16 SEPT. 2016 KANPAINA La imagen de Juan José Ibarretxe entra en campaña Las alusiones de EH Bildu a las diferencias entre Ibarretxe y Urkullu no gustan al PNV, que aunque diga que son inútiles y torpes, no puede ocultar que son ciertas. Dernière mise à jour : 16 SEPT. 2016 - 06:37h Iñaki IRIONDO A Juan José Ibarretxe lo han metido en una campaña en la que ni es candidato ni siquiera telonero en un mitin (ahora quizá le llamen). En realidad, más que a Juan José Ibarretxe, han metido en campaña a la imagen que una parte del electorado abertzale tiene del exlehendakari. En el debate del martes en ETB1, la candidata de EH Bildu Maddalen Iriarte le dijo a Iñigo Urkullu que ella había apoyado a Ibarretxe cuando llevó la propuesta de Nuevo Estatuto con derecho a decidir al Congreso de los Diputados, y que había que prepararse para responder a portazos como los que él recibió. Al día siguiente fue Pello Urizar, quien, tras recordar que «Urkullu no es Ibarretxe», dijo que «los que nos ilusionamos con Ibarretxe tenemos nuestro espacio en EH Bildu». Bien saben en EA de la soledad con la que el lehendakari del tripartito vivió los últimos pasos de su propuesta de consulta en 2008. No han faltado otras alusiones similares de más candidatos independentistas. Como respuesta el PNV prefiere no hacer mucho ruido oficial, pero a través de «fuentes» manda recados públicos de que las intenciones de EH Bildu son torpes e ineficaces porque es verdad que Urkullu no es Ibarretxe, pero Ibarretxe sí es Urkullu en la medida en que es del PNV. Pocas dudas hay de que Ibarretxe fue, es y será del PNV, pero también es cierto que desde que Josu Jon Imaz sucedió a Xabier Arzalluz la relación entre el lehendakari y el EBB fue bastante tormentosa. De hecho, su intención de seguir con la consulta, que todavía no era más que un titular vacío de contenido, y los patentes desajustes de mensajes entre Sabin Etxea y Ajuria Enea llevaron en 2007 a Josu Jon Imaz a quitarse de en medio para dar paso a Iñigo Urkullu, líder del BBB que tampoco es que comulgara con las tesis de Ibarretxe pero que temía que de seguir Imaz al frente del partido el PNV acabara rompiéndose. Las discrepancias entre Ibarretxe e Imaz las expuso el presiente del EBB en público el 15 de julio de 2007 en un artículo publicado en varios periódicos con el título ‘‘No imponer, no impedir’’, en el que se manifestaba abiertamente en contra de seguir adelante con el proyecto de consulta que –cada cual tiene sus obsesiones– «puede ser el ‘plan B’ al que se acoja ETA». Ibarretxe no respondió, pero tampoco estuvo quieto. Por aquellos días Xabier Arzalluz declaró a “El País” que la mayoría del partido, como él mismo, estaban con el lehendakari y «en la medida en que Imaz no esté con Ibarretxe, pues yo no estaré con él». A mediados de agosto Ibarretxe convocó a los presidentes de las territoriales a una reunión para que el partido avalara con una ponencia la estrategia de la consulta. El 12 de setiembre se hizo público el borrador de esa ponencia que buscaba un acuerdo entre los dos sectores del partido, que en ese momento ya eran Iñigo Urkullu y Juan José Ibarretxe. Ese mismo día Josu Jon Imaz anunció que tiraba la toalla. A Urkullu nunca le han gustado acuerdos como los de Lizarra ni apuestas unilaterales como las del nuevo estatus de 2004 o la consulta de 2008. Y en una entrevista nunca desmentida publicada por la ya fallecida Maria Antonia Iglesias en su libro “Memoria de Euskadi”, el entonces presidente del EBB dejó para la posteridad declaraciones como que «mi relación con Ibarretxe la vivo con muchas dificultades. Hay muchos días en que tengo que hacer actos de fe para que sigamos unidos y tengamos una mínima cohesión para salir dignamente de esta situación de cara al futuro». Ibarretxe tragó saliva, puso buena cara al mal tiempo, siguió adelante y se presentó de nuevo a las elecciones en 2009. Nunca ha tenido una mala palabra en público contra el EBB, pero es innegable que la actual dirección camina por senderos que divergen de los posicionamientos del exlehendakari. Algunos de los actuales componentes de EH&punctSpace;Bildu acompañaron a Ibarretxe en aquellos años, bien desde el tripartito (EA y Alternatiba), bien desde el apoyo parlamentario (Aralar). También la izquierda abertzale dio los votos necesarios para que en su día se aprobara el Nuevo Estatuto, primero, y la Ley de Consulta, después. Pero en esta especie de reivindicación de los valores del exlehendakari, tampoco cabe olvidar cómo acabaron sus dos apuestas ilusionantes tras los portazos de Madrid. Hasta cuatro veces se había comprometido Juan José Ibarretxe ante el Parlamento de Gasteiz a que si el Congreso rechazaba el Nuevo Estatuto, «entonces solicitaré autorización a la Cámara, a esta Cámara, para la celebración de una consulta general en referéndum que ratifique el proyecto aprobado». Sin embargo, lo que hizo el lehendakari al día siguiente del portazo del Congreso fue convocar elecciones y con la izquierda abertzale ilegalizada. Aparcado el Nuevo Estatuto, en la siguiente legislatura la bandera de Juan José Ibarretxe fue la consulta. De nuevo la izquierda abertzale le dio el voto que necesitaba. Pero ya avisó el grupo Ezker Abertzalea cuando se especulaba con que no iban a aprobar la propuesta del lehendakari: «Será España la que impida la consulta y el PNV quien lo acepte». Así fue. El Gobierno de Zapatero recurrió y el Tribunal Constitucional prohibió. El 25 de octubre de 2008, en lugar de una consulta, hubo una movilización «festiva» que Ibarretxe aceptó sin protesta alguna. Y días después de que dijera que «el PSOE y el PP, utilizando al TC, nos han señalado los límites de la alambrada. El pueblo vasco no existe, no tiene derecho a decidir», el PNV salvó los Presupuestos de Zapatero. La atracción que Juan José Ibarretxe ejerce sobre muchos independentistas viene más por sus dichos que por sus hechos de Gobierno y, sobre todo, por las posiciones que está manteniendo desde que dejó Ajuria Enea. Siendo del PNV, en las charlas que ha dado con Gure Esku Dago y Sare, en su comparecencia ante la Ponencia de Autogobierno y en artículos de prensa, Ibarretxe se ha mostrado a favor del proceso catalán, echando de menos más compromiso desde Euskal Herria, que después los catalanes nos devolverían en un «procés similar, aunque propio». Ese Ibarretxe de hoy está más cerca de los planteamientos de EH Bildu que de los que mantienen el lehendakari y el EBB, pero a nadie le cabe la duda de que votará al PNV y a su cabeza de lista por Araba, Iñigo Urkullu.