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Pelota

Una final que confirma la consistencia del último relevo generacional

La media de edad de este 2017, con 25,25 años, es casi cinco años menor que la media desde 2010.


Basta con echar un vistazo a las plantillas de Aspe y Asegarce para darse cuenta de que las dos grandes empresas han realizado, en un periodo muy corto de tiempo, una enorme reconversión de sus estructuras profesionales. Mirar a la final que ha quedado para el Parejas, la competición en la que más posibilidades tienen los pelotaris, confirma que ese cambio generacional del que tanto se viene hablando, ha llegado para quedarse y ser protagonista.

Con 32 años, Oinatz Bengoetxea viene a ser el representante de esa generación que ha dominado la mano profesional durante la última década y el único de los cuatro que sabe lo que es calarse la txapela del Parejas, campeonato cuyo palmarés acogerá a uno o dos nombres nuevos. Serán los de Mikel Larunbe (24) o Iker Irribarria (21) y Beñat Rezusta, de la misma quinta que el de Galdakao (24), el único que repite de la edición del año pasado, que no pudo concluirse por la lesión de Martínez de Irujo en un dedo.

Haciendo una especie de prototipo del finalista de 2017, nos daría una media de edad de 25,25 años, muy por debajo de lo que ha sido habitual en estos últimos años, sin ir más lejos, 4,75 años menor que la del año pasado. Retrocediendo hasta 2010, por poner una referencia, la media del finalista del Parejas sería de 29,96 sin contar la edición de este año, lo que ofrece una clara visión del rejuvenecimiento experimentado.

El contraste sería aún mayor si la compararíamos con la más «vieja» de esta época, que sería la de 2012, con los 32,25 que daría la combinación de Titín (43)-Merino II (22) / Xala (32)-Laskurain (32).

Pareja guipuzcoana

También es evidente el cambio que se está dando en la procedencia de los finalistas, donde los guipuzcoanos están tomando el papel dominador que durante muchos años venían ejerciendo los pelotaris de Nafarroa. De hecho, habría que volver de nuevo hasta 2012 para encontrar una final con menos presencia de navarros, ninguno.

Unanue-Errasti compusieron la última pareja guipuzcoana que se caló la txapela del Parejas, en 1998, algo que solo han conseguido otras tres combinaciones, Txikito Iraeta-Lazkano en 1945, los hermanos arrasatearras Arriaran en 1961 y Beristain-Tolosa en 1982.

La combinación de un pelotari vizcaino con un navarro ha dado otras tres txapelas, la más reciente el Olaizola II-Urrutikoetxea del año pasado, a los que sumar el Bengoetxea III-Gorostiza de 1979 y el Ariño IV-Maiz II del año 1981.

Se mantienen los precios

Lo que no cambian son los precios de las entradas, ya que Aspe y Asegarce dieron ayer a conocer que mantendrán los precios de las entradas del año pasado, que oscilarán entre los 140 y los 45 euros.

Las butacas de cancha se pagarán a 140 euros en los asientos más próximos al frontis, de los números 1 al 60, mientras que del 61 al 72 bajarán 40 euros. Dentro de las muchas posibilidades que ofrece el Bizkaia, el segundo piso lateral se pagará 80 euros, diez más que en el último piso. La cancha del rebote, tras el cristal, se cobrará 65, bajando 10 euros en el segundo piso y otros 10, hasta llegar a los 45 de las más accesibles, en el tercer piso del rebote. Las entradas se pondrán a la venta mañana por vía internet.