16 NOV. 2016 DE TRIFULCA DE BAR A «TERRORISMO» El auto acusa a los seis encarcelados de «crear clima de miedo» en Altsasu El auto de prisión de la jueza Lamela por los hechos de Altsasu alcanza niveles delirantes similares a aquel del magistrado Garzón sobre la «limpieza étnica» o al caso en que el logotipo de la OMS fue confundido con el de ETA. Se tergiversa todo, desde el incidente en sí a la voluntad de los detenidos o los objetivos de Ospa. Ramón SOLA IRUÑEA Cinco años después del fin de la lucha armada de ETA, el altercado de Altsasu ha dado pie a un auto de la Audiencia Nacional que recuerda a los de los tiempos más duros del conflicto por su distorsión absoluta de hechos y actitudes. Para ilustrarlo de entrada con un cuestión menor, en la quinta página se afirma que en la concentración posterior a la riña de la madrugada del 15 de octubre «los asistentes portaron el logo habitual de ETA (flecha sinuosa de dos puntas)». Ello retrotrae a otro momento no menos delirante en 2006, cuando a raíz de una denuncia de María San Gil (PP) la Audiencia Nacional investigó si la ilustración que aparecía en un cartel de Batasuna era el logotipo de ETA (hacha y serpiente) o el bastón de Esculapio, símbolo de la Organización Mundial de la Salud, que era lo correcto. Por su contenido global, en cualquier caso, el auto remite más a otro muy famoso: el firmado por Baltasar Garzón en 2002 para acusar a Batasuna de practicar la «limpieza étnica», incluyendo consideraciones tan peculiares como que los niños y niñas nacidas en el Hospital de Cruces no eran inscritos en Barakaldo sino en Bilbo para hacerlos así más «euskaldunes». La exposición de la juez Carmen Lamela contra los seis jóvenes encarcelados avanza por la misma senda. Así, acusa a Ospa, que define como movimiento y con el que liga a varios encarcelados, de «un doble objetivo: por una parte, influir ostensiblemente y de manera negativa en la calidad de vida de los miembros de la Guardia Civil, así como en la de sus vinculaciones y familiares, sintiéndose en todo momento objetivo de grupúsculos violentos con el gran condicionante que ello supone para su vida diaria, llegando a tener miedo o dificultades para realizar actividades tan cotidianas como realizar compras en comercios, poder disfrutar del tiempo libre en compañía de la pareja sentimental o apuntar a sus hijos a actividades; y de otra, crear un clima de miedo entre los ciudadanos, instándoles de manera indirecta a no entablar ningún vínculo afectivo o simplemente de amistad o cortesía con miembros de la Guardia Civil, en un intento de aislarles socialmente». Añade Lamela que «el incumplimiento de estos preceptos por parte de algún ciudadano le convierte automáticamente en afín al Cuerpo, y por tanto en cualquier momento tanto sus personas como sus bienes o incluso sus vinculaciones directas pueden pasar a convertirse en objetivo de dichos grupúsculos violentos». «Pisándole con gran destreza» La trifulca de Altsasu es descrita por la jueza en base únicamente al relato de una parte, e incluyendo algunos detalles redactados con más tinte de película que de realidad. Así, de Oihan Arnanz dice que «se ensañó» con el guardia civil «pisándole con gran profusión, utilizando gran destreza en sus movimientos». A Iñaki Abad le achaca ser «una de las personas que en el interior del bar formaba parte del grupo que les dirigió miradas despectivas y directas». La actitud posterior de los encarcelados también queda totalmente desfigurada en el auto. Pese a que la mayoría de ellos acudieron voluntariamente a declarar, la jueza apunta que, «ante la innegable gravedad» de los delitos achacados, «más intensa cabe presumir la tentación de la huida» y que «el riesgo se acentúa por la facilidad que tienen, por recursos y medios, para salir al extranjero». Se apuntan ya imputaciones de «terrorismo», «atentado», «lesiones» y «delito de odio», el inicialmente expuesto por el entonces ministro de Interior antes de que la Audiencia Nacional diera el salto. Siguiendo con la comparación inicial, la diferencia es que que si los autos de Garzón se basaban en el «todo es ETA», en este de Lamela «todo es terrorismo». Jóvenes activos y comprometidos con los colectivos sociales Los jóvenes detenidos este lunes no son miembros de un grupo organizado violento, tal como sostienen la Audiencia Nacional y algunos medios. Pero sí personas muy activas, que participan en colectivos sociales y han conocido de primera mano la presión policial a la que son sometidos los vecinos y vecinas de esta pequeña localidad navarra. Así lo explican a GARA y a NAIZ algunos allegados de los arrestados, que insisten en que los jóvenes forman un grupo heterogéneo. Proceden de distintas cuadrillas y son de distinas edades. El nexo de unión entre ellos es frecuentar el gaztetxe y promover y participar en actividades organizadas por los movimientos populares, encargados de animar las calles del pueblo durante las fiestas. Un hombre destaca la pasión de su hijo por el deporte. Es entrenador de pelota a mano y sus inquietudes políticas «son las normales». «Vivimos donde vivimos y tenemos nuestra identidad», señala, tras aclarar que Ospa Eguna es una jornada reivindicativa, no un movimiento, frente a un auto judicial plagado de inexactitudes. Recuerda que desde siempre estos jóvenes de Altsasu han soportado los controles de la Guardia Civil, desde niños han visto a uniformados armados en las calles y han presenciado cargas policiales. Estos días están siendo duros para los familiares, que ven cómo se ha impuesto la versión de los agentes. Pocos medios han recogido la de los encarcelados. Nadie se ha percatado, por ejemplo, de que uno de los arrestados salía de trabajar cuando fue «identificado».I.S.-A.A. Más protestas en víspera de las dos citaciones de hoy Tras los seis encarcelamientos de la noche del lunes hoy se tomará declaración en la Audiencia Nacional a dos jóvenes más que se presentaron por voluntad propia en Madrid. La juez Lamela decidió posponer el interrogatorio a la espera de una rueda de reconocimiento, algo paradójico dado que la propia magistrada apuntó ya los nombres de todas estas personas en un auto emitido la pasada semana para reclamar su competencia. Los diputados de EH Bildu, Marian Beitialarrangoitia y Oskar Matute, han anunciado que acudirán al tribunal especial para respaldar a los acusados. Mientras tanto, en Altsasu se repitió ayer tarde la asamblea informativa y movilización posterior para denunciar esta redada, tras una pancarta que exigía la libertad de estos seis vecinos. No fue el único sitio: en Oñati se reunieron 100 personas y en Lekunberri 15.GARA