29 MAI 2015 GUTUNAK Víctimas de lo cotidiano ALFREDO REMIREZ Amurrio Una semana ha pasado desde que la Guardia Civil vino a buscarme al portal de mi casa por el terrible crimen de creer que en la república bananera española se podía ejercer la libertad de expresión, que por lo que se ve, no. Me siento afortunado, porque tengo amigos que han pasado por lo mismo pero infinitamente peor, a ellos seguro que no les dijeron como a mi «cuando salgas tuiteas que te hemos tratado bien». No quiero entrar sobre la intención propagandística de la operación a una semana de elecciones. Cualquiera que tenga dos dedos de frente se da cuenta de eso. No, quiero hablar de una cosa que me esta pasando. Es mucha la gente que al verme me ha mostrado su apoyo y su solidaridad. Varios de los que se han acercado me han hecho la misma pregunta : «¿Qué tal las escaleras de La Salve?» Efectivamente, nunca olvidare esas viejas escaleras de madera que parecían no tener fin, que me dirigían esposado y con la cabeza hacia abajo hacia un destino incierto. Sí, qué miedo. Me meten en un cuarto, miro hacia un lado y observo un listín en la mesa, en un cuarto sin teléfono. De nuevo un objeto cotidiano, y ahora ya en desuso, me vuelve a aterrar. Cuántas veces he oído el relato del uso que le daban las fuerzas de seguridad a esos listines. Escaleras, listines, bolsas de plástico, bañeras... objetos cotidianos, como la tortura que, sin haberla padecido, sé de su existencia. Besarkada bat a todos y todas que alguna vez habéis sido víctimas de la torturas.