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IKUSMIRA

«Por la puta cara»


Decía Iñaki Altuna en Twitter, tras conocerse la noticia de la absolución de Karlos García, que el caso del vecino de Andoain se parece al de los “Cuatro de Guildford”. No diré yo tanto, sobre todo cuando no hace más de una docena de años supimos la verdad sobre aquellos cuatro jóvenes navarros que fueron encarcelados por un atentado mortal que no cometieron tras autoinculparse en dependencias policiales: allí sí había un claro paralelismo. Sin embargo, también Karlos (entiendan la licencia, que hasta hace algo más de 18 años compartíamos calle y bares) ha sido víctima de todo un proceso de persecución que requería de una cabeza de turco.

Parafraseando al actual presidente del PP vasco, hasta los niños de teta sabían en Andoain que Karlos no había participado en aquel sabotaje de agosto de 1997. Pero le detuvieron, le juzgaron y le condenaron a 16, ¡16!, años de cárcel. La pena más alta impuesta por un acto de kale borroka.

Decidió no comerse el marrón: huyó, dejó atrás pueblo, familia y amigos. Hasta que le atraparon en Roma hace apenas un año. Entonces supimos que en medio de la injusticia, en ese exilio al que se vio forzado «por la puta cara» –según afirmaba en un mensaje grabado expresamente para las fiestas de mayo–, había reconstruido su vida, tenía pareja, un hijo y hacía «una vida totalmente normal», según detalló Carola cuando en primavera visitó Andoain.

Estoy convencido de que existen más “casos Karlos”, de que entre barrotes hay más vascos “de Guildford”. Pero hoy he venido aquí a hablar de mi libro y a mandar un caluroso abrazo hasta Italia. Ongi etorri, benvenuto!