19 DéC. 2016 Bobadas alpinas Reyes Kike DE PABLO Alpinista Entre las historias curiosas del mundo de la montaña está la del rey Leopoldo I de Bélgica, en 1934, al que se le encontró muerto al pie de las paredes de Marche Les Dames, al este del país. Según se cuenta, su cuerpo estaba enredado en una cuerda de escalada, y se supone que escalaba en solitario, algo relativamente habitual en este monarca, cuya historia montañera como miembro del Club Alpino Accademico Italiano, abarca grandes ascensiones en Dolomitas, Alpes de Bregaglia y en el Wilder Kaiser, algunas de ellas con su mujer, a veces con guía y otras desencordado. Según se dice, escaló en grado VI hasta la edad de 58 años y de sus escaladas hay diversos testimonios fotográficos. Inmediatamente empezaron las teorías conspirativas, achacando su muerte a la neutralidad de Bélgica en la Primera Guerra Mundial no dejando pasar las tropas alemanas hacia Francia lo que supuso la invasión del país. Hojas manchadas de sangre fueron recogidas como reliquias y en 2014 por medio de análisis de DNA se confirmó que la sangre era de Alberto I. Su nombre se repite en calles, centros públicos, etc., así como en un refugio del macizo del Mont Blanc. Su buena fama entre sus súbditos redime el sentido de culpa de un país a causa de su antecesor, el cruel Leopoldo II, propietario del Congo Free State, empresa colonial que supuso según los historiadores un genocidio estimado en 10 millones de personas.