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Entrevue
ODÓN ELORZA
CABEZA DE LISTA DEL PSE EN GIPUZKOA

«No se puede salir de una reforma constitucional con el rechazo de Euskadi o Catalunya»

Con la perspectiva que le da un cuarto de siglo en primerísima fila (veinte años como alcalde de Donostia y los últimos cuatro como diputado), Elorza sabe que el PSOE se la juega en estos comicios, y no oculta su preocupación ni elude la autocrítica.


No sé si lleva la cuenta de todas sus campañas, pero ¿es esta la más complicada electoralmente para el PSOE?

Sí. Han surgido muchos inconvenientes. Aunque se han ido superando, los errores aún tienen algún peso y son aprovechados lógicamente por las fuerzas emergentes. Tenemos un buen candidato, Pedro Sánchez, pero tampoco está muy rodado. De todos modos, tampoco encontramos tanto rechazo en la calle como hace cuatro años, cuando justo había acabado la gestión de Zapatero y encontrábamos una tensión importante contra nosotros.

Estos últimos días han elevado mucho el tono contra Podemos. ¿Con qué argumento se dirigiría Odón Elorza a alguien que esté indeciso entre PSOE y Podemos?

¿En Euskadi? En primer lugar le diría que cuando el PSOE ha gobernado en la Moncloa, a Euskadi le ha ido bien, porque ha dialogado con el Gobierno Vasco y ha tenido respeto a la herramienta del Cupo. También se han hecho fuertes inversiones en Euskadi: desde la reconversión industrial al metro de Bilbao, infraestructuras culturales.. Se ha demostrado que hay un feeling importante. Y en el caso de Gipuzkoa, añadiría que quienes formamos la candidatura somos gente conocida, con una práctica basada en el diálogo, no somos unos desconocidos. Llevar en política un tiempo tiene ciertas ventajas, más aún cuando se ha trabajado en condiciones tan difíciles como la presencia del terrorismo en nuestras calles. Y, por último, le diría que el PSOE se ha renovado, se han rectificado errores, algunos significativos, se ha quitado la mochila del pasado.

¿Hay un antes y un después tras aquel tijeretazo de Zapatero de mayo de 2010? ¿Cuánto le pesa aquello al PSOE?

Sí, hay un problema de credibilidad que nos está costando sortear y recuperar el espacio político. Es verdad, eso es así. Sin embargo, a día de hoy lo que se debería estar juzgando es lo que se ha hecho o dejado de hacer estos cuatro últimos años. Las críticas que nos hacen Ciudadanos, Podemos e incluso PP son las del espejo retrovisor, nos achacan desde los errores de Felipe González a los que pudo tener Zapatero. Ocurre que el votante de izquierda es mucho más severo, mas crítico, a la hora de renovar la confianza. El de derechas lo perdona todo.

En Gipuzkoa, en mayo quedó claro que el PNV capitalizaba el voto anti-Bildu. ¿Está cómodo el PSE en esa posición subsidiaria, de muleta del PNV en las principales instituciones?

Intentamos que nuestra presencia en el Gobierno foral se note, que tenga un sentido propio, que influyamos desde dentro en las políticas. Creo que tenemos gente valiosa, pero es evidente que cuando estás en un gobierno de coalición y no tienes posición dominante siempre existe el riesgo de aparecer así ante la opinión pública, como alguien de segundo orden. Pero con la capacidad propositiva, principalmente de Denis Itxaso, estoy seguro de que nuestra aportación será buena.

Con la relación de fuerzas que ya se puede prever tras el domingo, ¿qué tipo de reforma constitucional ve posible?

Va a ser muy complejo por la fragmentación electoral, con cuatro partidos bien asentados, pero eso no debería dar miedo. Es el momento de la política con mayúsculas, buscando grandes acuerdos desde la generosidad intelectual, para actualizar esa Constitución desfasada e incompleta. Es el momento de los liderazgos, de sentarse, de la política como instrumento para compartir. Me parece algo apasionante lo que viene.

¿Aceptaría Odón Elorza una reforma como la de 1978, que tenga mayoría en el Estado pero no en Euskal Heria?

Habría que trabajar muy duro para que eso no sea así. No se puede salir de una reforma constitucional con el rechazo de Euskadi o Catalunya. Se trata de afrontar ese gran reto con un consenso mayor que el conseguido en 1978, no podemos de antemano restar importancia a eso. Sería más fácil lograrlo con el PNV, claro. Hay que ir a por ello y ver cuáles son las condiciones, el precio que se pone.

¿Qué cree que hubiera hecho un eventual gobierno del PSOE por la resolución del conflicto que no haya hecho el del PP en estos cuatro años?

En primer lugar, hubiera dialogado con el Gobierno Vasco, porque eso es fundamental para avanzar en la consolidación del proceso de paz y convivencia; delimitar una estrategia adecuada, abordar medidas de reinserción, estar más en contacto con el mundo de ETA para conseguir su desaparición, analizar qué medidas caben con los presos, un acuerdo más rápido por la memoria de las víctimas... Ha sido un tiempo perdido y espero que si el PSOE gana se puedan retomar tantas cosas que hay pendientes.

En cualquier caso, ahora por ejemplo se está juzgando en Madrid a 35 militantes de la izquierda abertzale por una operación policial emprendida en la época del Gobierno del PSOE... ¿Qué haría?

Desde el anuncio del final del terrorismo, vivimos una situación muy contradictoria entre lo que es la situación legal vigente y una realidad política que ha cambiado sustancialmente el panorama. Esa contradicción no es fácil de salvar. Tiene que haber voluntad por parte del Gobierno del Estado y eso tiene que ser trasladado a través de la Fiscalía, para que ciertos asuntos se puedan resolver sin una aplicación pura y dura de la ley. No ha habido flexibilidad, es verdad. Determinados asuntos se plantean, también desde la institución penitenciaria, como si nada hubiera cambiado, como si ETA siguiera actuando. Es muy elocuente que continúe en la cárcel Arnaldo Otegi. Es extraño y es contradictorio.

De las 445 iniciativas que ha tenido en el Congreso estos cuatro años, ¿de cuál se siente más satisfecho?

La gran mayoría de las iniciativas políticas potentes, si le digo la verdad, son proposiciones o mociones que no se han visto todavía. Están pendientes de tratarse en un pleno o en la comisión correspondiente. Es tremenda la burocracia y la lentitud en el Congreso, con un reglamento que el PP ha sido incapaz de reformar para hacer un parlamento para ágil, más dinámico, más abierto... De modo que las cosas de que me siento más orgulloso ni han sido debatidas en este periodo de sesiones. En cuanto al resto, me quedaría con una por su carácter simbólico. Se aprobó el último día de la legislatura en la Comisión de Cultura y espero que tenga continuidad: que el Gobierno gestione ante la UNESCO la tipificación de las regatas del Cantábrico como patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad. Obviamente es algo simbólico, no afecta directamente a la ciudadanía, pero me parece interesante por lo que esta actividad conlleva de historia, de movilización de gente, de espíritu de sacrificio...