19 AVR. 2016 KOLABORAZIOAK El entrañable Tonino José Luis Herrero y Antton Azkargorta Profesores despedidos de la Universidad No tenemos en este breve artículo espacio ni capacidad para glosar como se merece la figura polifacética de Antxon Mendizábal, Tonino, recientemente fallecido. Creemos que hay otras personas con mayor conocimiento sobre aspectos de su abigarrada e intensa vida que pueden dar cuenta mejor que nosotros de la altura humana e intelectual de esta entrañable persona y militante. Miembro de una generación excepcional de luchadores que ha protagonizado la vida política, social y cultural de Euskal Herria de los últimos 50 años y sin la cual no se puede comprender e interpretar la historia reciente de nuestro pueblo. Pretendemos aquí simplemente ofrecer unas pequeñas notas sobre algunos acontecimientos acaecidos en el curso 1993-94, para muchos tan lejano, en la UPV. Nos retrotraemos en el tiempo a ese periodo para aproximarnos un poco a la singular personalidad de Tonino, pues fue precisamente en ese curso donde pudimos apreciar la riqueza de los valores que atesoraba, su solidaridad y la energía de sus convicciones. Porque es en los instantes de conflicto cuando el ser humano muestra, para bien o para mal, la verdad de su ser, el sentido más profundo de su existencia, de su estar en el mundo. Recordemos escuetamente los hechos acontecidos. En marzo de 1992 un grupo de 9 profesores fuimos despedidos por negarnos a firmar el contrato administrativo que nos ofrecía la Universidad. Nos hicimos insumisos porque reclamamos un profesorado propio con contrato laboral. Después de un intenso proceso de lucha conseguimos un acuerdo con el rector Goiriena para nuestra readmisión, pero fue rechazado por la Junta de Gobierno. Al defender nuestra condición de profesores fuimos desterrados de la Universidad, detenidos por la Ertzainza, juzgados innumerables veces, agredidos por los guardas jurados y criminalizados por algunos medios de comunicación. Un clima de terror se instauró en la universidad. Los pocos profesores que salieron en nuestra defensa fueron castigados con el mismo destierro, expedientados o amenazados con expedientes. Algunos compañeros se negaban incluso a acercarse a nosotros por temor a las represalias. Vivimos momentos de soledad y en esas circunstancias la solidaridad recibida alcanzaba un valor incalculable. Tonino, persona apasionada y receptiva ante las situaciones de injusticia, no se pudo contener. En una junta de la facultad de periodismo donde se nos repudió y se aprobaron durísimas medidas punitivas contra nosotros, él se encaró con los mandos académicos reprobando su comportamiento. Lo mismo hizo en una asamblea del departamento de economía al que pertenecía. Vivió aquel curso de 1993-94 con enorme tensión, atrapado entre la rabia y la indignación que sentía y la impotencia por no poder ayudarnos más debido a la actitud negativa de su departamento, la indiferencia de unos, el miedo de otros y la hostilidad de no pocos. De todas formas y junto a Iñaki Zabaleta, otro de los héroes que se jugó el tipo por apoyarnos, intentaron organizar una resistencia ante las disposiciones que la UPV estaba tomando. Así, por ejemplo, redactaron un documento en que se atacaba en profundidad el régimen disciplinario aplicado por la Universidad, institución que según ellos no podía aplicar reglamentos disciplinarios similares a los utilizados en otras estructuras estatales como la policial o la militar. Solicitaban en cambio la creación de una Comisión de Acuerdo para resolver los problemas surgidos en la comunidad universitaria. Este documento fue aprobado por 75 firmas que en aquella situación nos pareció un auténtico ejército opositor. Tonino no se conformó con manifestar en alto su protesta y redactar documentos. Utilizó su habilidad con la pluma para escribir memorables artículos, principalmente en Egin, criticando ante la opinión pública a las autoridades universitarias y al funcionamiento de la Universidad. Artículos escritos con el corazón y la cabeza, mostrando en ellos un vivo deseo que se produjese un cambio en el sistema universitario. Entre esos escritos, que entre nosotros fueron recibidos como soplos de aire puro ante tanta inmundicia, destacaron dos: “La Universidad, cementerio de funcionarios” y “Fin de curso en la UPV”. En su día dijimos que este último debería pasar a los anales de la historia y ser esculpido en piedra para recuerdo de futuras generaciones. En ellos nuestro amigo mostraba plenamente su carácter, sus ideales, sus sentimientos más firmes: el rechazo visceral a las injusticias, el ansia de libertad, la necesidad de nuevos modelos de sociedad y Universidad, la importancia del activismo político y social para cambiar las cosas y el compromiso con las ideas y la verdad. Muchas gracias Tonino por tu ayuda y generosidad. Es en los instantes de conflicto cuando el ser humano muestra, para bien o para mal, la verdad de su ser, el sentido más profundo de su existencia, de su estar en el mundo