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EXPECTACIÓN, Y TAMBIÉN INCERTIDUMBRE, ANTE EL INICIO DE LA ERA CLARKSON

Este pasado jueves, John Clarkson entrenó por primera vez al Tudelano, club que está siendo el centro del interés mediático en las últimas semanas. La llegada del escocés, hombre de negocios metido a entrenador, ha despertado mucha expectación, pero también incertidumbre.


Aunque podría decirse que en el fútbol ya está todo visto, todavía hay cosas que no dejan de sorprender. Por ejemplo, que un club fiche a un técnico al que no le va a pagar por su trabajo. O que, rizando más el rizo, ese buen samaritano incluso llegue de la mano de patrocinadores que van a dejar una considerable cantidad de dinero en las arcas de dicha entidad. ¿Un chollo altruista? Está por ver. El Tudelano ha dado el atrevido paso de dejar su parcela deportiva en manos de un exitoso hombre de negocios al que su desahogo económico le permite darse el capricho de pagar –aunque sea de manera indirecta– por sentarse en un banquillo, algo que ya ha hecho en varios conjuntos del Estado español de categorías inferiores con diferente fortuna.

Benissa, Crevillente, Catarroja, Ontinyent –en dos etapas– y Avilés son su hasta ahora trayectoria como entrenador, en la que ha habido de todo. Desde quienes le consideran un mesías que con su abultada chequera ha conseguido salvar de la desaparición a algunos equipos, hasta los que le critican por haber dejado algunos otros clubes como un páramo, caso del Avilés, donde despidió a trabajadores con muchos años de antigüedad. «Es una apuesta arriesga- da –admite Jesús Miranda, presidente del Tudelano–, pero me animó a llevarla adelante el hecho de hablar con varios futbolistas que habían estado a sus órdenes».

Y también el hecho de que Clarkson traiga consigo a dos sponsors que esta campaña van a poner 50.000 euros y la próxima duplicarán esa cifra. El cuadro ribero tiene acumulada una deuda de años atrás que Miranda no supo cuantificar –sí especificó que se ha renegociado a 10 años–, pero que otras fuentes evalúan en torno a los 180.000 euros. A cambio, el compromiso de la junta directiva con el míster escocés es que se le retribuya cuando el equipo consiga el ascenso a Segunda A.

Un logro deportivo que haría historia en la capital de la Mejana, donde los aficionados aguardan, entre la curiosidad y la duda, el debut del nuevo inquilino en el banco blanquillo, que se producirá mañana en la localidad gallega de Boiro, si bien ha sido su segundo, Iñigo Valencia, quien se ha encargado a lo largo de la semana de preparar el encuentro. «En principio, la afición está sorprendida, pero está claro que habrá que darle un margen de confianza. Entendemos que en lo económico servirá para sanear la deuda, aunque en lo deportivo desconocemos qué va a suceder», asegura Javier Hernández, presidente de la peña Deblancoynegro.

«El tudelano no lo compra nadie»

Tildado como el «Piterman de los modestos», Clarkson se empeñó durante su presentación en negar que pagase por entrenar o que incluso estuviese interesado en adquirir el Tudelano, a diferencia de cómo ya hizo en su momento con el Ontinyent. «Eso es imposible –quiere dejar claro Miranda– porque esto es un club, no una sociedad anónima deportiva. Deseo lanzar un mensaje de tranquilidad a la afición, que debe ser consciente de que estamos como estamos», en clara alusión a la peliaguda situación financiera del club. Lo que no parece estar tan diáfano es qué ocurrirá si los resultados no acompañan que, al fin y a la postre, es lo que manda en el fútbol actual.

Del alcoholismo a trabajar con personas discapacitadas

En una reciente entrevista, John Clarkson, nacido en un pueblecito del interior de Escocia, recordaba su coqueteo con el alcoholismo en su más temprana juventud, coincidiendo con su etapa como futbolista de escasa calidad que tuvo que buscarse la vida en algunas ligas menores. Así, jugó en Sudáfrica e Israel, lugar este último en el que estuvo a punto de morir, donde terminó viviendo en una playa y durmiendo a la intemperie.

Un grupo cristiano de evangelistas le sacó de aquella marginalidad y le devolvió al «camino correcto». Se casó y comenzó a trabajar con discapacitados. Lo que se inició como una especie de terapia se transformó en su profesión, hasta disponer ahora mismo de una empresa que gestiona siete residencias geriátricas. Ese éxito en los negocios le permite ahora disfrutar de manera cercana de su pasión, el fútbol.N.M.