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Sobran las palabras


La horca conviene / a Amor por ilegible; / no estaría mal el garrote vil, / por apóstata, para Solidaridad; / la guillotina como el rayo, / debe fulminar a Fraternidad; / Libertad morirá lentamente y con dolor, / la tortura es su destino. / Fusilaré sin piedad a Civilización / por su barbarie». También Igualdad, Amistad, Esperanza, Fe, Dios, Felicidad son palabras mayúsculas que desfilan por este poema de la colombiana María Mercedes Carranza. Hastío, asco de las grandes palabras usadas por Tirios y Troyanos para los fines más arteros e inhumanos. “Sobran las palabras” dice en el título la poeta, que acaba este poema con una afilada puntilla: «Queda la palabra Yo. Para esa, / por triste, por su atroz soledad, / decreto la peor de las penas: / vivirá conmigo hasta / el fi»”. El final fue en Bogotá en 2003, con una sobredosis de pastillas tras una larga depresión. Escritora y periodista brillante, su hermano fue secuestrado por las FARC, y ella entonces batalló incansablemente a favor de la paz y de la liberación de los secuestrados. Hasta que no pudo más. “Tengo miedo” (1983) se titula el poemario al que pertenece este poema. A “Hola, Soledad” (1987) pertenece “La Patria”. «Esta casa de espesas paredes coloniales / hace varios siglos que se viene abajo. / Como si nada las personas van y vienen / por las habitaciones en ruina, / hacen el amor, bailan, escriben cartas. / A menudo silban balas o es tal vez el viento / que silba a través del techo desfondado. / En esta casa los vivos duermen con los muertos, / imitan sus costumbres, repiten sus gestos / y cuando cantan, cantan sus fracasos».