. Además de producir bandas legendarias como Les Bantous de la Capital, fueron los potentes transmisores de Radio Brazzaville los que permitieron que el ritmo de la rumba congoleña se escuchara en Nairobi, Yaundé, Luanda y Lusaka, convirtiendo la guitarra eléctrica en el instrumento esencial. La modernización de la música congoleña no ha dejado de evolucionar hasta que los acontecimientos que rodearon el combate de boxeo entre Muhammad Ali y George Foreman marcaron un punto de inflexión. El promotor Don King necesitaba 10 millones de dólares para subir a Ali y Foreman al ring. El único candidato dispuesto a poner esa cantidad de dinero sobre la mesa era Mobutu Sese Seko, presidente de la República Democrática del Congo. Mobutu -el dictador megalómano que llegó al poder con el apoyo de Estados Unidos y Bélgica a cambio de un acceso ilimitado y asequible a las riquezas del país- tenía debilidad por la música y no es de extrañar que aceptara que se organizara un festival en directo de tres días antes del combate. “Zaïre 74”, como se bautizó el festival, estaba destinado a animar el combate de boxeo y se invitó a muchas estrellas. Aunque una miríada de artistas acudió en masa para la ocasión, fue la actuación de James Brown la que causó estragos entre la generación más joven, inspirando a cientos de aspirantes a coger sus guitarras eléctricas en busca de un nuevo sonido. Estos nuevos sonidos surgieron en un momento en el que la industria discográfica congoleña atravesaba un periodo de declive debido al aumento de los costes de producción y necesitaba un cambio radical. El vacío lo llenaron decenas de emprendedores dispuestos a arriesgarse con lanzamientos a menor escala. Fue el comienzo de una edad de oro para los sellos discográficos independientes congoleños, y los mejores de ellos -Cover N°1, Mondenge, Editions Moninga, Super Contact- preservaron el trabajo de algunos de los mejores de la región, al tiempo que lanzaban a una generación de músicos más jóvenes. “Congo Funk!” es la historia de estos sonidos y sellos, pero sobre todo es la historia de dos ciudades separadas por el agua pero unidas por la música. Gustaf Uno de los lanzamientos más deseados en la escena alternativa es el nuevo trabajo de Gustaf. La banda de no-wave y post-punk de Brooklyn, liderada por Lydia Gammill, publica su segundo álbum a través de Royal Mountain Records. Lleva por título “Package Pt. 2” y es la continuación de “Audio Drag for Ego Slobs” de 2021. Un disco que les valió el apoyo de Beck, giras con Idles, Sleaford Mods y Yard Act, así como el aplauso de la crítica. Ahora, en su nuevo disco, continúan con el fascinante ejercicio de construcción de su mundo tan personal que fueron tejiendo en su predecesor. Ha sido producido por Erin Tonkon, que trabajó en el disco “Blackstar” de David Bowie y se ha grabado en Studio G Brooklyn y Circular Ruin.