11 SEPT. 2016 50 AñOS DE MISTERIO SOBRE DOS CADÁVERES HALLADOS EN ITUREN A finales de setiembre de 1966 fueron hallados en el cementerio de Ituren los restos de dos personas con los cráneos atravesados por una bala. Medio siglo después todavía no se conocen sus identidades ni hay explicación oficial sobre aquel extraño caso. Iñaki VIGOR Periodista Enrike Erregerena tenía diez años en setiembre de 1966. Era monaguillo de Ituren y le tocó ir al cementerio del pueblo para enterrar en el panteón familiar a Luisa Urroz, viuda de Iturbe. Fue entonces cuando descubrieron, junto al panteón, los restos de dos personas que estaban atadas con una cuerda y envueltos en una especie de tela. Nadie sabía quiénes eran, ni quién los había llevado hasta allí, ni por qué. El hecho fue muy comentado en toda la zona y dio lugar a diversas especulaciones, pero nadie ha dado respuesta documentada a esas preguntas. «Recuerdo que los cuerpos estaban muy descompuestos, que prácticamente solo quedaban los huesos, los esqueletos, por lo que dedujeron que llevaban allí mucho tiempo. También quedaban algunos jirones de prendas, y los cadáveres estaban uno contra el otro, uno mirando hacia el norte, hacia el Mendaur, y otro hacia el sur», comenta Enrike Erregerena, que a sus 60 años de edad todavía recuerda con bastante nitidez aquel extraño hallazgo y los comentarios que se hacían en Ituren y otros pueblos de la comarca de Malerreka. «La gente estaba muy extrañada, pero nadie daba explicaciones y comenzaron a correr los rumores. Unos decían que se trataba de una pareja de belgas, otros decían que eran portugueses que querían cruzar la frontera, otros hablaban de que podría tratarse de una mujer de un pueblo cercano... El cura de entonces, Vicente Hernandorena, se movió bastante para intentar aclarar aquello, pero luego le echaron el alto. Hubo ‘top secret’. Se paralizó todo y no salió nada a la luz», comenta Enrike Erregerena desde su casa de Ituren. De hecho, el párroco pidió permiso al arzobispado de Iruñea para enterrar los cadáveres siguiendo el ritual cristiano, pero agentes de la Brigada de Investigación Criminal (la temida BIC franquista) los trasladaron a Iruñea. El análisis forense determinó que eran los restos de un hombre de unos 45 años y de una mujer de unos 24, que habían muerto a tiros con balas del calibre 22 y que llevaban alrededor de once meses depositados en el cementerio de Ituren. Un par de semanas más tarde ‘‘Diario de Navarra’’ publicó que los muertos «podrían ser» Ben Barka y su secretaria, pero no aportaba ningún dato que lo acreditase. Tras la independencia de Marruecos, Mehdi Ben Barka había sido presidente del primer parlamento de ese país, más tarde lideró la oposición contra el reinado dictatorial de Hasán II y después desapareció. El mismo día en que ‘‘Diario de Navarra’’ publicó su hipótesis, agentes del Servicio de Información de la Guardia Civil se presentaron en el rotativo con «orden expresa» del jefe del Estado para que no volvieran a publicar «absolutamenta nada» sobre los dos cadáveres hallados en Ituren. El jefe del Estado era Francisco Franco y nadie osaba desacatar sus órdenes. A partir de aquel momento, los cadáveres desaparecieron y no se ha vuelto a saber nada sobre su paradero ni sobre el resultado definitivo de las autopsias. Organización del Ejército Secreto A pesar de que algunos medios siguen especulando con que el muerto fuese Ben Barka, esta hipótesis no cuenta con ninguna prueba que lo acredite, y ni siquiera existen indicios de ello. El político marroquí había sido secuestrado en 1965, por lo que la fecha podía coincidir con el análisis forense, pero el secuestro se había producido en París y no había ninguna razón para que su cuerpo fuese trasladado hasta el cementerio de Ituren. Además, tampoco se explicaría la presencia del cadáver de una mujer, ya que Ben Barka fue secuestrado solo. Respecto a la autoría del secuestro, la justicia francesa llegó a la conclusión de que había sido obra del general Mohamed Ufkir, ministro del Interior de Hasán II, y que este militar habría dirigido el rapto, tortura y ejecución del líder opositor al régimen absolutista marroquí. Una ejecución supuesta, ya que su cadáver no ha aparecido. Otra hipótesis, apuntada por el historiador Iñaki Egaña, es que la muerte de las dos personas aparecidas en el cementerio de Ituren fuese obra de la Organización del Ejército Secreto-Organisation de l`Armée Secrète (OAS). Esta organización de extrema derecha surgió en 1961 para combatir al Frente de Liberación Nacional de Argelia, país que entonces era una colonia francesa, y oponerse a la autodeterminación argelina, que había sido aceptada por el presidente Charles de Gaulle y la gran mayoría de la población del Estado francés. La OAS se nutrió de militares, agentes de policía y civiles, llegando a contar con más de un millar de hombres armados y unos 3.000 militantes. Se estima que ejecutaron a unas 2.200 personas, de las que el 85% profesaban el islam. Sus asesinatos tuvieron un gran eco mediático, pero sus secuestros pasaban prácticamente desapercibidos. El 5 de julio de 1962 Argelia consiguió su independencia y la OAS dejó de actuar allí. La mayoría de sus miembros se establecieron en el sur del Estado francés o se refugiaron en el Estado español. «Creo que a la pareja de Ituren la mataron los franceses y la enterraron los españoles», resume Egaña.