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IKUSMIRA

La revolución de las «malas madres»


No sabía que existiera un «Club de las Malas Madres». Las he conocido estos días a través de artículos que he leído aquí y allá. Hablar en esos términos de la maternidad ya me parece un paso valiente en tiempos en los que los tabúes y los silencios en torno a este tema siguen siendo muchos, aunque no lo parezca. Tener hijos es algo que atañe y ata a las mujeres; que se vende como una experiencia idílica casi obligatoria para no ser una rara avis ajena a las convenciones sociales.

Dada mi inexperiencia en la materia, no me siento capaz de valorar la maternidad propiamente dicha. Aunque sí llego a comprender las sensaciones que se describen en este inusual círculo cuando exponen las vivencias de todas esas mujeres que en algún momento han visto en tela de juicio su comportamiento como madre. La carga moral de sentirse cuestionada por atreverse a hablar del lado desagradable de la maternidad o por no estar dispuestas a renunciar a sus aspiraciones profesionales por el hecho de tener hijos. Un peso difícil de rehuir cuando lo socialmente correcto y aceptado sigue siendo que seamos las mujeres las que nos encerremos en las cuatro paredes de casa para cuidar del hogar y quienes viven en él. La palabra conciliación ha entrado en nuestro diccionario, pero en la práctica no deja de ser una asignatura suspendida.

La pregunta es: ¿qué hay que cambiar para que las mujeres dejemos de estar a la sombra? Creo que la mayor revolución depende de nuestras mentes, que consciente o inconscientemente juzgan a todas esas «malas madres».