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Rusia, Turquía e Irán pactan un acuerdo no negociado por Damasco ni rebeldes

Rusia, Turquía e Irán llegaron a un acuerdo para vigilar y consolidar el alto el fuego en Siria, pero ni la delegación del Gobierno sirio ni la de los grupos rebeldes presentes en las conversaciones de Astana la firmaron. Estos presentaron su propio documento.


Rusia, Turquía e Irán alcanzaron ayer un acuerdo para consolidar el alto el fuego en Siria en las negociaciones que se llevan a cabo en Astana, que, sin embargo, concluyeron sin avances sobre una solución al conflicto.

Los tres países que patrocinan las conversaciones van a poner en marcha un mecanismo para «vigilar y asegurar la completa aplicación del cese el fuego y evitar toda provocación en Siria», según la declaración final tras dos días de reuniones en la capital de Kazajistán.

El «grupo operacional» comenzará a trabajar en febrero en Astana, precisó el enviado especial ruso para siria, Alexandre Lavrentiev, quien estimó «globalmente positivo» el resultado de la negociación.

Sin embargo, la declaración final no fue firmada por las delegaciones sirias, ni la del Gobierno ni la de los grupos rebeldes, que se negaron a negociar cara a cara durante estos días.

El jefe de la delegación rebelde, Mohamad Alush, acusó el régimen sirio y a Irán de ser responsables de la ausencia de «progresos tangibles» en las conversaciones. Pero se felicitó por poder exponer directamente a los rusos el punto de vista de los grupos insurgentes armados, valorando así a Moscú como el verdadero interlocutor. Con todo, indicó que «hasta ahora no ha habido más que promesas. Esperamos que el papel de Rusia sea verdaderamente positivo».

La representación rebelde criticó especialmente la presencia iraní. «Irán está liderado en una serie de áreas de ofensivas militares y provocando el desplazamiento de miles de sirios y causando masacres. Este comunicado legitima su papel», dijo el delegado opositor a Reuters sobre el acuerdo trilateral.

Otro delegado confirmó que la oposición siria no apoya la declaración final y lamentó que Turquía ha estado débil en las negociaciones y no ha sido capaz de defender la posición de los rebeldes sirios.

«Aquellos que dicen estar descontentos por el papel negativo de uno u otro participante de los diálogos, ya sea Irán o cualquiera otro, solo buscan pescar en río revuelto», comentó el delegado de Damasco. A su vez, los insurgentes presentaron su propio documento sobre los mecanismos para reforzar el alto el fuego que debe ser examinado por los rusos y por la ONU.

Combates en Wadi Barada

El lunes, Alush insistió en la necesidad de parar las operaciones militares y de mejorar el acceso de la población civil a la ayuda humanitaria, principales objetivos de la delegación insurgente. Desde la entrada en vigor del cese el fuego, el pasado 30 de diciembre, los enfrentamientos armados han disminuido pero no han acabado totalmente. En Wadi Barada, zona clave para el abastecimiento de agua de Damasco, aún se combatía en la noche del domingo.

Los rebeldes insisten en reclamar el cese de hostilidades en esta región, asediada por el régimen. «La operación del Ejército sirio continuará allí mientras los terroristas continúen privando de agua» a lo siete millones de habitantes de la capital, respondió el principal negociador del régimen, Bashar Jaafari.

Con todo, Jaafari se felicitó por haber logrado «consolidar el alto el fuego por un periodo concreto, mostrando la vía a un diálogo entre sirios».