GARA Euskal Herriko egunkaria

El juicio a Egoi Irisarri pone en duda el control a testigos protegidos en Iruñea

La declaración de un policía en el juicio contra Egoi Irisarri desveló un mal funcionamiento en la gestión de los testigos en la Audiencia de Iruñea. Al agente se le escapó que no había tenido problemas para escuchar lo declarado previamente por su «compañero».


El testimonio del segundo policía que declaró como testigo contra Egoi Irisarri arrancó con la expresión «como ha dicho mi compañero». Este desliz del agente identificado con el número 101865 no solo puede invalidar la vista oral, sino que pone en entredicho el rigor del sistema empleado por la Audiencia de Nafarroa para que los testigos policiales declaren sin ser vistos.

Egoi Irisarri fue acusado por un delito de resistencia al ser detenido por injurias a un agente al que reconoció como su torturador. En la vista oral, celebrada el 30 de octubre, el juez escuchó únicamente los testimonios del acusado, una testigo y tres policías.

Antes del comienzo del juicio, como es usual en la Audiencia de Iruñea, los policías fueron llevados a una sala cerrada bajo el argumento de preservar su intimidad. Después, intervinieron en la vista tras una puerta que da acceso a un pasillo, sin que los funcionarios de la Audiencia Provincial u otras partes presentes en el juicio ejercieran control ninguno para que no se escucharan unos a otros. Primero declaró el policía 66123 y, acto seguido, lo hizo el agente 101865. La ley dicta que los testigos no pueden mantener contacto entre ellos y, mucho menos, oír qué han declarado ante el juez. Sin embargo, el segundo policía reconoció en la misma sala que había podido escuchar todo lo declarado en sala por el agente 66123 instantes antes. Este hecho cuestiona la profesionalidad e incluso la buena fe del testimonio del agente ya que, debido a su trabajo y formación, es consciente de que no puede oír otros testimonios. GARA cubrió el juicio y escuchó con absoluta claridad la expresión «como ha dicho mi compañero», que además tuvo que recogerse en la grabación de la vista.

El hecho de que los agentes se oyeran entre ellos cobra mayor relevancia atendiendo a que en la sentencia condenatoria el juez destaca que «las manifestaciones son coherentes, uniformes y sin que se perciba en ellas ningún interés o animadversión hacia el acusado».

La sentencia por el juicio se conoció ayer y se condenó a Irisarri a una multa de siete meses y también a la suma de 220 euros por un moratón a un agente. En total son más de dos mil euros y es muy probable que la defensa recurra en apelación.