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Añadiendo vagones al tren


El preso político vasco Iñaki Etxeberria Martin se encuentra en la cárcel de Salamanca a 440 km. de su domicilio familiar. Padece una Miopía Magna y varias enfermedades más en ambos ojos que le afectan a la vista y le están dejando prácticamente ciego. Lleva años sin las revisiones necesarias.

Josetxo Arizkuren Ruiz se encuentra en A Lama a 730 km. de su casa y padece una Cardiopatía Isquémica severa.

Gorka Fraile Iturralde está en Badajoz, a 750 km. de su domicilio. Ha sido operado de un cáncer de lengua al que tiene que seguir haciendo frente.

Iñaki, Josetxo y Gorka son tres presos navarros de los 10 presos políticos vascos que están gravemente enfermos y en prisión. Sufren una doble pena en sus cuerpos: una la de los muros y la lejanía, y otra, la de la enfermedad que padecen. Son tres personas que necesitan estar en casa con una atención médica digna y continua, al calor de sus familiares para poder llevar la enfermedad lo más dignamente posible y así poder mitigarla. Es un derecho que a todo ser humano le corresponde, y que viene recogido en el reglamento penitenciario español.

Sus enfermedades se agravan debido a las condiciones de la prisión, el estrés, la desatención médica, la mala comida, la poca higiene, los continuos ruidos, la tensión, las preocupaciones... Los propios médicos de las prisiones así lo reconocen, pero se siguen echando atrás cuando toca reflejarlo en los informes y se ciñen, única y exclusivamente, a enviar los resultados de los análisis o pruebas realizadas. Que el médico de la prisión te reconozca en una consulta que se puede agravar tu situación, que puede haber metástasis, etc. y luego no lo redacte en el informe, sobrepasa los límites éticos de la medicina y para el preso supone un doble castigo, y en el caso de algunos, la condena a muerte. El factor psicológico es primordial para hacer frente a las enfermedades. Saber que se están tomando decisiones sobre tu vida y tu salud no en base a criterios médicos y científicos sino primando el interés político, no ayuda nada a afrontar con entereza el reto que supone luchar contra una enfermedad grave.

Hace unos días una sonrisa se dibujaba en la cara de muchos familiares y amigas de presos políticos vascos y ciudadanas vascas. Fue un fin de semana cargado de actos en favor de nuestros familiares presos.

Por una parte cuatro alcaldes de diferentes ideologías se unían para suscribir un manifiesto a favor de la aplicación de los derechos humanos de las personas privadas de libertad gravemente enfermas y de las que hayan superado los 70 años de edad. Con este acto hemos conseguido añadir un vagón al tren.

También hace pocos días, el Gobierno navarro, desde la Comisión de Paz y Convivencia, enviaba cartas a tres cárceles para interesarse por la salud de los presos de Navarra, o con arraigo familiar en Navarra, dando así un paso adelante en favor del reconocimiento de los derechos humanos de las personas presas. El grupo de trabajo de Presos Enfermos de Sare Navarra veía también sus frutos. Por fin, hemos pasado de ser consideradas como ciudadanos de segunda, al menos, a ser recibidas y escuchadas. Con este acto hemos conseguido añadir otro vagón al tren.

Y ya para que la sonrisa nos durase algunos días más, un millar de expresos y expresas políticas vascas se unían para dar su apoyo a las decisiones tomadas por el Colectivo de Presos y Presas de cara a avanzar en la búsqueda de soluciones razonables y definitivas a las consecuencias del conflicto. Con este acto hemos conseguido añadir otro vagón al tren.

Estos pequeños pasos cargados de simbolismo, emociones y compromisos, unido al apoyo social y al trabajo de muchas personas, van posibilitando estos avances. Asimismo, reconocemos como positiva la actitud y el apoyo de las instituciones públicas que nos han transmitido su compromiso.

Pero todos estos avances no deben quedar en un mero símbolo. Se tienen que materializar, y necesitamos ver resultados, y además necesitamos verlos pronto porque a nuestros familiares se les están agravando las enfermedades en prisión. El reloj no se paraliza para las personas enfermas. Las enfermedades no entienden de tiempo ni de calendarios. Avanzan, y en muchos casos con resultados irreversibles. Por ello, paso a paso en el camino emprendido, necesitamos ir añadiendo más vagones al tren

Tú que nos lees tienes que convertirte en nuestro altavoz. Cuenta a tu vecina y vecino, a la compañera o al compañero de trabajo todo lo que está sucediendo. Todas y todos debemos implicarnos para que a Iñaki, Josetxo y Gorka se les reconozcan los derechos que, como presos, les corresponden. Tenemos que seguir añadiendo vagones, hacemos llamamiento a la manifestación del 17 de abril en Bilbo y el fin de semana del 14 y 15 de mayo nos reuniremos en cientos de plazas de Euskal Herria para seguir con la tarea.