07 JUIL. 2016 «Historia del rock sinfónico», un viaje histórico por el género Christian Aguilera es el autor de «Historia del rock sinfónico», más de 350 páginas desde las cuales el autor analiza los antecedentes del singular género. Primero fija el terreno en el siglo XIX, fijándose, entre otros, en Claude Debussy, para avanzar en el tiempo hasta Nicolas Cage, Robert Moog... y comenzar el glosario de biografías con Emerson Lake & Palmer. Pablo CABEZA BILBO El rock sinfónico, en ocasiones conviviendo con el progresivo, es uno de los géneros más singulares de la música moderna popular. Tuvo en los setenta su década más espléndida, pero a pesar de modas y tendencias el rock sinfónico continúa como estilo y aportando nuevos nombres. Incluso en Euskal Herria, donde Zingira, de Oñati, tiene un espléndido disco titulado “Bidaia”, de orientación estrictamente sinfónica. Christian Aguilera, un barcelonés licenciado en Ciencias Biológicas y amante del cine, escribe “Historia del rock sinfónico” (Tbeditores). No vivió los setenta directamente, nació en 1967, pero sus recursos, teorías y profundización histórica sugieren una fuerte querencia posterior por el estilo, al margen de recursos variados y trabajo de investigación. El primer capítulo, Mitos y leyendas del rock sinfónico, Aguilera lo dedica al estudio de los antecedentes del rock sinfónico. Son treinta páginas teóricas, eruditas que pueden hacerse un poco indigestas, pero necesarias para conocer las raíces más profundas del género. El capítulo dos se lo dedica a Nice y Emerson Lake & Palmer, con quienes inicia el desfile de nombres claves. Cada biografía describe el trabajo en sí del grupo, sea Yes, Camel, Genesis o Marillion, pero la oportuna contextualización también sirve para describir el momento y su entorno. «Al proponerme escribir un libro en torno a la historia del rock sinfónico de facto comprendí que me encontraba ante un muro difícil de franquear. De hecho, las nuevas generaciones de jóvenes aficionados a la música les deben extrañar incluso la existencia de un fenómeno que iría declinando a medida que se aproximaba el cierre de la pasada centuria. Casi coincidiendo con el cambio de milenio, el «apagón» del rock sinfónico o, si se prefiere, progresivo, sería un hecho. En la «era digital» semejante corriente no parecía tener cabida y tan solo los nostálgicos de una época parecen seguir aferrándose a esa rama desnuda de hojas que forma parte del árbol de la música del siglo XX», explica Christian Aguilera. El autor recuerda cómo en los patios de los institutos o las academias se escuchaba a principios de los ochenta una gran variedad de estilos musicales. «Una riqueza musical que se ha ido diluyendo, al punto que la inmensa mayoría de los chicos que visitan aquellos mismos recreos hoy en día desconocen la existencia de estilos musicales que no demasiado tiempos atrás habían vivido su etapa de esplendor en el planeta Tierra». No, no es el nuevo siglo el ejemplo de pluralidad que a los aficionados a la música nos gustaría ver, y no solo por el rock sinfónico, un estilo apasionante y libre, sino por otros tantos recursos creativos que se van quedado en el camino. La uniformidad musical, lo evidente y explícito del momento aún otorga más valor a un estilo tan creativo como el rock sinfónico. «‘Historia del rock sinfónico’ persigue –indica Aguilera– ofrecer una visión de conjunto, explorar las conexiones entre las bandas en liza en la franja temporal que abarca desde mediados-finales de los sesenta hasta mediados los ochenta, donde se localizaría la primera glaciación de la era del rock sinfónico. La mayor parte de esos dinosaurios desaparecieron, pero una nueva generación trataría de retomar el testigo con unos resultados más bien a la baja a tenor de detectarse, al alcanzar el nuevo siglo, una segunda glaciación». Aguilera dedica el libro a esas generaciones que crecieron con el convencimiento de que la creatividad tiene su recompensa, en este caso, para la historia de la música contemporánea. CONEXIONESAl margen de las puntuales biografías sobre los nombres más importantes del rock sinfónico –se echa de menos una aportación, siquiera somera, sobre bandas y grupos underground–, el libro de Aguilera también aborda aspectos como el rock sinfónico en el cine.