Raimundo Fitero
DE REOJO

Cambios

El tiempo está loco. ¿No será mejor decir: el ser humano está loco? Los bruscos cambios de temperatura y de climatología deben ser una constante desde aquellos tiempos de la cavernas, pero los mamíferos bípedos que habitaban la tierra en aquellas épocas buscaban soluciones simples, intentaban sacar conclusiones en los colmillos de los animales con los que se alimentaban y empezaron a refugiarse en lugares cada vez más aparentemente seguros hasta que un incendio, una tormenta o una ola de calor les hacía comprender su impericia.

Somos los mismos seres que los de las cavernas, pero con Wikipedia para volvernos menos deductivos y creer que en alguna parte de los billones de papiros,  folios o documentos colocados en la nube está la verdad, y no parece que entendamos bien lo que está sucediendo precisamente con nuestro habitat. En Alicante tuvieron hace cuatro días las temperaturas más altas jamás registradas en un invierno. Ayer unas inundaciones tremebundas, apoteósicas, que nos deparan imágenes impresionantes y otro dato histórico sobre los litros de agua caídos.

Pero los diarios, las televisiones y las radios hablaban de otras cosas: fútbol, política partidista, sentencias de tribunales superiores de justicia. Los cambios climáticos globales son vistos como una anécdota, como una circunstancia del desarrollo. Se nos ha anunciado que Repsol ha descubierto en Alaska una bolsa de petróleo que serviría para abastecer al reino de España durante cuatro años. Es decir, no se va a parar el consumo de combustibles sólidos. Los cambios serán bruscos, no porque cambiemos nuestros hábitos para protegernos de nosotros mismos.

El final será un gran espectáculo retransmitido televisivamente con publicidad multimillonaria y Amazon usará sus drones para repartirnos gasas y paracetamol a los supervivientes.