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IKUSMIRA

El último descubrimiento


Gracias al último descubrimiento científico, a los 78 órganos que forman el cuerpo humano hay que añadirle uno más. No es que a nadie se le haya pasado su existencia. El mesenterio –así se llama– siempre ha estado ahí, alojado en la cavidad abdominal, rodeando como una malla de contención otros órganos vitales. Ocurre que no se le daba categoría real de órgano, que es precisamente el descubrimiento con el que un irlandés ha emocionado a colegas del planeta. Aclarada su categoría jerárquica, se abren posibilidades inmensas para investigar enfermedades en las que la medicina estaba estancada.

A mí me parece fascinante. Toda una lección. Al mesenterio le saludó Leonardo da Vinci a comienzos del siglo XV, pero se le ha ignorado como desdeñamos una percha o una pinza de tener la ropa. Meros accesorios. Y resulta que no. Que vale tanto como el páncreas, del que tampoco somos conscientes pero, por si acaso, le damos alguna importancia.

Cientos de años de condena al ninguneo han debido desarrollar un sexto sentido en este nuevo órgano. Así que no deberían dejar de investigar a fondo en él. Vista su historia, puede que ahí se aloje la razón de una de las peores obsesiones humanas: la de la contumacia de la insensatez, forma suave de denominar la estupidez. Ese sí sería un gran descubrimiento. 2017 trae en su bucle las mismas obsesiones políticas de 2016 y otros años ya remotos, como el empecinamiento de las autoridades en construir una incineradora. La insensatez perpetua, fuera de tiempo, lógica y responsabilidad, que no tardará tanto en demostrarse como ha necesitado el mesenterio. Quizá de la salud de una víscera dependa la del resto de la población.