15 SEPT. 2024 PSICOLOGÍA ¿Me estás hablando a mí? (Getty) Igor Fernández De una forma similar a cómo olemos los efluvios de una comida preparada o un perfume al entrar en una habitación, cuando estamos en presencia de otros también algunos aspectos de su personalidad ‘entran’ en nosotros a través de nuestra percepción. En esa habitación, rápidamente tratamos de identificar qué sustancia emite esas partículas, “¿me gusta o no?” y después, “¿qué es?”. Antes de tener una respuesta consciente, ya estamos teniendo la experiencia de estar en presencia de dicho olor y su procedencia; ya es algo que nos pasa dentro de nosotros. Esta descripción trata de ilustrar los aspectos volátiles de una relación cercana y cómo nos fusionamos con, o nos diferenciamos de esas personas. A veces, como decíamos más arriba, estar en presencia de otro ya nos activa de por sí, sin que nadie haga nada concreto. Quizá la otra persona ha empezado a hablar y eso ha provocado nuestra respuesta, pero puede que antes de eso haya habido una mirada, un gesto, o incluso antes, una historia previa, que se anticipa y da forma tanto a las palabras como a los gestos, hacia una interpretación que nos afecta, ya antes de lo concreto que nos pase esta vez. Por esa razón no es fácil empezar de cero, percibir cada encuentro como una nueva ocasión ajena a una inercia o a algún tipo de patrón iniciado por otras experiencias anteriores. Ya estamos ‘oliendo’ lo invisible detrás de lo visible o audible. Tampoco es fácil distinguir si lo que sucede ahora nos está pasando a nosotros como conjunto aquí y ahora, si ambos lo vemos igual en el momento presente; o si algo en la situación hace que uno de los dos esté reaccionando como lo haría con otras personas, en otros lugares. Y entonces, nos traten como si perteneciéramos a otra historia… O lo hagamos nosotros, nosotras. Esto se puede ver en cualquier relación suficientemente íntima, desde la pareja a los adversarios políticos, de los individuos a los grupos. ¿Con quién creemos que hablamos cuando lo hacemos? ¿A qué y a cuándo estamos reaccionando cuando lo hacemos? En particular, cuando notamos una reacción emocional intensa que parece no encajar, que se mantiene mucho tiempo, ante lo que parece ser un estímulo menor, cabe preguntarse qué está contando el otro de sí mismo, al tratarnos así. Cuando nos preguntamos “¿A qué viene ese tono?”, “¿Por qué piensas que estoy contra ti?”, probablemente estemos captando parte de una historia no contada que va más allá de lo que está pasando aquí y ahora, algo de eso que flota en el aire y que nos extraña porque nos es ajeno pero se deposita en nosotros, en nosotras. En esos momentos tenemos la oportunidad de reaccionar, pensando que es una agresión o un intento de invadirnos, o podemos tratar de averiguar la respuesta a las preguntas anteriores. Y es que, a pesar de que todo lo que percibimos lo hacemos a través de nuestro prisma, no todo lo que nos dicen o nos hacen tiene que ver con nosotros, con nosotras.