16 MAI 2015 BALONCESTO Olympiacos se la juega de nuevo al CSKA sobre la meta Spanoulis anotó 11 de sus 13 puntos –tres triples– en los minutos finales,volteando un 63-54 adverso ante una escuadra rusa que fue presa del pánico. Arnaitz GORRITI CSKA MOSCÚ 68 OLYMPIACOS 70 Olympiacos se la volvió a jugar al CSKA de Moscú. Cuando De Colo anotaba el 63-54 restaban menos de cuatro minutos y, con un Spanoulis clavado en dos puntos, la superioridad reboteadora helena se veía insuficiente dado el desacierto de Olympiacos en los triples. Pero nunca des por vencido el corazón de un campeón, y menos de un Olympiacos que juega su cuarta final en seis años. En cuatro minutos Spanoulis clavó 11 puntos: una suspensión larga y tres triples, el último con empate a 66 a siete segundos y con la mano de De Colo en la cara. Mientras, nadie salvo Sonny Weems y Aaron Jackson tomaba la responsabilidad en un CSKA presa del pánico y que veía cómo le volvían a «levantar» una Final Four sobre la meta. Aguantó el parcial adverso de 1-12, Weems empató a 66 y De Colo metió sus tiros libres, 68-69. Kirilenko incluso agarró un rebote clave con 68-70 tras fallo de Sloukas. Restaban seis segundos, pero no se aclararon entre AK47 y Jackson. El baloncesto fue injusto con Kirilenko y el CSKA, pero la vida es así. Y Olympiacos, más «así» todavía. Y más con Spanoulis en cancha. Más vidas que un gato En un duelo táctico, el CSKA visitaba continuamente la línea de tiros libres, asediado por los «palos» del Pireo, mientras que los helenos trataban de compensar con triples, sin tino. El marcador era ruso al descanso, pero solo por 36-35. Los de Itoudis –que se volvió loco en la dirección– limitaban la anotación de Spanoulis a dos tiros libres en la primera mitad, pero se vieron incapaces de escaparse. Aaron Jackson robó siete balones y dio verticalidad. No obstante, Olympiacos volvía a demostrar que tiene más vidas que un gato; si no las metían Papapetrou o Printezis, las metía Sloukas, y si no, agarraban el rebote, y vuelta a empezar. Con ocho puntos seguidos, Teodosic pareció emerger para rematar junto a Kaun y De Colo. Pero despertó Spanoulis, se asustaron Itoudis y el CSKA y la historia... volvió a repetirse. Tercera final consecutiva para el Real Madrid Por tercer año consecutivo, el Real Madrid disputará la final de la Euroliga. Ante un Fenerbahçe por debajo de lo esperado –lastrado por los problemas físicos–, la escuadra merengue, por 96-87, se ganó el derecho de jugar la final de mañana a las 20.00 ante Olympiacos, en la reedición de la final de 2013. El choque se decidiría en un segundo cuarto alucinante, decidido a favor del Real Madrid por 35-14. Los pupilos de Pablo Laso hallaron en la pareja interior formada por Nocioni y Ayón el soporte preciso para derribar la muralla otomana; la defensa y el lanzamiento triple hicieron el resto. Ayón corrió a la contra como nunca, muy bien asistido por Sergio Rodríguez, que, junto a Llull, «dio de comer» a KC Rivers, autor de cuatro triples sin fallo. Fue un verdadero clínic de control del «tempo», ante un Fenerbahçe obligado a defender los 24 segundos de cada turno madridista, que se dio el lujo de clavar seis tiros más allá del arco en esos mágicos diez minutos. Al descanso, los de Pablo Laso ganaban por 55-35. De no haber un conejo en la chistera de Obradovic, la final estaba decidida. Ese conejo se llamó Andrew Goudelock, que no se rindió nunca y llegó a los 26 tantos. Más aún, las faltas lastraban a los madridistas, pese a que Bjelica también se debía ir al vestuario tras un par de decisiones arbitrales discutibles. Con todo, los de Laso aguantaron la presión desde la línea de tiros libres y ganaron sin excesivos apuros. A. G. SPANOULIS: 4 DE 4 El «mago de Larissa» llevaba un 0 de 11 en tiros de campo y su equipo perdía 63-54. Pero en ese sprint final, Spanoulis recuperó el acierto y volteó el partido con cuatro tiros sin fallo: de dos ante Vorontsevitch y tres triples consecutivos. ITOUDIS ENLOQUECE Dimitris Itoudis es un aventajado alumno de Zeljko Obradovic, pero ayer demostró que le queda mucho que aprender. Con una caótica rotación en los minutos finales, enloqueció del todo a sus jugadores.